Cada persona alberga un kilo de bacterias
Los microorganismos se asocian a nutrici¨®n, c¨¢ncer y hasta autismo
Cada persona tiene en su interior alrededor de un kilo de microorganismos. Es lo que los cient¨ªficos llaman microbiota, b¨¢sicamente bacterias ¡ªya hay descritas m¨¢s de 1.200 especies distintas, pero seguro que aparecer¨¢n m¨¢s¡ª, pero tambi¨¦n virus, hongos y levaduras, explica como introducci¨®n Francisco Guarner, presidente del comit¨¦ cient¨ªfico del cuarto congreso sobre microbiota intestinal que se ha celebrado el pasado fin de semana en Barcelona.
De este conjunto de diminutos hu¨¦spedes, la mayor parte est¨¢ en el colon. ¡°Pesan tanto como nuestro cerebro¡±, expuso Daniel McDonald, del proyecto americano para el estudio del intestino. ¡°Ah¨ª es donde procesamos los alimentos vegetales. Nosotros no podemos extraer de ellos la energ¨ªa, pero para las bacterias son la materia prima¡±, dice Guarner. Ellas predigieren la comida para que los seres humanos la aprovechen.
Cada persona tiene una composici¨®n ¨²nica, no solo de especies, sino incluso de cepas. Su estudio y el de su impacto en la salud del anfitri¨®n est¨¢ en auge, y, como se vio en Barcelona, abarca no solo la digesti¨®n, sino procesos inflamatorios, inmunitarios, c¨¢nceres, e incluso depresi¨®n o autismo. La mayor¨ªa son estudios en los que se observa una correlaci¨®n entre la variedad y composici¨®n de la microbiota y los problemas sanitarios, pero ya empiezan a describirse mecanismos de varios de estos nexos.
El primero y m¨¢s obvio es el digestivo. Por eso cuando una persona toma antibi¨®ticos muchas veces sufre diarreas: es una se?al de que el f¨¢rmaco ha alterado la microbiota, eliminando especies ¨²tiles. De hecho, indica Guarner, en EE UU ya se ha aprobado el trasplante de bacterias fecales para tratar un tipo de diarrea. Pero el uso de los antibi¨®ticos tiene otro efecto. Martin Blaser, de la Universidad de Nueva York, ha comparado el consumo de antibi¨®ticos antes de los tres a?os, cuando la microbiota se estabiliza, con la obesidad. El trabajo es muy visual: basta con ver los mapas de consumo de antibi¨®ticos y superponerlos con los de obesidad para ver la relaci¨®n. En ratones se ha visto que si se les suministran antibi¨®ticos, su tejido adiposo pasa del 20% al 23%. ¡°Perturbar la microbiota en las primeras etapas del desarrollo tiene consecuencias duraderas¡±, concluye.
Probi¨®ticos y prebi¨®ticos
El creciente inter¨¦s por la microbiota intestinal ha llegado a la industria alimentaria (y otras), que ya anuncian compuestos probi¨®ticos (que aportan bacterias) y prebi¨®ticos (que fomentan que las colonias crezcan) como reclamos.
Pero la mercadotecnia se ha adelantado a la ciencia. Colin Hill, de la Asociaci¨®n Cient¨ªfica Internacional de Probi¨®ticos y Prebi¨®ticos (ISAPP), record¨® que, de momento, "no se ha aprobado ninguna alegaci¨®n nutricional para los alimentos probi¨®ticos". Es decir: no se considera demostrado que ofrezcan ventajas concretas para la salud.
Ante la usurpaci¨®n del t¨¦rmino probi¨®tico por los anunciantes, la ISAPP propone una triple clasificaci¨®n: alimentos con organismos vivos, con probi¨®ticos y con probi¨®ticos m¨¢s una propiedad terap¨¦utica. Esta ¨²ltima, cuando se demuestren.
Pero estos microorganismos tambi¨¦n se relacionan con el sistema inmune. ¡°La superficie intestinal tiene muchos fol¨ªculos linfoides que est¨¢n en contacto con la microbiota¡±, explica Guarner. ¡°Cuando esta tiene mayor variedad, de alguna manera entrena al sistema inmunitario que comete menos errores¡±. Este mejor funcionamiento del sistema inmune afecta, por ejemplo, a la colitis irritable y a la enfermedad de Crohn.
