Israel y el contexto
El resultado de las elecciones ha de entenderse sobre el escenario y la situaci¨®n real, no desde la mesa camilla de un tablero con fichas
Para Europa, Israel siempre es un recuerdo inc¨®modo. Persiste en la biohistoria de los europeos una subyacente ajenidad, un bloqueo retroalimentado, como si se tratara de borrar un crimen originario a la vez que la familiaridad con la v¨ªctima de ese crimen. A esto, Freud le habr¨ªa sacado mucho partido, qu¨¦ duda cabe. Cuando se analiza cualquier momento pol¨ªtico de ese pa¨ªs, por tr¨¢gico o circunstancial que sea (un conflicto, unas elecciones, un medida concreta, por ejemplo), el prisma de observaci¨®n es de inmediato el de un juicio sumar¨ªsimo hecho desde un juego de mesa. Las evoluciones de la pol¨ªtica israel¨ª se analizan como una especie de Monopoly o de parch¨ªs. Eso, adem¨¢s, permite llevar el an¨¢lisis a un discurso mec¨¢nico, en el que todo se basa en aplicar una convenci¨®n, sin implicarse en nada que tenga que ver con el teatro real de los hechos. Son meros movimientos de fichas y meros c¨¢lculos de toma de partido por el jugador elegido, casi siempre el mismo. No hay ni contacto, ni entendimiento ni realidad. Todo es, en cierto modo, la simulaci¨®n de un tablero.
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Seguro que Netanyahu es un pol¨ªtico nefasto para, exactamente, el 54,2% de los electores israel¨ªes. Desde luego, no es el id¨®neo para el 76,6%. Sin embargo, se identifica a Netanyahu con todo Israel, pese a haber obtenido el 23,4%. Bibi no es m¨¢s de derechas que Rajoy, ni es peor ni mejor que ¨¦l (salvo en algunas cosas, como dir¨ªa el espa?ol). Sin embargo, en ciertos sectores, su figura es m¨¢s demonizada que la de gobernantes de similar espectro ideol¨®gico, como pueden ser Juncker, Merkel o Cameron. No es l¨®gica, a la luz de los resultados electorales, esa asimilaci¨®n Bibi-Israel. Cualquiera dir¨ªa que la victoria de Netanyahu ha sido abrumadora. En realidad, est¨¢ lejos de serlo. Los partidos de centro, centro izquierda y ¨¢rabes han crecido notablemente. Es curiosa la sutil manipulaci¨®n a la hora de identificar a conveniencia el l¨ªder de un partido ganador con todo un pa¨ªs. En medios afines, por ejemplo, cuando se habla de Tsipras de dice que ¡°Grecia ha virado a la izquierda¡±. ?Lo han hecho todos los griegos? Cuando Rajoy dice que ¡°Espa?a lo ha elegido a ¨¦l¡±, esos mismos medios se apresuran a criticarle la arrogancia de representar a la totalidad de los espa?oles. Est¨¢ claro que las generalizaciones est¨¢n para ser usadas a voluntad de los prejuicios.
Los ciudadanos israel¨ªes son los que han decidido en Israel. Muchos analistas, como en un juego de mesa, se han lanzado a simplificar los resultados, reproch¨¢ndoles haber usado mal el voto. ?Acaso saben elegir peor all¨ª que aqu¨ª? Se ha hablado en seguida de que el miedo ha atenazado a Israel, a la hora de votar. Como si en realidad ese factor, el del miedo, imposibilitase cualquier otra reflexi¨®n, por madura o inmadura que fuese. ?Y no es el miedo el argumento que, en todos los pa¨ªses y en todas las democracias, esgrime un partido contra otro? ?Por qu¨¦ no habr¨ªa de ser igual en Israel? ?No tienen all¨ª derecho al miedo? Es verdad que, quienes reprochan que el miedo haya guiado el voto, luego, en alg¨²n p¨¢rrafo de sus an¨¢lisis, admiten que los ciudadanos israel¨ªes tienen sobradas razones para tener ese miedo, es decir, para preocuparse por su seguridad. ?Una preocupaci¨®n que en Europa tambi¨¦n es uno de los primeros factores de intenci¨®n de voto! Hasta los mismos analistas que exigen valent¨ªa a Israel ¨Ces decir, al 45% de los votantes¨C, justifican ese miedo por las amenazas crecientes que afectan a la regi¨®n, y no solo a Israel, sino a quienes tratan de mantener vigentes los valores de una civilizaci¨®n que es la nuestra. ?Desde cu¨¢ndo optar por la seguridad y la prudencia, aunque sea en grados muy elevados, es un mal que un pa¨ªs ha de evitar?
