Una pastilla para el p¨¢rkinson hace m¨¢s sensible a la desigualdad
El f¨¢rmaco prolonga los efectos de la dopamina, un neurotransmisor natural relacionado con enfermedades psiqui¨¢tricas como la esquizofrenia
Todos tenemos algo de yonquis, aunque no consumamos sustancias ilegales. Cuando se comienza a leer un art¨ªculo, porque el titular ha despertado nuestra curiosidad, la esperanza de encontrar algo que ampl¨ªe nuestro conocimiento o una buena historia para contar m¨¢s tarde a los colegas, produce un chute de dopamina. Esta sustancia, un neurotransmisor que se libera cuando alguna se?al nos dice que una acci¨®n concreta proporcionar¨¢ una recompensa, es la que nos empuja a buscar sexo, informaci¨®n o la presidencia del Real Madrid.
La primera interpretaci¨®n de un estudio publicado la semana pasada en la revista Current Biology mantiene las expectativas creadas en el titular. Hay una droga, legal, que aumenta los niveles de dopamina y vuelve m¨¢s igualitario a quien la toma. Investigadores de la Universidad de California en Berkeley comprobaron que incrementar los niveles del neurotransmisor en la corteza prefrontal del cerebro hace que las personas tengan una mayor tendencia a repartir recursos de una manera m¨¢s equitativa.
El f¨¢rmaco es la tolcapona, una sustancia empleada para tratar a enfermos con p¨¢rkinson. La dopamina, adem¨¢s de desempe?ar un papel clave en la motivaci¨®n, tiene una funci¨®n en el control motor y quienes padecen esta enfermedad neuronal no la producen en cantidades suficientes. Bromeando, Ignacio S¨¢ez, un investigador espa?ol en Berkeley primer firmante del estudio, comenta que ¡°ser¨ªa posible llevar un cargamento de este f¨¢rmaco a Wall Street para contaminar el agua que beben los ejecutivos y lograr un mundo m¨¢s justo¡±.
Para llegar a estas conclusiones emplearon el juego del dictador en el que un voluntario recibe una cantidad de dinero y debe dividirlo entre ¨¦l y otra persona que no tiene nada que decir al respecto. Este tipo de estudios han demostrado que, al menos en cierta medida, el ser humano puede ser altruista aunque no vaya a sacar nada a cambio. En dos visitas distintas, los participantes en el juego recibieron una pastilla de tolcapona o un placebo antes de jugar. Los resultados mostraron que los que tomaban el medicamento contra el p¨¢rkinson divid¨ªan el dinero de una forma m¨¢s igualitaria, reduciendo entre un 10% y un 15% la diferencia frente a los que tomaban el placebo.
Como explicaci¨®n posible a este efecto de la dopamina S¨¢ez comenta que ¡°puede deberse a su efecto sobre la ¨ªnsula, una regi¨®n del cerebro que se activa cuando hay una desviaci¨®n sobre la expectativa social¡±. ¡°Subir el nivel de dopamina har¨ªa que te hagas m¨¢s sensible a las normas sociales que, por ejemplo, dicen que ser equitativo es positivo¡±, a?ade.
El objetivo con el que comenzamos las investigaciones es conocer el papel que desempe?a la dopamina en regular las interacciones sociales¡±
La relaci¨®n entre expectativas y dopamina puede hacer que nos pinchemos hero¨ªna o pongamos en peligro un matrimonio feliz por un rollo de una noche con un atractivo guitarrista. El periodismo y la ciencia no son ajenos a estos efectos. S¨¢ez reconoce que el objetivo de su trabajo no es producir una pastilla de la justicia. Como sucede con los matrimonios estables o una vida sin subidones, la relaci¨®n con la dopamina habr¨ªa hecho menos interesante un titular m¨¢s ajustado a los hechos.
Tratar enfermedades mentales
¡°El objetivo con el que comenzamos las investigaciones es conocer, ni m¨¢s ni menos¡±, afirma S¨¢ez. Despu¨¦s, tambi¨¦n hay aplicaciones potenciales muy importantes, aunque quiz¨¢ no tan llamativas como un f¨¢rmaco para abolir la desigualdad. ¡°La dopamina est¨¢ implicada en la esquizofrenia, en la adicci¨®n, en la ansiedad, la depresi¨®n y la toma de decisiones¡±, explica el investigador. Conocer mejor sus efectos sobre el cerebro puede servir para paliar el sufrimiento que causan algunas enfermedades mentales. ¡°Medir los efectos de este neurotransmisor sobre la interacci¨®n social es importante, porque hay trastornos como el autismo que tienen una relaci¨®n con esa interacci¨®n y no est¨¢ bien medido¡±, se?ala S¨¢ez. ¡°Ahora, enfermedades como esta o algunos trastornos de la personalidad no son f¨¢ciles de diagnosticar y de tratar por ese motivo¡±, a?ade.
¡°El objetivo con el que comenzamos las investigaciones es conocer el papel que desempe?a la dopamina en regular las interacciones sociales¡±, afirma S¨¢ez. ¡°Partimos de un problema que no es trivial: c¨®mo medir una interacci¨®n social. Sin embargo, es un problema importante porque enfermedades como la esquizofrenia y la ansiedad, o las relacionadas con la adicci¨®n, tienen dos elementos clave en com¨²n: trastornos en las funciones de la dopamina y en las interacciones sociales¡±, explica el investigador. ¡°Medir la gravedad de un trastorno social no es f¨¢cil. El uso de juegos econ¨®micos nos permite medir objetivamente difererencias de comportamiento social entre pacientes y personas sanas, lo que esperamos que facilite el diagn¨®stico.¡±, a?ade S¨¢ez. ¡°En ¨²ltimo t¨¦rmino, esperamos conocer mejor los efectos de la dopamina en el cerebro y que esto sirva para paliar el sufrimiento que causan estas enfermedades mentales.¡±, concluye.
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