El harakiri
Los caballeros japoneses ya no se suicidan, pero el ritual de la inmolaci¨®n se mantiene intacto y ahora es colectivo. Lo han practicado pa¨ªses como Argentina y Venezuela, y ahora le toca a Grecia
El harakiri es una noble tradici¨®n japonesa en la que militares, pol¨ªticos, empresarios y a veces escritores (como Yukio Mishima), avergonzados por fracasos o acciones que, cre¨ªan, los deshonraban, se despanzurraban en una ceremonia sangrienta. En estos tiempos, en que la idea del honor se ha devaluado a m¨ªnimos, los caballeros nipones ya no se suicidan. Pero el ritual de la inmolaci¨®n se mantiene en el mundo y es ahora colectivo: lo practican los pa¨ªses que, presa de un desvar¨ªo pasajero o prolongado, deciden empobrecerse, barbarizarse, corromperse, o todas esas cosas a la vez.
Am¨¦rica Latina abunda en semejantes ejemplos tr¨¢gicos. El m¨¢s notable es el de Argentina, que hace tres cuartos de siglo era un pa¨ªs del primer mundo, pr¨®spero, culto, abierto, con un sistema educativo mod¨¦lico y que, de pronto, presa de la fiebre peronista, decidi¨® retroceder y arruinarse, una larga agon¨ªa que, apoyada por sucesivos golpes militares y una heroica perseverancia en el error de sus electores, contin¨²a todav¨ªa. Esperemos que alg¨²n d¨ªa los dioses o el azar devuelvan la sensatez y la lucidez a la tierra de Sarmiento y de Borges.
Otro caso emblem¨¢tico del harakiri pol¨ªtico es el de Venezuela. Ten¨ªa una democracia imperfecta, cierto, pero real, con prensa libre, elecciones genuinas, partidos pol¨ªticos diversos, y, mal que mal, el pa¨ªs progresaba. Abundaban la corrupci¨®n y el despilfarro, por desgracia, y esto llev¨® a una mayor¨ªa de venezolanos a descreer de la democracia y confiar su suerte a un caudillo mesi¨¢nico: el comandante Hugo Ch¨¢vez. Hasta en ocho oportunidades tuvieron la posibilidad de enmendar su error y no lo hicieron, votando una y otra vez por un r¨¦gimen que los llevaba al precipicio. Hoy pagan cara su ceguera. La dictadura es una realidad asfixiante, ha clausurado estaciones de televisi¨®n, radios y peri¨®dicos, llenado las c¨¢rceles de disidentes, multiplicado la corrupci¨®n a extremos vertiginosos ¡ªuno de los principales dirigentes militares del r¨¦gimen dirige el narcotr¨¢fico, la ¨²nica industria que florece en un pa¨ªs donde la econom¨ªa se ha desfondado y la pobreza triplicado¡ª y donde las instituciones, desde los jueces hasta el Consejo Nacional Electoral, son sirvientes del poder. Aunque hay una significativa mayor¨ªa de venezolanos que quiere volver a la libertad, no ser¨¢ f¨¢cil: el Gobierno de Maduro ha demostrado que, aunque inepto para todo lo dem¨¢s, a la hora de fraguar elecciones y de encarcelar, torturar y asesinar opositores no le tiembla la mano.
Syriza propone el milagro de curar a un enfermo terminal haci¨¦ndole correr maratones
El harakiri no es una especialidad tercermundista, tambi¨¦n la civilizada Europa lo practica, de tanto en tanto. Hitler y Mussolini llegaron al poder por v¨ªas legales y buen n¨²mero de pa¨ªses centroeuropeos se echaron en brazos de Stalin sin mayores remilgos. El caso m¨¢s reciente parece ser el de Grecia, que, en elecciones libres, acaba de llevar al poder ¡ªcon el 36% de los votos¡ª a Syriza, un partido demag¨®gico y populista de extrema izquierda que se ha aliado para gobernar con una peque?a organizaci¨®n de derecha ultranacionalista y antieuropea. Syriza prometi¨® a los griegos una revoluci¨®n y el para¨ªso. En el catastr¨®fico estado en el que se encuentra el pa¨ªs que fue cuna de la democracia y de la cultura occidental tal vez sea comprensible esta catarsis sombr¨ªa del electorado griego. Pero, en vez de superar las plagas que los asolan, estas podr¨ªan recrudecer ahora si el nuevo Gobierno se empe?a en poner en pr¨¢ctica lo que ofreci¨® a sus electores.
