Contrarrestar el extremismo isl¨¢mico
No hay justificaci¨®n alguna ni para matar ni para sacrificar la propia vida
El mes pasado, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, fue el anfitri¨®n de una cumbre de tres d¨ªas sobre Countering Violent Extremism (Contrarrestar el extremismo violento). Ese t¨¦rmino ya dio lugar a una abreviatura, CVE, que se utiliz¨® por lo menos doce veces en una ficha informativa que public¨® la Administraci¨®n de Obama el 18 de febrero.
Otros art¨ªculos del autor
En la ficha informativa tambi¨¦n se utiliza el t¨¦rmino ¡°extremismo violento¡± 21 veces. ?Cu¨¢ntas veces aparecen palabras como ¡°islam¡±, ¡°isl¨¢mico¡±, o ¡°musulm¨¢n¡±? Ninguna. Ni siquiera se habla del ¡°Estado Isl¨¢mico¡±. A esa entidad solo se hace referencia por sus siglas en ingl¨¦s ISIL.
Esto no es fortuito. Es parte de una estrategia para obtener el apoyo de los musulmanes comunes y corrientes. Al hablar en nombre del Consejo de Asuntos P¨²blicos Musulmanes que particip¨® en la cumbre, Riham Osman dijo que la utilizaci¨®n de t¨¦rminos como islam radical va en contra del objetivo de acabar con la violencia. Esto tal vez refleja en parte los temores comprensibles de la comunidad musulmana de que equiparar al islam con el terrorismo y la violencia contribuir¨ªa a aumentar los ataques y la discriminaci¨®n contra todos los musulmanes.
Otro motivo que se ha aducido para no hablar del radicalismo musulm¨¢n o del ¡°Estado Isl¨¢mico¡± es que eso equivale a aceptar las afirmaciones de los terroristas en el sentido de que act¨²an de conformidad con las ense?anzas del islam. Eso podr¨ªa llevar a otros, que se consideran musulmanes devotos, a un¨ªrseles.
Por ¨²ltimo, el uso repetido del t¨¦rmino isl¨¢mico como parte de la descripci¨®n de grupos enemigos podr¨ªa dar lugar a la percepci¨®n de que Occidente est¨¢ ¡°en guerra con el islam¡±. Eso podr¨ªa provocar que los musulmanes m¨¢s moderados luchen junto con los extremistas, ampliando as¨ª el conflicto y haciendo que sea m¨¢s dif¨ªcil acabar con ¨¦l.
Los l¨ªderes religiosos deben decir p¨²blicamente que el islam est¨¢ en contra de matar inocentes
No obstante, tratar de evitar estos t¨¦rminos tambi¨¦n genera problemas. El primero es pol¨ªtico. El senador conservador de Estados Unidos, Ted Cruz, que podr¨ªa estar a punto de anunciar su candidatura a la nominaci¨®n presidencial por el partido republicano, ha dicho: ¡°No se puede derrotar al enemigo si no se reconoce lo que es¡±. Esa declaraci¨®n podr¨ªa atraer electores. En efecto, nunca es bueno para un pol¨ªtico dar la impresi¨®n de que niega lo que todos pueden ver.
Adem¨¢s, como es claro para todos que gran parte del extremismo violento se est¨¢ llevando a cabo en nombre del islam, es improbable que no nombrarlo evite ataques contra los musulmanes como respuesta a dichas actividades violentas.
Surge otro problema a medida que nos preguntamos por qu¨¦ es importante que los l¨ªderes musulmanes en general expliquen p¨²blicamente por qu¨¦ su religi¨®n est¨¢ en contra de matar personas inocentes o por qu¨¦ aquellos que mueren cuando cometen dichos actos no son ¡°m¨¢rtires¡± y no tendr¨¢n una recompensa despu¨¦s de la muerte. ?Por qu¨¦ los l¨ªderes musulmanes en particular deber¨ªan hacer declaraciones de ese tipo, en lugar de los l¨ªderes religiosos cristianos, budistas, jud¨ªos o hind¨²es?
La respuesta, una vez m¨¢s, es evidente. Pero lo es solo porque ya sabemos que grupos como Al Qaeda, el Estado Isl¨¢mico y los talibanes no obedecen los preceptos del cristianismo, el budismo, el juda¨ªsmo o el hinduismo.
