Curiosidad

Yo era una debutante en los circuitos de conferencias anexos a la literatura y alguien me dio un buen consejo. Mira, cuando te inviten a alg¨²n sitio y te d¨¦ verg¨¹enza preguntar si van a pagarte o no, lo que tienes que decir es: oye, ?y eso c¨®mo va? Lo hice tantas veces, que cuando salt¨® el esc¨¢ndalo de las tarjetas black, me pareci¨® inveros¨ªmil que nadie hubiera hecho esa simple pregunta. Mi estupor de entonces palidece ante la perplejidad en la que me ha sumido la noticia de que algunos magistrados de la capital han cobrado dietas de la Comunidad de Madrid a cambio de asesorar a una empresa de la que la propia CAM es cliente. El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que se eligi¨® a s¨ª mismo para cobrar, ha alegado que no se ha cometido ilegalidad alguna, y no lo dudo. La legalidad de su actuaci¨®n no basta, sin embargo, para esconder el hecho de que este tribunal es el encargado de investigar a los aforados madrile?os. En otras palabras, un Gobierno, con numerosos casos de corrupci¨®n abiertos, ha pagado dietas en dinero p¨²blico por una asesor¨ªa de la que se ha beneficiado una empresa privada, a los mismos magistrados que juzgar¨¢n a sus imputados, y a nadie se le ha ocurrido preguntar, oye ?y eso c¨®mo va? La falta de curiosidad de estos jueces contrasta vivamente con la contundencia del comunicado emitido por el Consejo General del Poder Judicial para comunicar la suspensi¨®n de tres a?os de Santiago Vidal, el juez que redact¨® un borrador de la Constituci¨®n catalana. En el texto, se afirma que la libertad de expresi¨®n del magistrado no puede prevalecer sobre ¡°la dignidad, integridad e independencia del Poder Judicial¡±. ?Y los pagos en dinero p¨²blico no menoscaban estos atributos? Pues parece que no, y as¨ª va esto.