Debemos parar a los matones de Putin
Estados Unidos tiene las armas; Alemania, el dinero; y Reino Unido dispone de un medio de comunicaci¨®n internacional. Los dictadores ganan a corto plazo pero, a la larga, la victoria es para las democracias
Vlad¨ªmir Putin es el Slobodan Milosevic de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica: igual de malvado, pero m¨¢s grande. Detr¨¢s de una cortina de mentiras, ha renovado su empe?o en crear un pseudoestado marioneta en el este de Ucrania. En el puerto de Mariupol, en el mar Negro, mueren inocentes. En la asediada Debaltseve, una mujer recoge agua de un charco enorme en la carretera. Los escombros de lo que era el aeropuerto de Donetsk evocan una escena propia de la atribulada Siria. En este conflicto armado han muerto ya alrededor de 5.000 personas, y m¨¢s de 500.000 han tenido que dejar sus hogares. Europa, preocupada por Grecia y la eurozona, est¨¢ dejando que se produzca otra Bosnia ante sus propias puertas. Despierta, Europa. Si nuestra historia nos ha ense?ado algo, es que debemos detener a Putin. Pero, ?c¨®mo?
Al final tendr¨¢ que haber una soluci¨®n negociada. La canciller alemana Angela Merkel y su ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, han hecho bien en tratar de lograrlo con la diplomacia, pero incluso ellos llegaron a mediados de enero a la conclusi¨®n de que no merec¨ªa la pena reunirse con Putin en Kazajist¨¢n. El s¨¢bado, en Minsk, fracas¨® otro intento de acordar un alto el fuego. La diplomacia volver¨¢ a tener su momento, pero no es este.
Debemos endurecer las sanciones econ¨®micas contra el r¨¦gimen de Putin, que, unidas a la ca¨ªda del precio del petr¨®leo, est¨¢n teniendo ya importantes repercusiones en la econom¨ªa rusa. A pesar de un peque?o titubeo del nuevo Gobierno griego, la semana pasada, la UE mantuvo su unidad y aprob¨® ampliar las sanciones. ?Es posible que refuercen la mentalidad de asedio en Rusia? S¨ª, pero ya se encarga el r¨¦gimen de Putin de alimentarla con su propia propaganda nacionalista y antioccidental. Si no existiera la amenaza, la televisi¨®n rusa la inventar¨ªa.
Como Milosevic, Putin est¨¢ dispuesto a utilizar todos los instrumentos a su disposici¨®n. En su guerra contra Occidente ha recurrido a la pesada m¨¢quina militar, al chantaje del suministro energ¨¦tico, al ciberataque, a la propaganda en medios sofisticados y bien dotados, a las operaciones encubiertas, a los agentes capaces de influir en las capitales de la UE; e incluso unos bombarderos rusos asomaron el morro en el canal de la Mancha con los transpondedores apagados y el consiguiente peligro para los vuelos comerciales entre Francia y Reino Unido.
Solo ser¨¢ posible negociar un acuerdo cuando Ucrania logre detener el ataque ruso
Existe un dicho polaco que puede traducirse m¨¢s o menos as¨ª: ¡°Mientras jugamos al ajedrez con ellos, ellos juegan a darnos patadas en el culo¡± (el dupniak es un juego polaco en el que hay que identificar qui¨¦n te ha dado una patada por detr¨¢s). Ese es el problema del Occidente democr¨¢tico en general y la UE, lenta y multinacional, en particular. Se pudo comprobar recientemente en el absurdo documento estrat¨¦gico sobre Rusia elaborado para Federica Mogherini, la nueva Alta Representante de pol¨ªtica exterior de la Uni¨®n.
A largo plazo, perder¨¢ Putin, y quienes m¨¢s sufrir¨¢n por culpa de su locura ser¨¢n los rusos, incluidos los de Crimea y el este de Ucrania. Pero el largo plazo puede ser muy largo para los dictadores habilidosos y despiadados que gobiernan pa¨ªses grandes, ricos en recursos, armados y con heridas psicol¨®gicas. Antes de que caiga, correr¨¢ m¨¢s sangre y m¨¢s llanto por el r¨ªo Donets.
El reto, pues, es acortar ese periodo y detener el caos. Para ello, Ucrania necesita armas defensivas modernas frente a las ofensivas de Rusia. El Congreso estadounidense, a propuesta de John McCain, ha aprobado una Ley de Apoyo a la libertad de Ucrania que asigna fondos para el suministro de material militar. Ahora, el presidente Obama debe decidir el calendario y la composici¨®n de dichos suministros. Un nuevo informe de un grupo formado por Ivo Daalder, exembajador de Estados Unidos ante la OTAN, y Strobe Talbott, el veterano experto en Rusia, enumera el tipo de material necesario: ¡°radares antibater¨ªas para localizar los misiles de largo alcance, veh¨ªculos a¨¦reos no tripulados (drones), instrumentos electr¨®nicos contra los drones enemigos, medios seguros de comunicaci¨®n, Humvees blindados y material m¨¦dico¡±.
