?Por qu¨¦ nos importa la Agenda Post-2015 de Desarrollo?
La relaci¨®n entre las elecciones y las negociaciones de todos los gobiernos del mundo en el marco de la ONU es muy estrecha
En Espa?a toda la ciudadan¨ªa est¨¢ al tanto de que el 2015 se aventura como a?o cargado de citas electorales, que se presentan con mayor inter¨¦s del habitual a causa del novedoso panorama electoral que adelantan las encuestas de intenci¨®n de voto. Probablemente, ser¨¢n muchos menos quienes est¨¦n al tanto de que en este mismo 2015 ha de establecerse un acuerdo mundial sobre la denominada Agenda Internacional de Desarrollo Post2015. Lo cierto es que la relaci¨®n entre nuestros procesos electorales y las negociaciones que todos los gobiernos del mundo celebran en el marco de las Naciones Unidas es mucho m¨¢s estrecha de lo que suele pensarse.
Muchas de las propuestas pol¨ªticas que nos llegar¨¢n en los distintos programas electorales dependen no s¨®lo de la voluntad de los gobiernos que sean finalmente electos, sino del margen pol¨ªtico que los acuerdos globales concedan a los pa¨ªses para realizar sus propuestas. Pensemos por ejemplo en que deseamos que el gobierno ampl¨ªe notablemente los ingresos fiscales por la v¨ªa del aumento de los impuestos a las mayores fortunas y a la especulaci¨®n de capital, as¨ª como refuerce la lucha contra el fraude y los movimientos il¨ªcitos de capital. ?No se argumenta que s¨®lo ser¨¢ posible si existiera un acuerdo sobre fiscalidad internacional y sobre control de los flujos de capital a escala global?
O pensemos que deseamos que el empleo abandone la tendencia a la precarizaci¨®n que viene profundiz¨¢ndose desde hace d¨¦cadas. Seguro que no s¨®lo deseamos que se cree empleo, mucho empleo en nuestro pa¨ªs, sino que dicho empleo sirva realmente como sustento de las familias y permita un acceso real a la satisfacci¨®n y disfrute de los derechos. Que sirva de sustento y sea compatible con la crianza de los hijos y con el cuidado de nuestros mayores. ?No ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil si existiera un tribunal internacional donde denunciar a las empresas que violan derechos laborales, o imponen pr¨¢cticas de semiesclavitud, como los salarios que no alcanzan para salir de la pobreza?
Los necesarios v¨ªnculos entre lo local y lo global
En nuestro pa¨ªs los programas electorales estar¨¢n llenos de propuestas y compromisos para revitalizar los denominados procesos de emancipaci¨®n juvenil, para facilitar el acceso de los j¨®venes a la vivienda y al empleo. No es dif¨ªcil imaginar que deseamos que existan programas de acceso a la vivienda, a precios asequibles y en condiciones dignas de habitabilidad. ?No ayudar¨ªa si existiera un acuerdo jur¨ªdico que permitiera a las administraciones garantizar el derecho a la vivienda como existen para garantizar los derechos mercantiles, la denominada seguridad jur¨ªdica para las inversiones?
Desde hace a?os la conciencia ecol¨®gica de la ciudadan¨ªa no ha parado de aumentar, y cada d¨ªa demandan ¨²tiles menos contaminantes, mecanismos que faciliten el reciclaje, y h¨¢bitos alimenticios m¨¢s saludables no s¨®lo para el organismo sino tambi¨¦n para nuestros ecosistemas. Los partidos pol¨ªticos lo saben y cada vez con m¨¢s frecuencia introducen propuestas ambientales en sus programas. Es f¨¢cil pensar que deseamos que los productos que llegan a nuestra mesa no est¨¦n condenando al planeta a la desertificaci¨®n, a la p¨¦rdida de biodiversidad, al agotamiento de los recursos naturales, o al incremento de la temperatura de la Tierra. ?No deber¨ªa exigirse un acuerdo global que premie a aquellos gobiernos que fomenten la producci¨®n ecol¨®gica, la comercializaci¨®n de proximidad y la reducci¨®n de emisiones nocivas, al tiempo que castigue a quienes insistan en el actual modelo de explotaci¨®n irracional?
