Estrategias de Podemos para crear hegemon¨ªa
La formaci¨®n de Iglesias articula un orden de los de arriba contra los de abajo
Podemos ha conseguido en tiempo r¨¦cord adentrarse en el coraz¨®n de la pol¨ªtica de nuestro pa¨ªs y seducir a una importante suma de ciudadanos marginados y desencantados con la pol¨ªtica de siempre. Su avezada pr¨¢ctica pol¨ªtica, desplegada en un contexto de profunda crisis de legitimidad, ha provocado un cambio en la percepci¨®n de los fen¨®menos, una transformaci¨®n de las explicaciones disponibles, o eso que sus dirigentes han denominado como la apertura de un horizonte de posibilidad para construir una nueva hegemon¨ªa.
Crear hegemon¨ªa es ganar terreno en el marco de lo cultural y lo simb¨®lico para que una mayor¨ªa social comience a identificarse con la lectura que se hace de los acontecimientos. El arte es un campo que puede iluminar la comprensi¨®n de este fen¨®meno; de repente aparece Picasso y nos ofrece una forma distinta de plasmar la realidad, jugando con otras perspectivas. Esa nueva visi¨®n produce una ruptura con lo anterior, y a su vez consigue que todos empecemos a ver las cosas con los propios ojos del artista.
La pol¨ªtica en cierto sentido es eso; es integrar los procesos en una narraci¨®n e involucrarnos en ella. Marx nos habr¨ªa dicho que esa visi¨®n que tenemos sobre las cosas, o ideolog¨ªa, est¨¢ absolutamente determinada por la estructura econ¨®mica. Sin embargo, toda la revisi¨®n posmarxista se encarga de desmentir ese determinismo econ¨®mico para devolver la autonom¨ªa a la ¡°superestructura¡±, esto es, a lo simb¨®lico, a la cultura y a la ideolog¨ªa como terreno de construcci¨®n y de lucha pol¨ªtica. En esa lucha pol¨ªtica hay relatos que progresivamente van ganando legitimidad porque consiguen generar consenso social en torno a ellos, mientras otros viven un proceso de deslegitimaci¨®n. ?Qu¨¦ ocurre entonces para que en un momento determinado comiencen a mutar las lentes con las que contemplamos los fen¨®menos? O m¨¢s concretamente, ?cu¨¢les son las razones que explican por qu¨¦ Podemos crea hegemon¨ªa?
Primero, porque las condiciones objetivas abren la ventana de oportunidad para que un grupo o una fuerza social aspire a construir hegemon¨ªa. La hegemon¨ªa aqu¨ª es el momento de la audacia para leer lo que est¨¢ ocurriendo y ¡°contarlo¡±. En sistemas democr¨¢ticos, ese momento suele coincidir con una crisis de legitimidad pol¨ªtica, que no es otra cosa que la desaparici¨®n de la confianza p¨²blica. Todo esto se precipita con la crisis econ¨®mica, provocando una primera grieta conformada a partir de las manifestaciones del 15-M. Ese eslogan del ¡°no nos representan¡± estaba abriendo un espacio pol¨ªtico que quedaba disponible para su capitalizaci¨®n. Fue Podemos quien lo capitaliz¨®, articulando pol¨ªticamente ese horizonte de posibilidad y entrando en la batalla de la lucha por el sentido.
El l¨ªder pide para s¨ª la legitimidad de hablar en nombre del ¡°pueblo¡± m¨ªtico
Segundo, esa lucha se configura como una estrategia de intervenci¨®n pol¨ªtica librada en el terreno de la sociedad civil. La instituci¨®n clave para generar ese cambio cultural son los medios de comunicaci¨®n al ser los veh¨ªculos de producci¨®n cultural por excelencia. Para materializar un mensaje es necesario encontrar siempre la forma de llegar a la gente y movilizar sus esperanzas. Podemos ha puesto en marcha un modelo de movilizaci¨®n comunitaria generado en los espacios de Internet y retroalimentado por una inteligente pol¨ªtica medi¨¢tica. La combinaci¨®n de ambos permite configurar una audiencia creativa, una audiencia que no es objeto de la comunicaci¨®n, sino tambi¨¦n sujeto activo de la comunicaci¨®n gracias a las redes. Pero a la vez, para movilizar se requiere la existencia de una c¨²pula org¨¢nica (normalmente, de intelectuales) que articulan y desarticulan las formaciones discursivas en torno a un antagonismo.
