El ¨²ltimo cl¨¢sico
Clint Eastwood cumplir¨¢ en mayo 85 a?os y no parece pensar en su jubilaci¨®n
En mayo cumplir¨¢ 85 a?os pero lejos de pensar en la retirada y en una jubilaci¨®n dorada sigue en activo y al pie del ca?¨®n. El pasado mes de septiembre lleg¨® a las pantallas Jersey Boys, la pel¨ªcula biogr¨¢fica sobre los Four Seasons y su cantante Frankie Valli. Ahora vuelve a la carga con El francotirador, un film que opta a seis Oscar, entre ellos el de mejor pel¨ªcula, y que ha sido un gran ¨¦xito de p¨²blico en Estados Unidos recaudando, hasta la fecha, cerca de 300 millones de d¨®lares. Una vez m¨¢s, Clint Eastwood vuelve a situarse en lo m¨¢s alto del podio cinematogr¨¢fico y muchos le se?alan ya, sin rubor alguno, como uno de los grandes cineastas norteamericanos de todos los tiempos, uno de los diez magn¨ªficos. Pero, ?d¨®nde reside la clave de su ¨¦xito?
Clint Eastwood sigue la estela de directores como John Ford, Howard Hawks, Anthony Mann o John Huston, es decir, los aut¨¦nticos patriarcas del cine. Sus historias son directas, est¨¢n bien contadas y tienen una puesta en escena sobria y sin alharacas. Su cine carece de artificios. Aprendi¨® a hacer pel¨ªculas de la mano de Sergio Leone y Don Siegel. Del primero, asimil¨® la desmitificaci¨®n po¨¦tica del western, cosa que ha reflejado en t¨ªtulos como El jinete p¨¢lido y, sobre todo, en una de sus mejores pel¨ªculas, Sin perd¨®n.Del segundo tomo prestada la forma de utilizar la violencia para mantener una tensi¨®n narrativa constante.
Clint Eastwood, adem¨¢s, es un director dif¨ªcilmente clasificable. A pesar de sus ideas pol¨ªticas inequ¨ªvocamente conservadoras -famosa es su ¨²ltima intervenci¨®n en la Convenci¨®n del Partido Republicano en 2012-, en sus filmes ha defendido causas como la eutanasia activa (Million Dollar Baby), ha combatido la pena de muerte (Ejecuci¨®n inminente) y ha denunciado el falso patriotismo (Banderas de nuestros padres). En Cartas desde Iwo Jima, incluso,puso su c¨¢mara al servicio de los japoneses, enemigos de los estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial, mientras que en Gran Torino se erigi¨® como el gran defensor de unos j¨®venes coreanos perseguidos por unos matones de su mismo barrio. Ha sido, en efecto, Harry el sucio pero tambi¨¦n el tierno fot¨®grafo de National Geographic enamorado hasta las entra?as en Los puentes de Madison.
Clint Eastwood es tambi¨¦n un hombre con una sensibilidad musical exquisita. Toca bastante bien el piano y le encanta el jazz y el country. Ha filmado una verdadera obra maestra como Bird, la biograf¨ªa del saxofonista Charlie Parker, y suele componer, ya sea en solitario o ayudado por su hijo Kyle o por Lennie Niehaus, sus propias bandas sonoras. Le hemos o¨ªdo cantar en La leyenda de la ciudad sin nombre y en El aventurero de medianoche, y susurrar con sentimental aspereza en Gran Torino.
Y, por si todo esto fuera poco, Clint Eastwood es, adem¨¢s, un director r¨¢pido y eficaz. Su estudio le adora. Rar¨ªsima vez gasta m¨¢s del presupuesto asignado y sus rodajes cumplen a rajatabla con el calendario previsto. Tampoco cansa excesivamente a sus actores. Suele hacer muy pocas tomas, a veces tan solo una. Es, en definitiva, un realizador rentable, en plena forma f¨ªsica y mental y con un olfato a¨²n fino para encontrar buenas historias, tal y como ha demostrado con El francotirador. Su prestigio como cineasta sigue creciendo y solo su pasi¨®n por el golf podr¨ªa impedir que en el futuro disfrut¨¢ramos de otra de sus grandes pel¨ªculas y ?por qu¨¦ no? de alguna obra maestra.
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