Mas dice que no sab¨ªa
El ¡®president¡¯ solo convence a su propia formaci¨®n sobre los l¨ªos financieros de familia y partido
El l¨ªder de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica, Artur Mas, acab¨® cediendo a la presi¨®n pol¨ªtica y tras cuatro negativas de su grupo y sus sumisos aliados de Esquerra se avino a testificar ante la comisi¨®n parlamentaria de investigaci¨®n sobre la presunta corrupci¨®n de la familia de su antecesor y padrino, Jordi Pujol.
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Hay que encomiar el hecho de la comparecencia, que contrasta con el escapismo de los gobernantes del PP en casos parejos. Mas intent¨® ser contundente en un tema lateral del interrogatorio, la irregularidad fiscal del patrimonio de su padre, colocado en el para¨ªso de Liechtenstein. De sus afirmaciones algo confusas, se concluye algo claro: la conoc¨ªa antes de ser consejero de Finanzas de la Generalitat. La justicia archiv¨® el caso por prescripci¨®n, en 2010; pero ¨¦l convivi¨® antes, largamente, con ese conocimiento.
Aunque correcto en la formalidad oratoria, nada aclar¨® sobre las causas, el impacto y la vigilancia de la Administraci¨®n sobre las cuantiosas irregularidades fiscal/financieras de Jordi Pujol, su esposa e hijos, sometidas a investigaci¨®n penal.
Solo apunt¨® una novedad, y demasiado incompleta: al parecer, la rutilante y hasta ahora in¨²til Agencia Tributaria de Catalu?a, ha iniciado un expediente sobre el fraude fiscal de la familia que imper¨® 23 a?os en Catalu?a. Nada concret¨® de la fecha, la cuant¨ªa y los avatares de ese expediente, que deber¨ªa acreditar cu¨¢nto tuvieron que aportar los contribuyentes catalanes ¡ªy otros espa?oles¡ª para suplir las evasiones fiscales del padrino de Mas. Conviene subrayar que se trata de una actuaci¨®n aparente, puesto que no lo acredit¨® documentalmente, esa cl¨¢sica marca del estilo heredado del pujolismo.
Tampoco explic¨® c¨®mo confi¨® tanto en el imputado Oriol Pujol, su ex secretario general y expresidente de su grupo parlamentario, que ya hab¨ªa intermediado desde la Generalitat en negocios de su hermano bajo la presidencia de su padre, el ahora anciano patriarca. Por qu¨¦ nunca sospech¨® de los contratistas favoritos; de algunos empresarios, ¨ªntimos o parientes de sus consejeros; de gentes como su patrocinador, el siniestro comisionista Llu¨ªs Prenafeta; por qu¨¦, al cabo, sigue llamando ¡°president¡± al Gran Evasor.
Rodea a Mas una aureola de correcci¨®n personal. Ojal¨¢ el asunto del patrimonio de su propio padre no la ponga en cuesti¨®n. Pero sorprende su aparente ingenuidad, su sempiterna ignorancia sobre todo lo que suced¨ªa a su alrededor, su perezosa afici¨®n a creer en la bondad de los peores entre quienes le rodeaban.
Careci¨® de verificaci¨®n documental el grueso de las aseveraciones de Artur Mas sobre la pulcritud de su partido (cuya sede sigue embargada judicialmente) y sobre su Gobierno en los asuntos de presunta corrupci¨®n que les afectan: los casos Casinos, ITV, intermediaciones de los hermanos Pujol (a un lado y otro de la Administraci¨®n), o el saqueo del Palau de la M¨²sica, entre otros.
Mas no sab¨ªa. Deb¨ªa ser el ¨²nico.
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