Vendedores de humo
Juan Carlos Monedero, y por extensi¨®n la c¨²pula de Podemos, aunque no necesariamente sus votantes, empiezan a caer en los defectos que, seg¨²n ellos, definen a ¡°la casta¡±. Empezando, por el incumplimiento de promesas (ya empiezan a decir que lo prometido en la campa?a de las europeas no es posible); continuando por su apego al dinero f¨¢cil y, en consecuencia, las dificultades para explicar su procedencia con el ¨²nico argumento de que todo es una guerra contra ellos. Si es as¨ª, ?por qu¨¦ no se defienden con la ¨²nica arma que les dar¨ªa validez, esto es: la transparencia demostrada con los documentos necesarios para ello y no con excusas que suenan a no poder afrontar una realidad que se les vuelve en su contra? No hacerlo les acerca peligrosamente a los vendedores de humo, a los pol¨ªticos en general. Empiezan a parecerse demasiado a la casta contra la que prometieron luchar y expulsar del cielo que iban a tomar al asalto.¡ª Rub¨¦n D¨ªez D¨ªez.?
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