?Se puede lesionar el cuerpo al practicar sexo?
?Es posible forzar demasiado el cuerpo en un arrebato de pasi¨®n? ?Qu¨¦ males son leyenda negra y cu¨¢les no?
Ocurr¨ªa en una de las escenas m¨¢s hilarantes de Tres bodas de m¨¢s. El personaje de Quim Guti¨¦rrez, incapaz de dejar a su novia paral¨ªtica para salir con la protagonista de la pel¨ªcula, cuenta el motivo de su cobard¨ªa: la culpa. Normal, ¨¦l hab¨ªa sido el responsable de que la chica estuviera en silla de ruedas. Se hab¨ªa golpeado contra el cabecero de la cama y se rompiera la columna mientras hac¨ªan el amor violentamente. Ri¨¢monos, que para eso es ficci¨®n. ?O quiz¨¢s no?
No hablamos solo del uso del preservativo, sino de traspasar l¨ªmites que ponen en juego nuestra integridad f¨ªsica, como ataduras o asfixias Francisca Molero, vicepresidenta de la Federaci¨®n Espa?ola de Sociedades de Sexolog¨ªa
De hecho, el de la chica golpeada contra la pared por su efusivo amante es de los menos impresionantes dentro de los accidentes que pueden darse al practicar el acto. Se puede hablar tambi¨¦n, como bien ha documentado Internet, del hombre al que tuvieron que sacar cemento del recto, otro al que amputaron el pene por gangrena tras inyectarse coca¨ªna para lograr una erecci¨®n, o aquel que estaba disfrutando de sexo oral en el coche y, al ser embestido por otro veh¨ªculo, casi pierde el miembro de un mordisco.
Noticias verdaderas publicadas en varios medios de comunicaci¨®n que demuestran que a veces, dejarse llevar por la pasi¨®n duele literalmente. ¡°Cuando las pr¨¢cticas sexuales son susceptibles de provocar accidentes, se requiere antes de un entrenamiento y unos mecanismos de control que aseguren la integridad f¨ªsica¡±. Quien habla es la doctora Francisca Molero, directora del Institut Clinic de Sexolog¨ªa de Barcelona y vicepresidenta de la FESS (Federaci¨®n Espa?ola de Sociedades de Sexolog¨ªa). ¡°Los gustos y los est¨ªmulos que provocan el deseo son muy variados, y precisamente por eso las pr¨¢cticas sexuales, para ser placenteras, han de ser consentidas y seguras. Y no hablamos solo del uso del preservativo, sino tambi¨¦n de no traspasar ciertos l¨ªmites que pongan en juego nuestra integridad f¨ªsica, como en el caso de las ataduras o las asfixias".
Un argumento que refuta Mar¨ªa Victoria Ram¨ªrez, profesora del M¨¢ster Oficial en Sexolog¨ªa de la Universidad Camilo Jos¨¦ Cela, que reconoce que aunque llamativos, este tipo de accidentes tan escabrosos son una an¨¦cdota. ¡°El accidente m¨¢s com¨²n sigue siendo contraer alguna enfermedad de transmisi¨®n sexual¡±, asegura. Los datos acompa?an su afirmaci¨®n. Seg¨²n los ¨²ltimos publicados por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, cada a?o se infectan 448 millones de personas en todo el mundo de ETS curables como clamidia, s¨ªfilis, gonorrea y tricomoniasis. Eso sin contar con las m¨¢s de dos millones que, seg¨²n Onusida, cada a?o se infectan con el VIH. ¡°Aunque recuerdo que hubo un caso muy comentado de un hombre al que los bomberos tuvieron que liberar despu¨¦s de que su pene se quedara atascado dentro de un tubo de metal¡±.
Las personas que practican sadomasoquismo no suelen tener muchos accidentes. Son parejas que lo tienen todo muy pactado y hablado, que conocen sus l¨ªmites, y en esa situaci¨®n es m¨¢s complicado hacerse da?o Mar¨ªa Victoria Ram¨ªrez, profesora del M¨¢ster Oficial en Sexolog¨ªa de la Universidad Camilo Jos¨¦ Cela
Se refiere a una historia ocurrida hace tres a?os en Granada en la que los bomberos salvaron la vida de un hombre de 52 a?os que hab¨ªa acudido a urgencias con el pene inflamado y metido en un cilindro de dos cent¨ªmetros de di¨¢metro y ocho de longitud. El doctor que atend¨ªa el caso solo ve¨ªa dos opciones: o cortar el tubo o amputar el ¨®rgano sexual, de ah¨ª que llamara al servicio de bomberos de la ciudad, que por suerte para el sujeto liberaron su miembro tras dos horas de una complicada operaci¨®n que inclu¨ªa el uso de una fresadora para cortar metal. Suena a leyenda urbana, pero no lo es, a diferencia de las muchas otras historias que corren por ah¨ª sobre famosos que visitan hospitales con objetos o incluso animales atascados en su ano. Mar¨ªa Victoria Ram¨ªrez no tiene constancia de que haya ocurrido ninguna. ¡°Tampoco conozco casos de botellas que hagan vac¨ªo despu¨¦s de haber sido introducidas en alg¨²n orificio¡±, a?ade. ¡°Aunque de haber pasado, ser¨ªa m¨¢s probable que le ocurriera a un hombre que a una mujer. Las mujeres, cuando se masturban, buscan m¨¢s el placer clitorial, al que se llega por estimulaci¨®n del cl¨ªtoris, que que el vaginal, que requiere penetraci¨®n¡±.
En cualquier caso, todos los expertos coinciden que a la hora de usar juguetes es siempre recomendable hacerlo con algunos de los que venden en tiendas especializadas dise?ados espec¨ªficamente para ello, y dejarse de experimentos caseros. Estas tiendas, por cierto, est¨¢n viviendo unas semanas doradas de facturaci¨®n gracias al estreno de 50 sombras de Grey, que ha animado a muchas parejas a probar los placeres del sadomasoquismo. Curiosamente, estas pr¨¢cticas no son m¨¢s peligrosas que la cl¨¢sica postura del misionero. De hecho, lo son bastante menos. ¡°Las personas que practican sadomaso no suelen tener muchos accidentes¡±, comenta la doctora Ram¨ªrez. ¡°Son parejas que lo tienen todo muy pactado y hablado, que conocen sus l¨ªmites, y en esa situaci¨®n es m¨¢s complicado hacerse da?o¡±.
Con consentimiento mutuo no solo todo vale, sino que adem¨¢s se tiene menos posibilidades de acabar en urgencias. ¡°La comunicaci¨®n y sinceridad son esenciales¡±, concluye Ram¨ªrez. ¡°Los casos m¨¢s habituales de molestias en los encuentros er¨®ticos tienen que ver situaciones en las que existe poca confianza con la pareja, y cuesta pedir lo que se desea, o decir que no a lo que no nos apetece. Por ejemplo, si la mujer no tiene demasiado deseo, o no est¨¢ disfrutando, puede ser que no lubrique de forma adecuada, y con ello, el coito puede ser doloroso. Tambi¨¦n hay situaciones en las que las personas, en un encuentro er¨®tico, sienten molestias e incluso cierto dolor ante las caricias bienintencionadas de la pareja, en su cuerpo o concretamente en sus genitales, y no se atreven, por corte o por miedo a que la otra persona se sienta mal, a decirlo. Estas son situaciones m¨¢s comunes que otras m¨¢s llamativas que a veces aparecen en los medios. L¨®gicamente, lo id¨®neo es expresar los propios gustos y preguntar a la otra persona por los suyos¡±.
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