Tradici¨®n o barbarie
El nuevo C¨®digo Penal no castigar¨¢ las peleas de gallos, un espect¨¢culo ancestral en Canarias
Utilizar animales en pelas, fiestas o espect¨¢culos que conlleven maltrato, crueldad o sufrimiento es, adem¨¢s de un acto de barbarie, una pr¨¢ctica castigada por la ley. Aunque depende de d¨®nde se celebre, porque cada comunidad tiene su propia normativa. Unas regiones vetan las corridas de toros porque son un festejo cruel pero autorizan las peleas de gallos, el tiro al pich¨®n o la suelta masiva de patos en el mar. ?Lo que es malo para las reses es bueno para las aves?
En esta contradicci¨®n vive Canarias. La comunidad aprob¨® en 1991 una ley de protecci¨®n animal que en realidad ven¨ªa a prohibir la lidia pero no imped¨ªa las peleas de gallos, aunque muchos piensan que estas peleas no dejan ser una salvajada impropia de un pa¨ªs desarrollado.
El archipi¨¦lago ¡ªy tambi¨¦n Andaluc¨ªa¡ª son las ¨²nicas comunidades en las que se toleran este tipo de contiendas. Y as¨ª seguir¨¢ siendo. El nuevo C¨®digo Penal, en tramitaci¨®n parlamentaria, no castigar¨¢ estas actividades, como ped¨ªan los diputados de ERC, que solicitaban penas de hasta dos a?os de prisi¨®n para sus promotores.
Como casi siempre que se quiere justificar una crueldad animal, se apela a la tradici¨®n. Los aficionados dicen que las ri?as de gallos se celebran en las islas desde hace cinco siglos, y que hay que preservarlas en nombre de la costumbre y el arraigo social. No es un argumento muy distinto del que utilizan, por ejemplo, los defensores del Toro de la Vega, que cada a?o se revive en Tordesillas (Valladolid) y que consiste en perseguir por el campo a un toro bravo mientras los jinetes lo alancean hasta que muere. Los cronistas de la zona aseguran tiene su origen en 1534 y que forma parte de su cultura.
Otro tanto podr¨ªan alegar los vecinos de Llodio (?lava) para preservar las carreras de burros, o los mozos de Manganeses de la Polvorosa (Zamora) cuando arrojaban una cabra viva desde el campanario. Por no hablar de los toros embolados o ensogados, que son utilizados como atracci¨®n tur¨ªstica en muchos pueblos. Algunas de estas salvajes fiestas han sido abolidas, pero otras se alientan desde las Administraciones en nombre de una trasnochada tradici¨®n.
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