En la cumbre de Washington, Obama dijo que ¡°todos tenemos la responsabilidad de refutar la idea de que grupos como el Estado Isl¨¢mico representan de alg¨²n modo al islam, porque esa es una falsedad que acepta la versi¨®n de los terroristas¡±. Esta declaraci¨®n, a diferencia de la hoja de datos de la Casa Blanca, al menos reconoce que grupos como el Estado Isl¨¢mico afirman que son isl¨¢micos. De otro modo, ?cu¨¢l ser¨ªa la pertinencia de esta declaraci¨®n para ¡°contrarrestar el extremismo violento¡±?
Sin embargo, la afirmaci¨®n de Obama de que ¡°todos nosotros¡± tenemos esta responsabilidad debe tener un destinatario m¨¢s espec¨ªfico. Si yo intentara entablar un debate con un defensor del Estado Isl¨¢mico moderadamente bien educado sobre si la organizaci¨®n es fiel a las ense?anzas del islam, perder¨ªa. No tengo los suficientes conocimientos sobre la tradici¨®n isl¨¢mica para poder asegurar que los extremistas la malinterpretan, y pocos de nosotros los tenemos. La responsabilidad a la que se refiere Obama la tienen aquellos que conocen mucho mejor el islam que ¡°todos nosotros¡±.
Tratar de evitar estos t¨¦rminos tambi¨¦n genera problemas. El primero es pol¨ªtico
Incluso para quienes conocen el islam ser¨¢ dif¨ªcil asumir la responsabilidad que Obama les ha asignado, como lo demuestra la lectura de un revelador relato reciente de Graeme Wood. El autor describe a un pueblo que cree firmemente en el islam y conoce sus textos fundamentales. Cualquiera que conozca el fundamentalismo cristiano en Estados Unidos deber¨ªa poder reconocer un patr¨®n en las actitudes de los fundamentalistas, independientemente de la religi¨®n que profesen.
Los portavoces del Estado Isl¨¢mico insisten en que se siguen los preceptos originales establecidos por el profeta Mahoma y sus primeros seguidores, literalmente y sin ning¨²n ajuste para circunstancias diferentes. Al igual que los fundamentalistas cristianos consideran que se est¨¢n preparando para el Apocalipsis y que est¨¢ ayudando a que llegue.
Perm¨ªtanme subrayar que no estoy diciendo que las creencias de los fundamentalistas cristianos de hoy sean moralmente equivalentes a las de los fundamentalistas musulmanes. Hay una enorme diferencia moral entre quienes se oponen a acabar con una vida humana inocente y quienes matan a la gente por su nacionalidad, o por lo que dicen, o porque son ap¨®statas. Pero la percepci¨®n del mundo de los fundamentalistas es similar en aspectos importantes, sin importar cu¨¢l sea su religi¨®n.
Actualmente ya deber¨ªa resultar claro cu¨¢l es el problema de tratar de luchar contra aquellos que buscan nuevos reclutas para el ¡°extremismo violento¡±, centr¨¢ndose en la base isl¨¢mica de este extremismo. A quienes est¨¦n pensando unirse a un grupo isl¨¢mico extremista se les debe decir: ustedes creen que todas las dem¨¢s religiones son falsas, pero los creyentes de muchas otras religiones piensan con la misma firmeza que la religi¨®n de ustedes es falsa. No pueden saber qui¨¦n tiene la raz¨®n realmente y todos podr¨ªan estar equivocados. De cualquier modo, ustedes no tienen una justificaci¨®n suficiente para matar personas ni para sacrificar sus propias vidas.
Desde luego, algunas personas no est¨¢n abiertas a ning¨²n tipo de razonamiento y, por lo tanto, este argumento no har¨¢ que cambien. Pero tal vez otros s¨ª lo est¨¦n. ?Por qu¨¦ rebatirlo por anticipado negando que gran parte de la violencia extremista tiene motivos religiosos?
Peter Singer es profesor de Bio¨¦tica de la Universidad de Princeton y profesor galardonado de la Universidad de Melbourne. Su pr¨®ximo libro es The Most Good You Can Do, que se publicar¨¢ en abril de 2015.
Traducci¨®n de Kena Nequiz.
?? Copyright: Project Syndicate, 2015.
www.project-syndicate.org
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.