Sin capacidad de an¨¢lisis y sin supervisi¨®n pol¨ªtica
Un informe de C¨¢ritas Europa pone en evidencia la debilidad progresiva de la Uni¨®n y las pocas expectativas de mejora
?Saldr¨¢ la Uni¨®n Europea m¨¢s fuerte de esta etapa de crisis? ?Ha elegido, y est¨¢ siguiendo, la estrategia necesaria para ello? La pregunta tiene varias facetas, no solo la econ¨®mica, sino tambi¨¦n la pol¨ªtica, la social o la internacional. Y en todos los aspectos, la conclusi¨®n no puede ser m¨¢s decepcionante. Europa, liderada en esta d¨¦cada, por primera vez, casi en solitario, por un Gobierno democratacristiano alem¨¢n, no vislumbra un futuro ambicioso, sino m¨¢s bien inquietante.
Un informe de la C¨¢mara de los Lores, hecho p¨²blico esta semana, se?ala con firmeza la p¨¦rdida de relevancia internacional, exactamente en el lugar del mundo que m¨¢s nos interesa y afecta: Rusia. Europa ha estado, y est¨¢, en el centro de la crisis de Ucrania y de sus relaciones con Mosc¨², y se ha movido hasta ahora con una asombrosa ¡°p¨¦rdida de capacidad de an¨¢lisis¡±. Los dirigentes europeos no se dieron cuenta de la crisis que se iba incubando, porque, entre otras cosas, dejaron las negociaciones con Ucrania en manos de tecn¨®cratas: ¡°La ausencia de supervisi¨®n pol¨ªtica fue evidente¡±.
El resultado, insiste el documento, fue que ¡°ni la Uni¨®n, ni los Estados miembros fueron capaces de interpretar lo que ocurr¨ªa sobre el terreno ni de ofrecer una respuesta autorizada¡±. Por eso, tal vez, la apresurada irrupci¨®n posterior de Angela Merkel y Fran?ois Hollande, en un loable, pero insuficiente, intento de reconducir la situaci¨®n. Ahora toca permanecer unidos, y muy firmes, frente a la inaceptable desmembraci¨®n de un Estado soberano y procurar, al mismo tiempo, que Rusia no se vea abocada a interpretar nuestros movimientos como respuestas amenazadoras. Es decir, recuperar como se pueda la influencia pol¨ªtica, perdida por errores de apreciaci¨®n.
¡°P¨¦rdida de capacidad de an¨¢lisis¡±, ¡°ausencia de supervisi¨®n pol¨ªtica¡±, podr¨ªan ser aplicados tambi¨¦n a la evoluci¨®n social en la UE. En este caso es un informe publicado, tambi¨¦n esta semana, por C¨¢ritas Europa el que pone en evidencia la debilidad progresiva de la Uni¨®n y las pocas expectativas de mejora. En la mitad de los 28 Estados de la UE, al menos uno de cada tres ni?os vive en la pobreza. En siete de ellos (Espa?a, Grecia, Portugal, Irlanda, Italia, Rumania y Chipre), se aprecian niveles preocupantes de privaci¨®n en amplias capas de la poblaci¨®n. La ONG pide que se ponga en marcha una renta (salario, ingreso, como se quiera llamar) m¨ªnima, y que se lancen programas de creaci¨®n de empleo que acaben con los planes de austeridad. El fracaso en proporcionar estos apoyos en la escala requerida, afirma, debilita de tal manera a Europa que har¨¢n falta d¨¦cadas para reanimarla.
Se dir¨ªa que el esqueleto sobre el que todas las dem¨¢s debilidades descansan es el formado por la supervisi¨®n pol¨ªtica. Pero es precisamente ese esqueleto el que falla m¨¢s estrepitosamente y el que muestra menos s¨ªntomas de fortaleza futura. La integraci¨®n pol¨ªtica europea puede haber avanzado en algunos aspectos formales necesarios, imprescindibles, sin duda, pero claramente insuficientes. Todo el edificio se levanta, afirma el economista brit¨¢nico Simon Wren-Lewis, sobre una especie de ¡°cuasi constitucionalismo neoliberal, que tiene consecuencias adicionales y socava sus propias condiciones pol¨ªticas y morales¡±. En lugar de buscar la convergencia de los Estados miembros, se instala la competencia; en lugar de buscar un fuerte liderazgo pol¨ªtico, centrado en Berl¨ªn, pero plural, se conf¨ªa en el incre¨ªble eje Alemania-Holanda.
Sea, aceptan algunos. Pero la estrategia elegida para salir de la crisis permitir¨¢ que emerja una Europa nueva m¨¢s fuerte econ¨®micamente, y debido a ello, m¨¢s influyente. No parece ser el criterio de cada d¨ªa m¨¢s economistas. Es la firme convicci¨®n, eso es cierto, de la mayor¨ªa de los grandes medios de comunicaci¨®n y de la mayor¨ªa de los centros de poder. Incluso de los economistas vinculados a la llamada City europea. Muchos otros creen que es esa estrategia la que impedir¨¢ durante muchos a?os que Europa recobre su fortaleza. ¡°Pasar¨¢ tiempo antes de que los economistas puedan calcular cu¨¢l ha sido el coste total de las err¨®neas pol¨ªticas de austeridad¡±, asegura Wren-Lewis. Pero entonces los gritos deber¨ªan o¨ªrse en las puertas del Parlamento.
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