Error y rectificaci¨®n

El ministro de Defensa, Pedro Moren¨¦s, ha tenido ocasi¨®n de comprobar el alto precio que puede tener para un pol¨ªtico actuar de forma prepotente y autoritaria, y hacerlo adem¨¢s en condiciones de m¨¢xima publicidad. Como se?al¨® en un editorial este diario, el ministro lo hizo todo mal en el pleno del Congreso en el que fue preguntado por el caso de la comandante Zaida Cantera.

En lugar de responder sobre las represalias y el calvario que ha sufrido la comandante tras denunciar unos abusos sexuales por los que fue condenado un teniente coronel, el ministro lanz¨® una cortina de humo acusando a quienes airean el caso de atacar a las Fuerzas Armadas, y a la diputada de UPyD Irene Lozano de ¡°bajeza moral¡± por la forma de encarar el asunto. A poco que se haya visto despu¨¦s en alguna de las muchas reproducciones de la escena, al ministro no le habr¨¢ gustado la imagen que proyectaba. Y tampoco al Gobierno del que forma parte, en horas bajas y ante un largo proceso electoral. No se sabe qu¨¦ idea le nubl¨®, pero lo cierto es que su actitud mostraba una gran insensibilidad hacia un problema grave y hacia una mujer que en todo caso era una v¨ªctima, y que como tal aparec¨ªa, llorosa, en la tribuna de invitados.

La respuesta del ministro hac¨ªa veros¨ªmil la idea de que en las Fuerzas Armadas hay un clima propicio a los abusos y que la cadena de mando no solo no reconoce el problema, sino que lo oculta y persigue a quienes lo sufren.

En pol¨ªtica, cuanto m¨¢s estridente es el error, m¨¢s intensa y visible ha de ser la rectificaci¨®n. Esta lleg¨® la misma noche, en declaraciones a la cadena SER. El ministro dio las gracias a la comandante por su vocaci¨®n, dijo que sent¨ªa enormemente lo que le hab¨ªa ocurrido y que har¨ªa todo lo posible para que su vida fuera m¨¢s llevadera.

Bien. Pero hechos son amores y no buenas razones. Lo importante ahora es que el ministro ha anunciado un protocolo de actuaci¨®n contra el acoso sexual. Habr¨¢ que ver qu¨¦ medidas incluye, pero est¨¢ claro que hay que acabar con un sistema que hace que quienes sufren acoso solo puedan plantear la cuesti¨®n ante sus superiores: entre ellos puede muy bien estar el propio acosador.