Solo cuando Ucrania logre detener el ataque militar ruso ser¨¢ posible negociar un acuerdo. A veces hacen falta armas para parar las armas. ?El suministro de material militar contribuir¨¢ a la paranoia rusa? S¨ª, pero ya lo hace Putin independientemente de la realidad. Hace poco dijo a unos estudiantes de San Petersburgo que el ej¨¦rcito ucraniano ¡°no es un ej¨¦rcito, es una legi¨®n extranjera, en concreto de la OTAN¡±.
El congresista McCain y Angela Merkel forman una convincente pareja de ¡®poli bueno, poli malo¡¯
La UE nunca alcanzar¨¢ la unanimidad sobre el abastecimiento militar. Si se hace, tendr¨¢ que ser pa¨ªs por pa¨ªs. Aunque es posible que eso suscite la vieja pulla de que ¡°Estados Unidos cocina y Europa friega¡±, es razonable que los norteamericanos proporcionen la mayor parte del material militar pesado. Estados Unidos tiene los mejores equipos, seguramente puede controlarlos mejor que nadie y es menos vulnerable a las presiones bilaterales relacionadas con la econom¨ªa y el suministro energ¨¦tico. Los pa¨ªses europeos y Canad¨¢ pueden cubrir otras necesidades de seguridad, como veh¨ªculos blindados para los observadores y apoyo a la polic¨ªa (algo que los europeos hicieron muy bien en la antigua Yugoslavia).
As¨ª, el reparto de la carga ser¨ªa justo. Las econom¨ªas europeas son las que m¨¢s sufren las sanciones, porque tienen m¨¢s transacciones comerciales e inversiones en Rusia; proporcionar¨¢n gran parte de la ayuda econ¨®mica que necesita Ucrania para sobrevivir; y est¨¢n llevando el peso de la diplomacia. McCain y Merkel forman una estupenda pareja de poli bueno, poli malo.
Hay otro aspecto en el que Europa en general, y Reino Unido en particular, pueden hacer m¨¢s. Los medios de comunicaci¨®n suelen considerarse poder blando, pero para Putin son tan importantes como sus tanques T-80. Ha invertido mucho en ellos. Ha usado la televisi¨®n para imponer entre la poblaci¨®n de habla rusa en Rusia, el este de Ucrania y los Estados b¨¢lticos, su relato de una Rusia socialmente conservadora, orgullosa y marcial, amenazada por los fascistas en Kiev, una OTAN expansionista y una UE decadente. El a?o pasado, un especialista en Rusia que conozco estaba sentado en un yacusi de Mosc¨², desnudo y a gusto, con un amigo suyo ruso, culto y educado, cuando este, despu¨¦s de varios vodkas, como acostumbran los rusos, le pregunt¨® en tono confidencial: ¡°Dime, de verdad, ?por qu¨¦ apoy¨¢is a los fascistas de Kiev?¡±
Debemos contrarrestar esta h¨¢bil propaganda, no con mentiras, sino con informaciones fiables y una variedad escrupulosa de opiniones distintas. Y nadie puede hacerlo mejor que la BBC. Puede que Estados Unidos tenga los mejores drones del mundo, y Alemania, la mejor maquinaria, pero Reino Unido tiene la mejor radio internacional. Una radio muy solicitada: el servicio en ruso de la BBC por Internet, pese a haberse reducido, sigue contando con una audiencia de casi siete millones; durante la crisis, la audiencia de lengua ucrania se triplic¨®, hasta m¨¢s de 600.000. En su excelente informe sobre el futuro de la informaci¨®n, James Harding, responsable de BBC News, se compromete firmemente a expandir el servicio mundial. Aumentar de inmediato su oferta en ruso y ucranio ser¨ªa una buena manera de que la BBC demostrara que habla en serio. El Gobierno brit¨¢nico tambi¨¦n podr¨ªa aportar alg¨²n dinero, sin poner en peligro la independencia de la BBC. Si alguna vez ha habido pueblos necesitados de informaciones veraces e imparciales, son los rusos y los ucranios en estos momentos.
Ninguna de estas cosas va a parar a Putin de golpe, pero, combinadas, acabar¨¢n dando fruto. Los dictadores ganan a corto plazo, pero, a la larga, ganan las democracias.
Timothy Garton Ash es catedr¨¢tico de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, donde dirige en la actualidad el proyecto freespeechdebate.com, e investigador titular de la Hoover Institution en la Universidad de Stanford. Su ¨²ltimo libro es Los hechos son subversivos: escritos pol¨ªticos de una d¨¦cada sin nombre.
@fromTGA.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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