El dram¨¢tico porvenir de los desplazados
La ¡®Carta de las naciones Unidas¡¯ naci¨® hace 70 a?os para ¡°preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra¡±
Hace 70 a?os se celebr¨® una reuni¨®n de l¨ªderes para analizar las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial y prevenir futuros conflictos, recogiendo su determinaci¨®n en un documento cuyo objetivo esencial era ¡°preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra¡±. Este a?o celebramos el 70 aniversario de ese documento, Carta de las Naciones Unidas, que ha cumplido, sin duda, un papel muy positivo en muchos aspectos pero no ha logrado cambiar b¨¢sicamente un panorama desolador.
El horror de los conflictos y la persecuci¨®n ha seguido azotando pa¨ªses y poblaciones, y en la actualidad el mundo afronta la mayor cifra de personas desplazadas forzosamente de sus hogares de la historia reciente, superando por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial los 50 millones de personas desplazadas, y todo parece apuntar a que este a?o batiremos de nuevo este deplorable r¨¦cord.
La multiplicaci¨®n de los conflictos hoy en d¨ªa, el cambio absoluto de la configuraci¨®n de poderes y actores con sus alianzas varias, as¨ª como las presiones del cambio clim¨¢tico, el crecimiento demogr¨¢fico, la urbanizaci¨®n, la inseguridad alimentaria y la escasez de agua, son indicadores de que esta tendencia en el desplazamiento forzado continuar¨¢ al alza en el futuro.
La responsabilidad colectiva para los refugiados y la protecci¨®n internacional es una de las lecciones m¨¢s importantes aprendidas directamente de la terrible experiencia de la Segunda Guerra Mundial y sus millones de muertes, muchas fruto de la no admisi¨®n de miles y miles de mujeres, hombres y ni?os desesperados que ped¨ªan protecci¨®n en las fronteras de los pa¨ªses vecinos.
Los valores humanitarios que se recogieron hace 70 a?os en la Carta de las Naciones Unidas son de hecho universales, aunque se expresen de manera diferente en distintas culturas. Si bien muchos principales pa¨ªses de acogida de refugiados no son firmantes de la Convenci¨®n de 1951, sus pol¨ªticas actuales reflejan una enorme generosidad hacia personas que buscan protecci¨®n, demostrando que la instituci¨®n del asilo est¨¢ profundamente arraigada en sus tradiciones y sus creencias. Y son los pa¨ªses con los recursos m¨¢s limitados, y quienes te¨®ricamente menos pueden permit¨ªrselo, los que est¨¢n mostrando una mayor generosidad, preservando y respetando la instituci¨®n del asilo al acoger al 86% de los refugiados del mundo. Frente a ellos, los pa¨ªses industrializados abren sus puertas a cifras mucho m¨¢s bajas de solicitantes de asilo y refugiados (el 4,7%), con apenas 612.700 solicitudes de asilo en 2013.
Cerca de cuatro millones de sirios se han visto forzados a huir hacia los pa¨ªses vecinos, convirti¨¦ndose en refugiados
El incremento en el desplazamiento global tambi¨¦n tiene por tanto su reflejo en Europa donde, aunque el n¨²mero de llegadas sigue siendo muy reducido en comparaci¨®n con pa¨ªses como Pakist¨¢n, L¨ªbano, Jordania o Etiop¨ªa. Sirva como ejemplo la guerra en Siria, del que se ha cumplido su cuarto aniversario y que se ha convertido en la mayor crisis humanitaria del siglo XXI, desplazando al 57% de la poblaci¨®n del pa¨ªs. De ellos, cerca de cuatro millones de sirios se han visto forzados a huir hacia los pa¨ªses vecinos, convirti¨¦ndose en refugiados. Llegan a pa¨ªses cuyas infraestructuras de salud, educaci¨®n y agua est¨¢n al borde del colapso, y cuya situaci¨®n econ¨®mica y socio-pol¨ªtica es fr¨¢gil, y a pesar de lo cual siguen recibiendo a refugiados sirios.
