Cate Blanchett: ¡°En mi casa no hay espejos¡±
Familiar y discreta, esta int¨¦rprete huye de la vanidad que acompa?a a los grandes actores
Si hay una constante en Cate Blanchett, adem¨¢s de su talento o su belleza, es que nunca sabe lo que lleva puesto. O eso dice la siempre admirada actriz, ya sea en la pantalla o en la alfombra roja. ?Falsa modestia? Probablemente. Es ir¨®nica la falta de memoria de una int¨¦rprete como esta australiana tan recordada por su filmograf¨ªa (El aviador, la trilog¨ªa de El se?or de los anillos, Blue Jasmine o ahora Cenicienta) como por su elegancia al vestir modelos de Balenciaga, Dior, Armani, Galliano o Gaultier, entre otros. ¡°Todo ayuda. El peluquero, el maquillador, llevar un vestido que un modisto as¨ª ha hecho para ti¡±, admite sin decoro. Pero la identidad no depende ni de sus ropajes ni de sus trofeos. ¡°Es algo mucho m¨¢s fluido¡±, intenta explicar. Los Oscar, los premios en general, son un subid¨®n, y no lo niega. ¡°De una indecencia desproporcionada¡±, puntualiza. Y la experiencia en la alfombra roja ¡ªsiempre ¡°horrenda¡±¡ª la recuerda llena de nervios. ¡°Este a?o un poco m¨¢s agradable y menos nerviosa porque entregaba la estatuilla¡±, a?ade sobre el momento en el que le dio el preciado galard¨®n al actor Eddie Redmayne.
?Y la vanidad? ?D¨®nde queda? ¡°En mi casa no hay espejos, menos en la ducha, donde te puedes mirar desde todos los ¨¢ngulos. Y est¨¢ muy bien porque as¨ª las duchas son de lo m¨¢s cortas, algo muy bueno y no hablo solo para el medio ambiente¡±, confiesa la actriz, muy concienciada con la preservaci¨®n medioambiental.
En uno de esos momentos en los que la ficci¨®n imita a la realidad, Blanchett es la madrastra de la nueva Cenicienta [que se estrena en Espa?a a finales de mes] y acaba de anunciar la llegada a casa de su hija adoptiva, la peque?a Edith Vivian Patricia Upton. Con tres hijos varones (Dashiell, 13 a?os; Roman, de 10, e Ignatius, de 6) concebidos junto a su marido, el director teatral Andrew Upton, Blanchett no oculta que deseaba tener una ni?a en casa. ¡°Los chicos pueden ser unos diablos¡±, aclara sobre su prole. ¡°Pero son muy divertidos. Me hacen re¨ªr constantemente. Ahora estamos en ese punto en el que todo lo que hago, todo lo que digo, les averg¨¹enza. El otro d¨ªa ¨ªbamos conduciendo y nos pusimos a cantar por medio de la autopista hasta que me dijeron eso de que me callara porque alguien me pod¨ªa o¨ªr¡±, cuenta. Una casa que comparten con el perro de la familia, Carol, y donde seg¨²n la actriz domina la imaginaci¨®n. ¡°Yendo a otras casas me he dado cuenta de que mis hijos no tienen muchos juguetes pero luego me sorprenden porque cuando le ofrec¨ª al mayor un Kindle por Navidades para que no cargara con tanto libro me dijo que le gustaba el olor del papel. Hemos debido de hacer algo bien¡±.
La actriz, de 45 a?os, no desea dar m¨¢s detalles sobre Edith pero no le importa hablar del hogar que a partir de ahora disfrutar¨¢ la peque?a junto al resto de la familia. Una casa donde la lectura se considera importante ¡ª¡°incluidos los cuentos de hadas¡±¡ª, y lo mismo pasa con los est¨ªmulos visuales. ¡°Ya s¨¦ que siempre que estoy en p¨²blico me veo en este tipo de situaciones, hablando. Pero te sorprender¨ªa lo poco suelo hablar. En casa me gusta escuchar. En el supermercado, en el parque, observar a los otros ni?os. Soy alguien extremadamente visual que en cuanto tengo algo de dinero ahorrado lo invierto en nuestra colecci¨®n de pintura y escultura¡±, explica sin dar nombres. ¡°Tengo un gusto muy ecl¨¦ctico¡±, a?ade. Le gustar¨ªa tener un cuadro de Lucian Freud y Gerhard Richter es otro de sus preferidos. ¡°Pintores extraordinarios y que me han sido de una gran influencia pero que se me escapan del presupuesto¡±, se r¨ªe alguien que seg¨²n la revista Forbes goza de una fortuna que se eleva a los 42,6 millones de euros. ¡°No soy de las que tengo un picasso o un rembrandt. Mi colecci¨®n de arte es modesta. Adem¨¢s, como dijo Eddie [Redmayne] sobre el Oscar, soy de las que siento que el arte no nos pertenece. Solo somos los custodios de un trabajo que trasciende fronteras¡±.
Sus propias fronteras tambi¨¦n est¨¢n a punto de cambiar. Blanchett est¨¢ considerando mover a toda su prole de su Australia natal a Estados Unidos, de donde pese a su fama y a sus lazos familiares (su padre es de Texas) ha huido toda su vida. Son varios los proyectos que la requieren all¨ª y su marido ha finalizado su trabajo al frente de la compa?¨ªa nacional de teatro de Sydney. Es ¡°lo m¨¢s l¨®gico¡±, dice sobre la posible mudanza. Adem¨¢s, se justifica, es alguien que trata de viajar lo menos posible y si lo hace no duda en llevarse a su familia. ¡°Este a?o visitamos Auschwitz con los ni?os. Son ese tipo de recuerdos que nunca olvidar¨¦. Una experiencia ¨²nica¡±.
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