Aquellas plagas son una deuda p¨²blica vertiginosa de 317.000 millones de euros con la Uni¨®n Europea y el sistema financiero internacional que rescataron a Grecia de la quiebra y que equivale al 175% del producto interior bruto. Desde el inicio de la crisis el PIB de Grecia ha ca¨ªdo un 25% y la tasa de desempleo ha llegado casi al 26%. Esto significa el colapso de los servicios p¨²blicos, una ca¨ªda atroz de los niveles de vida y un crecimiento canceroso de la pobreza. Si uno escucha a los dirigentes de Syriza y a su inspirado l¨ªder ¡ªel nuevo primer ministro Alexis Tsipras¡ª esta situaci¨®n no se debe a la ineptitud y a la corrupci¨®n desenfrenada de los Gobiernos griegos a lo largo de varias d¨¦cadas, que, con irresponsabilidad delirante, llegaron a presentar balances e informes econ¨®micos fraguados a la Uni¨®n Europea para disimular sus entuertos, sino a las medidas de austeridad impuestas por los organismos internacionales y Europa a Grecia para rescatarla de la indefensi¨®n a que las malas pol¨ªticas la hab¨ªan conducido.
Syriza propon¨ªa acabar con la austeridad y con las privatizaciones, renegociar el pago de la deuda a condici¨®n de que hubiera una ¡°quita¡± (o condonaci¨®n) importante de ella, y reactivar la econom¨ªa, el empleo y los servicios con inversiones p¨²blicas sostenidas. Un milagro equivalente al de curar a un enfermo terminal haci¨¦ndole correr maratones. De este modo, el pueblo griego recuperar¨ªa una ¡°soberan¨ªa¡± que, al parecer, Europa en general, la troika y el Gobierno de la se?ora Merkel en particular, le habr¨ªan arrebatado.
Alemania debi¨® resucitar a un cad¨¢ver ¡ªla Alemania comunista¡ª a costa de grandes esfuerzos
Lo mejor que podr¨ªa pasar es que estas bravatas de la campa?a electoral fueran archivadas ahora que Syriza ya tiene responsabilidades de gobierno y, como hizo Fran?ois Hollande en Francia, reconozca que prometi¨® cosas mentirosas e imposibles y rectifique su programa con esp¨ªritu pragm¨¢tico, lo cual, sin duda, provocar¨¢ una decepci¨®n terrible entre sus ingenuos electores. Si no lo hace, Grecia se enfrenta a la bancarrota, a salir del Euro y de la Uni¨®n Europea y a hundirse en el subdesarrollo. Hay s¨ªntomas contradictorios y no est¨¢ claro a¨²n si el nuevo Gobierno griego dar¨¢ marcha atr¨¢s. Acaba de proponer, en vez de la condonaci¨®n, una f¨®rmula picaresca y tramposa, consistente en convertir su deuda en dos clases de bonos, unos reales, que se ir¨ªan pagando a medida que creciera su econom¨ªa, y otros fantasmas, que se ir¨ªan renovando a lo largo de la eternidad. Francia e Italia, v¨ªctimas tambi¨¦n de graves problemas econ¨®micos, han manifestado no ver con malos ojos semejante propuesta. Ella no prosperar¨¢, sin duda, porque no todos los pa¨ªses europeos han perdido todav¨ªa el sentido de la realidad.
En primer lugar, y con mucha raz¨®n, varios miembros de la Uni¨®n Europea, adem¨¢s de Alemania, han recordado a Grecia que no aceptan ¡°quitas¡±, ni expl¨ªcitas ni disimuladas, y que los pa¨ªses deben cumplir sus compromisos. Quienes han sido m¨¢s severos al respecto han sido Portugal, Espa?a e Irlanda, que, despu¨¦s de grandes sacrificios, est¨¢n saliendo de la crisis luego de cumplir escrupulosamente con sus obligaciones. Grecia debe a Espa?a 26.000 millones de euros. La recuperaci¨®n espa?ola ha costado sangre, sudor y l¨¢grimas. ?Por qu¨¦ tendr¨ªan los espa?oles que pagar de sus bolsillos las malas pol¨ªticas de los Gobiernos griegos, adem¨¢s de estar pagando ya por las de los suyos?
Alemania no es la culpable de que buen n¨²mero de pa¨ªses de la Europa comunitaria tengan su econom¨ªa hecha una ruina. Alemania ha tenido Gobiernos prudentes y competentes, austeros y honrados y, por eso, mientras otros pa¨ªses se desbarataban, ella crec¨ªa y se fortalec¨ªa. Y no hay que olvidar que Alemania debi¨® absorber y resucitar a un cad¨¢ver ¡ªla Alemania comunista¡ª a costa, tambi¨¦n, de formidables esfuerzos, sin quejarse, ni pedir ayuda a nadie, s¨®lo mediante el empe?o y estoicismo de sus ciudadanos. Por otra parte, el Gobierno alem¨¢n de la se?ora Merkel es un europe¨ªsta decidido y la mejor prueba de ello es la manera generosa y constante en que apoya, con sus recursos y sus iniciativas, la construcci¨®n europea. S¨®lo la proliferaci¨®n de los estereotipos y mitos ideol¨®gicos explica ese fen¨®meno de transferencia freudiana que lleva a Grecia (no es el ¨²nico) a culpar al m¨¢s eficiente pa¨ªs de la Uni¨®n Europea de los desastres que provocaron los pol¨ªticos a los que durante tantos a?os el pueblo griego envi¨® al Gobierno con sus votos y que lo han dejado en la pavorosa condici¨®n en que se encuentra.
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? Mario Vargas Llosa, 2015.
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