Transformismo
Cada vez que se entregan los ?scars, me pregunto cu¨¢ndo algunos cr¨ªticos y muchos de los espectadores dejaron de entender de cine
Cada vez que se entregan los ?scars, me pregunto cu¨¢ndo y por qu¨¦ la mayor¨ªa de los cr¨ªticos, buena parte de los espectadores y los propios profesionales del arte dejaron de entender de cine o lo confundieron con otra cosa. S¨ª, ya s¨¦ que sobre gustos hay mucho escrito, pero que no cuenta, y desde luego no pretendo tener raz¨®n en los m¨ªos: siempre estoy dispuesto a considerar que el idiota y el lerdo soy yo, cuando todo el mundo elogia y premia una pel¨ªcula que a m¨ª me parece una ridiculez grandilocuente, como El ¨¢rbol de la vida de Malick hace unas temporadas, o cualquiera de los engolados folletines truculentos de Von Trier o de Haneke, o las solemnidades semirreligiosas de I?¨¢rritu.
Admito que ser¨¦ yo el que se equivoque, el que carezca de sensibilidad, el que s¨®lo vea ¡°ademanes de genialidad¡± donde en realidad s¨®lo hay genio sublime (qu¨¦ digo ademanes: aspavientos). S¨ª, debo de haberme convertido en un zoquete: este a?o me pongo a ver ?Boyhood, que ha fascinado y estremecido a las mentes m¨¢s preclaras, y me aburro del primer al ¨²ltimo fotograma, encuentro el conjunto de una inanidad desesperante, y al final s¨®lo me explico tanta boca abierta por una cuesti¨®n extracinematogr¨¢fica, a saber: que la cinta se rodara pacientemente a lo largo de doce a?os con los mismos actores, y que veamos al joven protagonista ir cambiando desde la infancia hasta la adolescencia tard¨ªa. No le veo m¨¦rito ni necesidad a la cosa: la pel¨ªcula habr¨ªa sido casi id¨¦ntica de haberse rodado en cinco meses con dos o tres actores de f¨ªsico parecido para representar al muchacho y con un poco de maquillaje y rellenos, como se ha hecho toda la vida, para los personajes adultos. No creo que se me hubiera acentuado por ello la indiferencia rayana en el tedio con que contempl¨¦ la maravilla. Insisto en que ser¨¦ yo el merluzo, pero no me cabe duda de que si esta obra del mont¨®n ¨Csimilar a otras muchas¨C ha provocado babeos se debe ¨²nicamente a la virguer¨ªa de su eterno rodaje, de hecho lo m¨¢s comentado.
Con excepciones, se ha olvidado lo que es la interpretaci¨®n, relegada por la imitaci¨®n
De lo que estoy igualmente seguro es de que, con m¨ªnimas excepciones, se ha olvidado lo que es la interpretaci¨®n, relegada por el espect¨¢culo circense, la imitaci¨®n y el transformismo. Si se repasa la lista de actores y actrices nominados al ?scar en lo que va de siglo, se ver¨¢ que la mayor¨ªa lo fueron por hacer de idiotas o de enfermos, de travestis o transexuales, por haber engordado o adelgazado treinta kilos para representar su papel, por haber encarnado a alguien real y lograr la semejanza adecuada, por disfrazarse una actriz guapa de fea, por ponerse una nariz postiza y adem¨¢s fingirse Virginia Woolf, por hablar con acento extranjero. A Meryl Streep se la alaba por parecer Margaret Thatcher, a Helen Mirren por convertirse en la Reina Isabel, a Russell Crowe por interpretar a un Premio Nobel aquejado de no recuerdo qu¨¦ trastorno, a Daniel Day Lewis, en su d¨ªa, por simular un pie izquierdo paral¨ªtico o torcido, a Matthew McConaughey por haberse quedado chupado como un s¨ªdico, a Hilary Swank por haberse metido en la piel de una chica-chico o algo por el estilo, lo mismo que a ese tenebroso Jared Leto. Es decir, por virguer¨ªas. Este a?o no pod¨ªa fallar: la excelente Julianne Moore s¨®lo se ha visto galardonada cuando ha hecho de enferma de alzheimer, y en cuanto al joven Redmayne, llevaba todas las papeletas en este concurso de fen¨®menos en que se ha convertido la interpretaci¨®n cinematogr¨¢fica: no s¨®lo daba vida a un enfermo de ELA, sino que adem¨¢s se trataba de una celebridad mundial, Stephen Hawking: dos numeritos en uno.
La confusi¨®n viene de antiguo, no se crean: recuerdo que en 1968 un soso actor ?olvidado, Cliff Robertson, recibi¨® el ?scar por Charly, en la que, si no me equivoco, interpretaba a un retrasado. Creo que a Dustin ?Hoffman lo premiaron por un papel de ?autista, y a Robert de Niro s¨®lo le dieron la estatuilla de mejor actor principal cuando se avino a metamorfosearse para representar al boxeador Jake La Motta. Con todo, hace unos decenios no era imprescindible transformarse en otro (reconocible), o deteriorarse a lo bestia, o afearse indeciblemente, para alzarse con el premio. Los numeritos se alternaban con las actuaciones memorables. Tengo para m¨ª que aqu¨¦llos son mucho m¨¢s f¨¢ciles: basta con cogerle el truco, o el tonillo, o la expresi¨®n, o el acento, o lo que sea en cada ocasi¨®n, y aplicarlo durante todo el metraje. Los personajes desmedidos son los m¨¢s sencillos. Hoy ser¨ªa imposible ver nominado a Jack Lemmon por El apartamento, o a James Stewart por La ventana indiscreta, o a Gregory Peck como abogado o a Maggie Smith como profesora, a Henry Fonda como jornalero o a Walter Matthau como cu?ado astuto; a Burt Lancaster como Gatopardo o a Cary Grant en cualquier papel: todos demasiado sanos y normales y con matices, sin el requerido histrionismo, simplemente en interpretaciones ?extraordinarias. Ni siquiera Vivien Leigh por Lo que el viento se llev¨® habr¨ªa triunfado: tendr¨ªa que haberse convertido en un monstruo de gordura o de ancianidad o de fealdad o de enfermedad para que sus compa?eros de la Academia de Hollywood se hubieran dignado considerarla.
elpaissemanal@elpais.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.