Tercero, es necesario introducir un antagonismo radical a partir de una divisi¨®n dicot¨®mica del campo pol¨ªtico. Esta es una operaci¨®n de simplificaci¨®n nada simple, pues se trata de articular la pluralidad dispersa de manifestaciones de ese descontento en un ¨²nico relato coherente y ordenado que se constituye en oposici¨®n a otro. La posibilidad de cooperaci¨®n del ¡°nosotros¡± se da a condici¨®n de que podamos distinguirnos n¨ªtidamente de un adversario que presentamos, al modo schmittiano, como alteridad absoluta, como diferente y opuesto a lo que somos, como adversario. La paradoja de esto, ya lo dec¨ªa Derrida, es que al mismo tiempo que excluyo al otro del nosotros, lo necesito para obtener mi propia identidad. Podemos purifica esta divisi¨®n dicot¨®mica situando en el combate como ¨²nico rival al PP, que sin embargo, ya ha entrado en su propio argumentario, pues la estrategia del PP es defensiva, no ofensiva. El PP ¡ªo el PSOE¡ª deben defenderse de no ser casta. En la medida en que Podemos va articulando ese nuevo orden dicot¨®mico (los de arriba frente a los de abajo), se desactiva el viejo orden (izquierda/derecha), generando un marco cultural nuevo a partir de unos c¨®digos que el receptor incorpora con otro campo sem¨¢ntico de interpretaci¨®n y de expresi¨®n.
Cuarto, prevalece, por tanto, una concepci¨®n agon¨ªstica de la pol¨ªtica. Esa lucha va articulando la exclusi¨®n y la oposici¨®n en torno a un discurso al que se va adhiriendo progresivamente una mayor¨ªa social alrededor de nuevos consensos, de formas nuevas de ver las cosas, y de una nueva identidad com¨²n. Para ello es preciso apropiarse de eso que Laclau y Chantal Mouffe denominan los ¡°significantes flotantes¡±; conceptos que no tienen una sem¨¢ntica fija ¡ªlibertad, decencia, gente corriente¡ª son ampliamente usados y son susceptibles, pues, de ser resignificados en la l¨ªnea que interesa para lograr el discurso hegem¨®nico. As¨ª se conseguir¨ªa el sujeto nacional popular configurado como voluntad colectiva.
En el discurso de Podemos prevalece una concepci¨®n agon¨ªstica de la pol¨ªtica
Quinto y ¨²ltimo, llega el momento en el que es posible activar la ¡°raz¨®n populista¡±, como dir¨ªa Laclau. Esa situaci¨®n populista que se abre es impulsada por Podemos a trav¨¦s de palabras, aforismos y mitos que tienen una encarnaci¨®n estatal, o que agitan la posibilidad de resignificar los ya existentes, y van siempre ligados al nombre de un l¨ªder. Por eso para Pablo Iglesias ¡°la patria es la gente¡±, no ¡°un pin en la solapa¡±. Esto no es una operaci¨®n meramente expresiva, sino un momento en el que el l¨ªder reclama para s¨ª la legitimidad de hablar en nombre de la gente o del ¡°pueblo¡±. Ese pueblo, se concibe en t¨¦rminos nacionales, encarnado en mitos que lo representan y que pertenecen al imaginario colectivo.
Nada de esto es un enga?o, pero este marco abre interrogantes desde un punto de vista normativo que deber¨ªan someterse a debate. No est¨¢ claro que leer la realidad desde otra perspectiva tenga que implicar necesariamente eliminar el eje izquierda/derecha. Algo que Syriza ha entendido perfectamente. Adem¨¢s, es indudable que un marco basado en la concepci¨®n de la pol¨ªtica como pura lucha agon¨ªstica por el poder, acaba negando la posibilidad misma de que ¨¦ste pueda ser evaluado en t¨¦rminos objetivos de valores
M¨¢riam Mart¨ªnez-Bascu?¨¢n es profesora de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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