Hospital General Zuckerberg
El matrimonio dona 75 millones de d¨®lares al centro medico en el que trabaj¨® Priscilla, la esposa del fundador de Facebook
El hospital central de San Francisco, el m¨¢s antiguo y conocido de la ciudad, llevar¨¢ el apellido de Mark Zuckerberg aunque este nunca ha pasado por ¨¦l, al menos como paciente. Una donaci¨®n del fundador de Facebook y su esposa, Priscilla, de 75 millones de d¨®lares (66,5 millones de euros), la donaci¨®n m¨¢s alta de la historia del centro, lo ha hecho posible. Al centro -situado en el barrio latino, Mission, donde los franciscanos comenzaron los asentamientos a mediados del siglo XVIII-, se le conoce como el Central, sin m¨¢s. Es donde se trata tanto a turistas sin seguro, como a los trabajadores m¨¢s modestos de la ciudad con un seguro para familias de bajos ingresos, o cualquiera que lo necesitase y no tenga dinero para pagar el tratamiento.
La elecci¨®n de este centro no es casual. Es el lugar donde la esposa de Zuckerberg hizo sus pr¨¢cticas como m¨¦dico pediatra. ¡°Priscilla y yo creemos que todo el mundo merece acceso a sanidad de calidad. El Hospital General cubre a cualquiera que vive, trabaja o visita San Francisco. No creemos que haya una f¨®rmula mejor para nuestra filantrop¨ªa que este centro¡±, explic¨® el millonario en su perfil de la red social.?Priscilla Chan no oculta su implicaci¨®n: ¡°Gracias a mis pr¨¢cticas, conozco de primera mano los tratamientos con implicaciones vitales, muchas veces emergencias, que resuelve el hospital a cualquiera que pase por San Francisco. Estamos orgullosos de apoyar un centro p¨²blico tan importante¡±. Desde 1994 el hospital se gestiona como una fundaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro.
Lo generoso de la cifra y la relaci¨®n personal de la pareja con el centro han parecido suficiente motivo a su direcci¨®n para iniciar los tr¨¢mites de cambio de nombre de manera oficial. El General, como se conoce popularmente, pasar¨¢ a ser el Zuckerberg cuando abra sus puertas con aspecto renovado y equipamiento pagado de su bolsillo antes de final de a?o. La nueva versi¨®n del centro contar¨¢ con nueve plantas, 283 camas, una sala de cuidados intensivos que dobla la capacidad de la actual, dos salas para accidentes y tres quir¨®fanos. En total, el presupuesto que saldr¨¢ de las arcas p¨²blicas supera los 800 millones. Adem¨¢s, la cifra de los c¨¦lebres benefactores se emplear¨¢ para comprar equipamiento de ¨²ltima generaci¨®n y acondicionar la zona de pacientes ambulatorios.
Zuckerberg trata de acallar as¨ª las cr¨ªticas que le muestran como un tipo avaro con su fortuna y poco dado a la filantrop¨ªa. En octubre el inventor de Facebook ya aport¨® 25 millones a la lucha contra el ¨¦bola. En mayo de 2014, puso 120 millones para las escuelas de la zona. Aunque a pesar de su generosidad, al compararle con generaciones previas de millonarios tecnol¨®gicos deja claro que tendr¨¢ que esmerarse. El m¨¢ximo exponente tecnol¨®gico en proyectos de este tipo sigue siendo Bill Gates a trav¨¦s de su fundaci¨®n. Gordon Moore, fundador de Intel, cuya fortuna supera los 5.000 millones de d¨®lares, hizo una aportaci¨®n de 3.000 millones de d¨®lares a su Fundaci¨®n en 2001. Leonard Bosack y Sandy Lerner, fundadores de la empresa de telecomunicaciones Cisco, dieron el 70% de su fortuna (170 millones) para mejorar la situaci¨®n de los m¨¢s desfavorecidos en San Jos¨¦, al sur de Silicon Valley.
Marc Benioff,? exejecutivo de Oracle, decidi¨® apostar en 1999 por la gesti¨®n de ventas en la nube. Su negocio, Salesforce, con varios edificios por toda la ciudad, es pr¨®spero pero tambi¨¦n peculiar. Pide un compromiso a todos los empleados, entre los que ¨¦l mismo se incluye: aportar el 1% de su tiempo y salario, en su caso tambi¨¦n de sus acciones, a actividades caritativas. Hace dos semanas con sus 200 millones se abri¨® un hospital infantil con su apellido junto a Soma, el barrio de las startups. Precisamente ah¨ª es donde ahora ya ejerce con todos los honores, sin pr¨¢cticas ni residencia, la esposa de Zuckerberg.
Solidaridad frente a la desigualdad que reina en una de las zonas m¨¢s ricas del planeta. No es extra?o que se aproveche cualquier acto social, como la semana pasada con los premios Crunchies, considerados los oscar de la tecnolog¨ªa, para protestar por el estilo de vida de los nuevos ricos. Tambi¨¦n es habitual que impidan el paso de los autobuses que cada ma?ana recogen a los empleados para trasladarlos a Silicon Valley. Los oriundos argumentan que los altos salarios que reciben encarecen la ciudad y promueven los desahucios.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.