Pensemos tambi¨¦n que deseamos que la mitad de la poblaci¨®n de nuestro pa¨ªs (o del planeta), las mujeres, disfrutan de los derechos que tienen como personas en igualdad de condiciones, que no cobran salarios inferiores ni tienen obst¨¢culos a causa de su condici¨®n femenina para ocupar puestos de responsabilidad, que no est¨¢n predestinadas ni condenadas a hacerse cargo de los cuidados en exclusividad. ?No ser¨ªa m¨¢s sencillo avanzar en materia de igualdad generando mecanismos globales que penalicen las discriminaciones y obliguen a instaurar pol¨ªticas concretas para cambiar siglos de patriarcado social, cultural y econ¨®mico?
M¨¢s all¨¢ de la solidaridad Norte-Sur
Podr¨ªamos poner muchos m¨¢s ejemplos, relacionados con alimentaci¨®n, nutrici¨®n, vacunaci¨®n y educaci¨®n de ni?os y ni?as, con el control de armamento, con la lucha contra la corrupci¨®n pol¨ªtica y la impunidad empresarial. Ejemplos relacionados con el pago de la deuda externa adquirida de forma ileg¨ªtima, con la generaci¨®n de suficiente espacio fiscal para garantizar inversiones en educaci¨®n, sanidad, protecci¨®n social, vivienda y atenci¨®n especial a poblaciones m¨¢s vulnerables. Ejemplos que hablan de alternativas econ¨®micas, de empresarios peque?os y medianos y aut¨®nomos, de su acceso al cr¨¦dito y a la comercializaci¨®n. Podr¨ªamos hablar de c¨®mo hacer m¨¢s rentable la actividad productiva que la especulativa, c¨®mo lograr que las rentas de capital tributen tanto o m¨¢s que las rentas del trabajo. Todas esas cuestiones de car¨¢cter pol¨ªtico no se agotan en la voluntad ni en la determinaci¨®n con que los gobiernos quieran acometerlas. Todas ellas tienen una dimensi¨®n global caracterizada por normas acordadas entre gobiernos y actores econ¨®micos, que configuran el actual compendio de normas internacionales que a todos nos importan porque a todos nos afectan. Normas que regulan y establecen las condiciones en las que pueden hacerse negocios y en las que no se pueden. La Agenda Internacional de Desarrollo no es una agenda de solidaridad Norte-Sur, al contrario, ser¨¢ un acuerdo global que afectar¨¢ para bien o para mal a las condiciones de vida del Planeta y todos sus habitantes.
No estamos diciendo que los gobiernos nacionales dependan completamente de esos acuerdos y normas globales. Tan s¨®lo que ¨¦stas tienen la capacidad de estrechar o ensanchar el margen de actuaci¨®n de aquellos. Por eso es tan importante que los gobiernos realicen sus promesas electorales incluyendo en ellas cu¨¢les ser¨¢n sus posturas en cada una de las cuestiones en la arena pol¨ªtica internacional. Por eso es necesario que el electorado examinemos y tengamos en cuenta cu¨¢les son las instituciones que cada partido considera como aliadas internacionales a la hora de explicar sus pol¨ªticas, y a la hora de establecer paralelismos y referencias con lo que sucede en otros pa¨ªses.
Decisiones electorales que van all¨¢ de nuestras fronteras
Pero hay otra dimensi¨®n a tener muy presente. Nuestros representantes leg¨ªtimos en las negociaciones internacionales son nuestros gobiernos y, como es razonable, cada gobierno negocia reproduciendo lo que considera como prioritario y accesorio en su labor de gobierno en el ¨¢mbito dom¨¦stico. De quien en el ¨¢mbito nacional recorta derechos sociales, reduce la progresividad impositiva, desprecia la importancia de la corrupci¨®n, estrecha por decreto las libertades civiles en materia de expresi¨®n y manifestaci¨®n, afronta la problem¨¢tica migratoria como un problema de orden p¨²blico y desmantela la pol¨ªtica de cooperaci¨®n para el desarrollo internacional, de quien entiende as¨ª su propia labor de gobierno ya sabemos qu¨¦ podemos esperar a la hora de representar(nos) en los debates y en las negociaciones internacionales. Los gobiernos que no dise?en e implementen sus pol¨ªticas desde un enfoque basado en los derechos de las personas, dif¨ªcilmente contribuir¨¢n a que la nueva Agenda Post-2015 constituya un acuerdo global con capacidad para hacer algo mejor la vida de todos, especialmente la de las personas m¨¢s vulnerables. Da igual que vivan en nuestro pa¨ªs o en Sierra Leona.
En 2015 hay elecciones y hay negociaciones. No olvidemos que ambas nos importan.
Pablo J. Mart¨ªnez Os¨¦s es el coordinador de la Plataforma 2015 y m¨¢s.
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