?Tiene que ser agresivo el entrevistador?
No suelo recibir quejas por la informaci¨®n econ¨®mica, salvo en contadas ocasiones. Pero una entrevista publicada en el suplemento Negocios del domingo 8 de marzo ha dejado estupefacto, seg¨²n confesi¨®n propia, a un lector, que no ha dudado en escribirme un largo correo sumamente cr¨ªtico.
Se trata de la entrevista a Larry Fink, director de la mayor gestora de fondos del mundo, Blackrock, que se public¨® con el t¨ªtulo, El hombre m¨¢s poderoso del mercado, en una doble p¨¢gina del suplemento econ¨®mico.
El lector en cuesti¨®n, Fernando Traves¨ª, me cita en su largo mensaje algunos de los p¨¢rrafos de la entrevista que le han irritado:
Siento la responsabilidad de ayudar a los gobiernos a adoptar las pol¨ªticas adecuadas, a veces hablando claro y mostrando desacuerdo, pero siempre pensando en el inter¨¦s de nuestros clientes.
Otra de sus habilidades ha sido sacar petr¨®leo de la gran recesi¨®n mundial. De hecho, desde 2008 sus acciones se han revalorizado m¨¢s de un 90%. Muchos gobiernos se han echado en sus brazos para buscar asesoramiento ... (...)
¡la crisis que ha servido a la entidad para coronarse en el mundo financiero ha hecho que millones de ciudadanos se tengan que ajustar el cintur¨®n.
Entiendo el dolor de los damnificados por la crisis (...) Los ajustes son dolorosos pero necesarios para reorientar la econom¨ªa y devolverla a la senda del crecimiento y para introducir una mayor disciplina en los gobernantes.
Adem¨¢s de una persona con gran influencia, Flink es rico. El pasado a?o cobr¨® un sueldo de 24 millones de d¨®lares (....) .
Este lector se?ala: La entrevista habla por s¨ª misma. No s¨®lo porque demuestra sin ambages d¨®nde est¨¢ el poder y refleja con claridad cristalina una ideolog¨ªa pol¨ªtica, econ¨®mica y, en realidad, toda una visi¨®n de la vida y las relaciones sociales (la cual se puede compartir o no); sino tambi¨¦n porque en sus palabras (y entre los espacios que existen entre ellas) residen muchas de las cuestiones m¨¢s candentes e importantes de la sociedad actual, tanto a nivel nacional como internacional.
Y a?ade: Crea verdadera estupefacci¨®n que el periodista firmante de la entrevista David Fern¨¢ndez, no encuentre en esos espacios el m¨¢s m¨ªnimo lugar para una pregunta cr¨ªtica, para hacer un an¨¢lisis de alguna respuesta que de pie a una r¨¦plica, a un comentario complejo, a una contra-pregunta que profundice, m¨ªnimamente, en las declaraciones del se?or Flink. Nada. En su lugar, un mon¨®logo torrencial cuasi propagand¨ªstico ante un ¡®entrevistador¡¯ deslumbrado y rendido (como, al parecer, el resto del mundo) a sus pies.
David Fern¨¢ndez defiende su entrevista y afirma que s¨ª repregunt¨® al entrevistado. Lo que pasa es que la entrevista est¨¢ romanceada y no se nota. Es m¨¢s, varios de los entrecomillados que el lector destaca son respuestas a repreguntas m¨ªas".
"En mi opini¨®n el periodista no es un fiscal inquisidor. Prefiero las entrevistas en las que el entrevistado se retrata con sus respuestas. En este caso, y a tenor de lo cr¨ªtico que se muestra el lector con el se?or Fink, creo que lo he logrado. Me acusa el lector poco menos que de caer rendido ante el poderoso entrevistado. Niego la mayor. En el texto uso los datos para intentar reflejar las contradicciones y los claroscuros del entrevistado. Por ejemplo, recuerdo que fue un experto en las titulizaciones hipotecarias, germen de la crisis financiera; tambi¨¦n aclaro que llama especuladores a aquellos que tienen su dinero bajo el colch¨®n porque su negocio se basa en las comisiones porque el dinero se mueva; asimismo cuento que buena parte del ¨¦xito de Blackrock se ha fraguado haciendo negocio con el derrumbe del sistema financiero; destaco que pese a mostrarse cr¨ªtico con el aumento de la desigualdad, ¨¦l tiene un sueldo millonario; y por ¨²ltimo dejo claro que aunque critica a Grecia y al nuevo gobierno de Syriza Blackrock asesor¨® al gobierno de Atenas hace tan s¨®lo unos a?os.
Yo no creo que se consiga una buena entrevista manteniendo una actitud agresiva con el entrevistado, m¨¢s bien todo lo contrario. Los expertos en este g¨¦nero period¨ªstico explican siempre que hay que ganarse la confianza del entrevistado para lograr que se sincere. Dicho esto, creo que el problema de la entrevista a Larry Fink, -en mi opini¨®n bien documentada y bien hecha- reside en la forma elegida para presentarla. El esquema pregunta y respuesta, f¨®rmula detestada por el admirado Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez en sus clases de periodismo, tiene muchas ventajas y prescindir de ¨¦l puede ser problem¨¢tico. EL PA?S privilegia el formato romanceado, salvo en las largas entrevistas de EPS, pero yo no lo defiendo. Creo que si David Fern¨¢ndez se hubiera atenido al esquema tradicional de entrevista, el lector habr¨ªa tenido completamente claro como se desarroll¨® la conversaci¨®n entre el periodista y el se?or Fink, y si aqu¨¦l le puso contra las cuerdas para que le contara aspectos de inter¨¦s de su vida y su trabajo, desde su sueldo astron¨®mico, a su desconcertante vocaci¨®n filantr¨®pica para superar la desigualdad social. Una desigualdad que sus ganancias personales contribuyen a acrecentar.
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