C¨¢lmese, se?or Sch?uble

La premura con la que ha actuado el portavoz del Ministerio de Finanzas alem¨¢n, obviamente a las ¨®rdenes de Sch?uble, para rechazar la solicitud de Grecia de una extensi¨®n del acuerdo es un ejemplo caracter¨ªstico de mala fe y de actitud hegem¨®nica. Esta es una petici¨®n que fue percibida por Juncker como una ¡°se?al positiva¡± que podr¨ªa ¡°abrir el camino a un compromiso razonable¡± (...)

Hay problemas evidentes a la hora de completar las negociaciones y muchos asuntos a tratar, pero ese rechazo a priori indica un comportamiento pol¨ªtico obsesivo por parte del ministro alem¨¢n de Finanzas; m¨¢s a¨²n cuando la carta de Varoufakis, que fue escrita en gran medida con el apoyo de las instituciones europeas, acepta casi todas las demandas que hab¨ªan sido planteadas en las conversaciones anteriores.

Europa ha ido avanzado a trav¨¦s de negociaciones dolorosas y de compromisos constantes entre intereses contrapuestos. El papel de Alemania es realmente importante, pero eso no significa que su liderazgo deba ser adoptado sin fisuras, m¨¢s aun cuando ese punto de vista no es un¨¢nime, como refleja la actitud de castigo de Sch?uble.

Las otras fuerzas europeas que participan en el Eurogrupo tambi¨¦n tienen una responsabilidad para lograr los compromisos necesarios, por el bien de nuestro pa¨ªs y de la propia Europa. El Gobierno griego ha dado un importante paso atr¨¢s desde sus posiciones iniciales. Europa puede y ahora debe dar tambi¨¦n un peque?o paso atr¨¢s por el inter¨¦s de todos.