Relacionado con el aparato digestivo est¨¢ el c¨¢ncer m¨¢s frecuente: el de colon. El alem¨¢n Peer Bork, l¨ªder del grupo de bioinform¨¢tica del EMBL (Laboratorio Europeo de Biolog¨ªa Molecular) ha estudiado a 146 pacientes y ha encontrado una correlaci¨®n entre su microbiota y el riesgo de progresi¨®n del c¨¢ncer. Ello podr¨ªa ayudar a prever qu¨¦ tratamientos hay que dar al enfermo. Y abre la posibilidad de actuar sobre las colonias ¡ªquiz¨¢ mediante trasplantes¡ª para ayudar a que la respuesta ante los f¨¢rmacos sea mejor, indica.
Otra relaci¨®n que se present¨® es la de la microbiota con el c¨¢ncer de h¨ªgado. En este caso es m¨¢s clara: las bacterias atraviesan la pared intestinal y llegan al h¨ªgado, expuso Robert Schwabe, de la Universidad de Columbia. En este caso, algunos antibi¨®ticos dirigidos podr¨ªan ayudar.
Fuera del entorno digestivo, tambi¨¦n hay relaciones interesantes. Por ejemplo se ha visto que enriquecer la microbiota mejora la depresi¨®n en ratones, y que en ni?os autistas la variedad de las bacterias es muy inferior a la normal.
Muchos son estudios preliminares, pero apuntan al enorme campo que se abre con lo que los cient¨ªficos califican como nuevo ¨®rgano del ser humano.
Compa?eras adaptativas
Las colonias de microorganismos que habitan el ser humano han evolucionado con ¨¦l. ¡°Son un importante socio adaptativo¡±, afirma Patrizia Brigidi, de la Universidad de Bolonia. La investigadora ha conseguido reconstruir c¨®mo era la microbiota antes de la revoluci¨®n del Neol¨ªtico, hace 10.000 a?os, cuando los humanos inventaron la agricultura, seg¨²n expuso en el congreso de Barcelona. Para ello ha acudido a los hazda, una tribu de cazadores-recolectores del noroeste de Tanzania. ¡°Son lo m¨¢s parecido que hay a la vida del paleol¨ªtico¡±, dice Brigidi.
Las conclusiones de su trabajo, que compar¨® los microorganismos de los hazda con los de italianos sanos, son que los africanos tienen una mayor variedad y una composici¨®n muy diferente de microbiota. Por ejemplo, abundan los treponemas, que en Occidente se considera una infecci¨®n oportunista, y no tienen bifidobacterias. Adem¨¢s, su composici¨®n es diferente en mujeres ¡ªcon una alimentaci¨®n m¨¢s rica en tub¨¦rculos¡ª y en hombres ¡ªcon m¨¢s caza.
Dentro de las diferencias con los humanos actuales, la investigadora destaca que los hazda tienen m¨¢s microorganismos relacionados con producir compuestos destinados a proporcionar energ¨ªa, mientras que en los italianos son m¨¢s frecuentes los que se encargan de digerir fibra.
Cuando al estudio se le a?aden otros colectivos se ¡°observa una tendencia en el empobrecimiento de la microbiota¡±, se?ala la italiana. Al estudiar tambi¨¦n a africanos rurales actuales de Malaui y Burkina Faso y estadounidenses se puede observar c¨®mo la mayor variedad se da en los cazadores-recolectores, seguido de las poblaciones rurales y, por ¨²ltimo, los habitantes de ciudades occidentales. Esto es una clara muestra del influjo de las condiciones ambientales.
Otro estudio, por ejemplo, ha comparado la microbiota de amerindios venezolanos, campesinos africanos y estadounidenses. Los dos primeros grupos tienen una composici¨®n m¨¢s parecida, y hasta un 30% m¨¢s variada que la de los americanos del norte.
Francisco Guarner, presidente del comit¨¦ cient¨ªfico del congreso, destaca que hay una relaci¨®n clara con el empobrecimiento de la microbiota y los problemas de salud. Y que, por ello, ¡°tenemos que recuperar bacterias. Eso puede hacerse mediante el alimento o por otras v¨ªas¡±, dice. Una opci¨®n ser¨ªa al del trasplante de bacterias fecales, pero salvo la excepci¨®n del tratamiento aprobado en EE UU, esta t¨¦cnica ofrece bastantes dudas. ¡°Aparte de las bacterias buenas, podemos transferir otras malas¡±, dice Guarner. Adem¨¢s, en trabajos como los de Peer Bork sobre c¨¢ncer de colon, se ha visto que muchas de las nuevas especies introducidas no se aclimatan y se pierden muy pronto. ¡°Habr¨¢ que desarrollar el m¨¦todo¡±, concluye Guarner.
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