Los idus de mayo

Atr¨¢s queda la idea de que la estabilidad est¨¢ vinculada a las mayor¨ªas absolutas. Los votantes andaluces han generado un hecho extrapolable al conjunto de Espa?a, que es la tendencia hacia un sistema bipartidista completado por otras dos fuerzas relevantes a escala estatal. Hay que familiarizarse con este fen¨®meno, detectado por las encuestas y ratificado, de momento, por los votos del domingo. A partir de ah¨ª, conviene ser prudentes a la hora de extraer m¨¢s conclusiones y, sobre todo, acerca del futuro del bipartidismo.

Es incorrecto interpretar el 22-M como una confirmaci¨®n de la crisis en el sistema de alternancia de dos partidos. No solo por el hecho de que los dos principales sumen 6 de cada 10 votantes andaluces, sino porque en esa comunidad jam¨¢s se ha producido el relevo del PSOE por ninguna otra fuerza. Andaluc¨ªa no ha conocido un funcionamiento bipartidista en 33 a?os, lo cual le diferencia de lo que sucede en otros muchos ¨¢mbitos.

Para configurar el futuro de los partidos y de sus l¨ªderes es mucho m¨¢s importante la prueba de las municipales del 24 de mayo y de las auton¨®micas que se celebrar¨¢n en buena parte de las comunidades. Sobre todo es decisivo para el PP, que, despu¨¦s de haber conquistado las mayores posiciones de poder de su historia, se est¨¢ viendo desbordado por el giro del electorado hacia el centroizquierda. Mariano Rajoy tendr¨¢ que buscar buenas noticias de los augures modernos (las casas de encuestas) en los idus de mayo y verlas confirmadas en las urnas; de lo contrario, habr¨¢ de cuestionarse su propio futuro.

El ¨¦xito de Susana D¨ªaz responde a la credibilidad de una oferta pol¨ªtica protectora de sectores afectados por la crisis y una cierta promesa de redistribuci¨®n, que se han impuesto a los efectos de la corrupci¨®n generada por anteriores Administraciones. La recuperaci¨®n de ideas socialdem¨®cratas puede tener un efecto positivo de arrastre para el PSOE, cuyo secretario general, Pedro S¨¢nchez, tambi¨¦n est¨¢ emplazado para mayo.

En cuanto a los partidos emergentes, los electores han desbaratado los pron¨®sticos de las previsiones que anunciaban la marcha triunfal de Podemos. Esta opci¨®n ocupa el espacio de Izquierda Unida y es altamente probable que se engulla sus restos, lo cual puede configurar entre un 15% y un 20% del voto en posiciones radicales de izquierda o contrarias a lo que ellos llaman ¡°el r¨¦gimen del 78¡±.

Pero la principal novedad es el cuarto actor del sistema en gestaci¨®n, Ciudadanos, destinado al papel de bisagra. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar se apoy¨® en los nacionalistas catalanes durante su primer mandato y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero obtuvo puntualmente el voto de ERC: sustituir esos apoyos por el de un tercer o cuarto partido estatal, como Ciudadanos, ser¨ªa un cambio de fondo a efectos de gobernabilidad.

En todo caso, el futuro pasa por la recuperaci¨®n de la cultura de la negociaci¨®n y del pacto. Ese es el mensaje m¨¢s extrapolable de las elecciones andaluzas.