Las palabras y el diablo
No se puede a hacer literatura comparada de los insultos, o de los calificativos desmejorativos, que se intercambian los pol¨ªticos
Lo que le pasa a la palabra pat¨¦tico es que la carg¨® el diablo hace rato y la convirti¨® en una palabra maldita. Imagino que por ese lado, el lado de lo maldito, que la hace una mezcla de enfermedad y de detritus, la tom¨® el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cuando se la arroj¨® desde el estrado del hemiciclo a su oponente, Pedro S¨¢nchez, en el debate del estado de la naci¨®n que los desuni¨® tan gravemente.
El diccionario (que aqu¨ª transita con tanta solvencia ?lex Grijelmo) dice lo que dice, pues en la etimolog¨ªa de pat¨¦tico est¨¢, incluso, la posibilidad de asociar a la expresi¨®n "sensible" ese vocablo que se siente como insulto. En la ra¨ªz de lo que dijo Rajoy (no en lo que quiso decir, naturalmente) est¨¢n, en efecto, la enfermedad, la pasi¨®n, el sufrimiento, la herida, y est¨¢ tambi¨¦n la sensibilidad herida. En un caso como este, en el que el presidente decide decirle a su oponente principal que es un hombre pat¨¦tico, y que no vuelva otra vez por el hemiciclo a decir lo que le dijo, no hay compasi¨®n alguna, no hay estima verdadera por la persona del que le contradice; es m¨¢s, no lo quiere ver ni en pintura.
Lo que han dicho quienes defienden al presidente (que los tiene muy abundantes, incluso tiene a Rafael Hernando) es que ¨¦l mismo hab¨ªa sido insultado, pues S¨¢nchez lo acus¨® de no tener verg¨¹enza. En este caso tambi¨¦n la expresi¨®n tendr¨ªa atenuantes, que acaso no estaban en la mente del l¨ªder socialista cuando dijo eso desde el estrado: no tener verg¨¹enza es incluso positivo, pues te permite adentrarte en la vida con m¨¢s respiro que si estuvieras atenazado por esa clase de timidez que llamamos verg¨¹enza. Claro, la desverg¨¹enza a la que apela S¨¢nchez es la que marca algunas vidas del PP, atadas sin remedio a la desverg¨¹enza que convoca la figura de B¨¢rcenas, que se pase¨® como si no existiera (como un fantasma de El Ministerio del Tiempo) por el hemiciclo.
A lo que no se puede llegar, a estas alturas, es a hacer literatura comparada de los insultos, o de los calificativos desmejorativos; lo que dijo el presidente es lo que este dijo, y lo que el l¨ªder del PSOE dijo es lo que dej¨® dicho S¨¢nchez, y no s¨®lo hay que ver por separado y en sus propios t¨¦rminos ambos exabruptos, sino que hay que tener en cuenta la autoridad de cada uno de los que los pronuncia. Al presidente del Gobierno, que tiene tanto poder, y tanta mayor¨ªa, habr¨ªa que pedirle que exhiba la magnanimidad correspondiente para rebajar su propia capacidad de descalificar al otro, pues Rajoy es (como ¨¦l mismo afirma, con justeza) el presidente de todos los espa?oles, mientras que S¨¢nchez es, en puridad, el aspirante, el pretendiente o, aunque ese puesto est¨¦ tan disputado como el voto del se?or Cayo, el jefe de la oposici¨®n.
En la exposici¨®n que abri¨® esta semana en Madrid Elena Foster con los grandes libros de artistas hay una maleta en la que introdujo todo lo que el pintor Francis Bacon dej¨® desordenado en su estudio. El conjunto se llama Detritus, y aun bajo ese nombre es una luminosa expresi¨®n del alma de Bacon, tan atormentada. Se me vino a la cabeza, oyendo a Hernando despu¨¦s, y habiendo o¨ªdo el desafortunado ep¨ªteto del presidente, esa met¨¢fora; imagin¨¦ que esas palabras que carga el diablo eran detritus, verdaderamente, pero por ninguna parte encontr¨¦ la luz que Foster puso sobre Bacon.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.