M¨¢s que una muerte
Cristina Fern¨¢ndez debe asumir la importancia del ¡®caso Nisman¡¯ y ayudar a aclararlo
La presidenta argentina, Cristina Fern¨¢ndez, debe entender que el esc¨¢ndalo originado en torno a la muerte del fiscal Alberto Nisman ¡ªque acusaba al Gobierno de encubrir la responsabilidad de Ir¨¢n en el atentado antisemita contra la AMIA en 1994¡ª no es un evento m¨¢s en la pol¨ªtica interna argentina: tiene gran profundidad y cada vez m¨¢s derivadas internacionales. Y es urgente que la Administraci¨®n que ella dirige muestre una l¨ªnea clara para arrojar luz tanto sobre el caso Nisman como sobre la peor acci¨®n terrorista en suelo argentino, registrada hace ya 20 a?os.
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No ayuda en nada a crear un clima de serenidad el que, pocos d¨ªas despu¨¦s de que Fern¨¢ndez se desdijera de la teor¨ªa del suicidio, denunciara una conspiraci¨®n contra ella y disolviera los servicios secretos, su jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, rompa con rabia en p¨²blico las p¨¢ginas del diario Clar¨ªn y le acuse de mentir por informar de que el fiscal fallecido iba a pedir al Congreso argentino la detenci¨®n de Fern¨¢ndez y varios de sus m¨¢s pr¨®ximos colaboradores. Sobre todo cuando, apenas horas despu¨¦s, aparece un borrador elaborado por el fiscal que confirma la versi¨®n del peri¨®dico argentino.
Ni tampoco ayuda el que la propia presidenta se enzarce en una absurda, est¨¦ril e inexplicable batalla en las redes sociales con una actriz, Mia Farrow, y una extenista, Martina Navratilova, sobre la autor¨ªa de la muerte.
Fern¨¢ndez tiene que ser consciente de que el problema no estriba en un intercambio de opiniones v¨ªa Twitter sino en un hecho grav¨ªsimo ¡ªNisman apareci¨® muerto en su casa, horas antes de acudir al Congreso, con un disparo en la cabeza, en un ¨¢ngulo que pr¨¢cticamente descarta el suicidio y sin rastros de p¨®lvora en las manos¡ª que arroja grandes sombras en cuanto a la relaci¨®n de su Gobierno con Ir¨¢n.
La relevancia de la muerte de Nisman ya ha trascendido las fronteras argentinas. El Congreso de Estados Unidos ha tratado en un comit¨¦ el asunto y el periodista que primero inform¨® del hecho se ha refugiado en Israel. Los llamamientos oficialistas a la soberan¨ªa nacional pueden ser fundamentados, pero deben ir acompa?ados de una actitud incuestionable al lado de las v¨ªctimas que son Nisman y las 85 personas que murieron en la AMIA.
La sociedad argentina sigue, con toda la raz¨®n, convulsionada por la muerte y sus implicaciones. El caso Nisman es mucho m¨¢s que un esc¨¢ndalo.
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