En contraste, a toda la Uni¨®n Europea, desde que comenz¨® el conflicto en Siria en marzo 2011 hasta diciembre de 2014 han llegado s¨®lo unos 203.000 solicitantes de asilo sirios, el 56% de los cuales se encuentran en dos pa¨ªses, Suecia y Alemania. Y aunque en n¨²meros mucho menores, tambi¨¦n llegan a las fronteras espa?olas, por avi¨®n, v¨ªa terrestre, en pateras o a trav¨¦s de las ciudades aut¨®nomas de Ceuta y Melilla, personas que huyen de guerras y conflictos violentos tras haber sido testigos de algunas de las peores atrocidades que el mundo haya conocido en d¨¦cadas. Desde hace dos a?os aproximadamente estamos observando c¨®mo el perfil de quienes consiguen entrar en Ceuta y Melilla incluye cada vez un n¨²mero mayor de personas que con mucha probabilidad podr¨ªan estar en necesidad de protecci¨®n internacional. En torno al 60% de las personas que han llegado a las ciudades aut¨®nomas proceden de Siria, de Mal¨ª, de la Rep¨²blica Centroafricana, de Sud¨¢n del Sur u otros pa¨ªses en grave conflicto. No son inmigrantes econ¨®micos, sino personas que huyen para salvar su vida.
Pero es importante contextualizar las cifras y no crear alarmismo innecesario, que podr¨ªa incentivar temores y hasta actitudes xen¨®fobas o racistas. Mientras Alemania el pasado a?o recibi¨® a m¨¢s de 173.000 solicitantes de asilo, Suecia a 74.000 o Italia a m¨¢s de 58.000, estos datos contrastan con la situaci¨®n de Espa?a, un pa¨ªs con pr¨¢cticamente 47 millones de habitantes, donde el pasado a?o se recibieron 5.947 solicitudes de asilo, de las cuales 1.679 eran de Siria y 946 de Ucrania.
En Espa?a, un pa¨ªs de unos 47 millones de habitantes, se recibieron el pasado a?o 5.947 solicitudes de asilo
Por ello, es necesario revisar el discurso de la inmigraci¨®n irregular y por motivos econ¨®micos por el del cumplimiento de los compromisos internacionales para la protecci¨®n de las personas que huyen de la violencia, la guerra y las violaciones de derechos humanos. Esto, por supuesto, no excluye el llevar a cabo una gesti¨®n razonable de las fronteras que tambi¨¦n implica el retorno de aquellas personas que no se encuentran en necesidad de protecci¨®n internacional, tras un procedimiento justo y eficaz y con las debidas garant¨ªas. El mundo necesita un mecanismo mejor y m¨¢s eficaz para compartir la responsabilidad de la protecci¨®n internacional y del asilo, no s¨®lo por solidaridad, sino tambi¨¦n en nuestro propio inter¨¦s, dado el v¨ªnculo que existe entre la seguridad y estabilidad a nivel regional y global.
Es obvio que los Gobiernos tienen un derecho leg¨ªtimo y la obligaci¨®n de controlar sus fronteras y de tener en cuenta las preocupaciones en materia de seguridad y bienestar de su poblaci¨®n y ser¨ªa totalmente ingenuo proponer lo contrario. Sin embargo, tambi¨¦n es cierto que se puede Y DEBE crear un equilibrio entre una gesti¨®n de fronteras eficaz y el respeto de los derechos humanos y el asilo, identificando a las personas en necesidad de protecci¨®n internacional y ofreci¨¦ndoles acceso al territorio y al procedimiento de asilo, en l¨ªnea con las obligaciones internacionales de Espa?a.
Este a?o electoral que tenemos por delante ofrece la oportunidad de demostrar que hemos aprendido de la historia reciente y poner en pr¨¢ctica las lecciones recibidas tras los horrores de la Segunda Guerra Mundial. Es el momento de que los programas electorales de los partidos pol¨ªticos incorporen propuestas y posiciones concretas en materia de asilo y protecci¨®n internacional, as¨ª como un lenguaje sensible con la realidad del asilo y las migraciones.
Desde ACNUR estamos convencidos de que proteger el esp¨ªritu del asilo contra los m¨²ltiples desaf¨ªos existentes y revalidar esta instituci¨®n ¨²nica como un logro de toda la humanidad y de nuestras sociedades, es una tarea necesaria y noble. El asilo ahora est¨¢ protegiendo a sirios, malienses, centroafricanos, sursudaneses y ucranianos, pero igual que ellos ahora, nosotros ma?ana podr¨ªamos necesitar de la protecci¨®n del asilo: t¨² y yo, nuestros hijos o nietos. Los ¨²ltimos 70 a?os de historia nos han demostrado que las guerras y la violencia pueden afectar a cualquier sociedad y cultura en cualquier momento. El asilo es de todos: para los refugiados de hoy y para todas las generaciones futuras.
Antonio Garrigues Walker es presidente de honor del Despacho de Abogados Garrigues y Francesca Friz-Prguda es representante de Acnur en Espa?a.
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