La figura de Netanyahu es m¨¢s demonizada que la de gobernantes de similar espectro ideol¨®gico, como Juncker, Merkel o Cameron
Veamos el contexto. Para empezar, ya nadie niega que el antisemitismo ha vuelto y que convive con la islamofobia, en cuanto a lacras de intolerancia se refiere. Los atentados habidos recientemente en Europa conllevan el plus a?adido de matar jud¨ªos, al mismo tiempo que se ataca a unos valores o a unas pol¨ªticas occidentales. El antisemitismo crece porque en el islamismo hay un gran caudal de antijuda¨ªsmo. Y este antijuda¨ªsmo ha sido adoptado por muchas y extendidas capas de poblaci¨®n.
El resultado de las elecciones ha de entenderse sobre el escenario y el contexto real de la situaci¨®n real, no desde la mesa camilla de un tablero con fichas. La guerra de Siria ha derivado en una amenaza para todos: para Jordania, para L¨ªbano, para Egipto, para Israel, y sobre todo para la sacrificada poblaci¨®n siria, masacrada con alevos¨ªa como los espa?oles en nuestra Guerra Civil. Todos los pa¨ªses de la zona saben que lo que se est¨¢ debatiendo es la propia supervivencia y que lo que se est¨¢ dise?ando a sangre y fuego es su futuro.
L¨®gicamente, en ese contexto, el asunto de Ir¨¢n tiene un enorme peso espec¨ªfico, desde las muy diferentes perspectivas de Europa y de Israel. Ahora, de repente, Ir¨¢n nos tiene que parecer un pa¨ªs honesto, amigable, con el que iniciar un trato t¨² a t¨², una especie de noviazgo. ?Qu¨¦ ha cambiado, en Ir¨¢n? Todo el mundo sabe que nada. Tan solo el nuevo presidente, el cl¨¦rigo Rohan¨ª, usa un lenguaje menos ¨¢spero, menos violento que su antecesor. Pero las amenazas de destrucci¨®n a Israel no se han retirado. Ni se ha retirado la pol¨ªtica represora contra su propia poblaci¨®n. Ni que decir tiene contra las mujeres, la oposici¨®n, los artistas, los intelectuales, los homosexuales y tantos otros ciudadanos que carecen de todo derecho. Por razones geopol¨ªticas ¨Co de econom¨ªa¨C Estados Unidos ha optado por negociar sobre un aspecto de enorme peligro para el mundo: el potencial nuclear.
El controvertido columnista del NYT Thomas Friedman advert¨ªa recientemente de los intereses ocultos de Ir¨¢n. Ir¨¢n ha dise?ado una estrategia de expansi¨®n para evitar poner el foco en su pol¨ªtica interior. Y esa expansi¨®n pasa por vender muy caro su papel en la verdadera guerra del mundo, que es entre sun¨ªes y chi¨ªes. Ambiciona influir, o quiz¨¢ poseer, Irak. Ambiciona poder manipular a los pa¨ªses que rodean a Israel y ser quien determine el grosor del nudo de la cuerda de su presi¨®n. De nuevo he aqu¨ª una pregunta que no contesta un Obama enflaquecido: ?Cu¨¢nto ha cambiado el r¨¦gimen de los ayatol¨¢s? ?Qu¨¦ indicios hay de que no volver¨¢ a ser una amenaza con un gobierno como el de Ahmadineyad? ?Acaso Ir¨¢n, a nivel de bomba at¨®mica, no ser¨¢ un polvor¨ªn como Pakist¨¢n, pero mucho m¨¢s poderoso?
Es curiosa la sutil manipulaci¨®n a la hora de identificar a conveniencia el l¨ªder de un partido ganador con todo un pa¨ªs
El triunfo de Bibi es el triunfo de un contexto en el que la valent¨ªa o el miedo no deben verse como factores emocionales, sino comprensibles. Pero cuando se dice que Israel ha votado a la derecha por miedo, se falta a la verdad y al respeto a m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n que no vot¨® as¨ª. Hay, por tanto, que reconocer que, pese a todo ese contexto de miedo, hay cambios en Israel; cambios tal vez lentos.
?Y qu¨¦ pasa con los palestinos, quebrados tambi¨¦n en su invariable causa entre las antag¨®nicas OLP y Hamas? Este es, qu¨¦ duda cabe, el mayor problema pol¨ªtico y humano que ha de resolver Israel. Y ha de hacerlo en ese contexto incierto, amenazante y dram¨¢tico. Pero no basta con que Israel reaccione, los gobernantes palestinos tambi¨¦n han de hacerlo. No pueden cometer el error de lanzarse a los brazos de una Europa que sigue en el div¨¢n de su psicoanalista. A no ser que, escudados tras el biombo de ese psicoanalista, tengan en ello una permanente coartada para no firmar el acuerdo de paz. Muchos piensan en Israel que Abbas tiene decidido no firmarlo nunca.
Los lentos cambios que se perciben en Israel tras las elecciones, pese a quienes auguran lo peor, suponen un ligero giro del viento. El conflicto con los palestinos no se resolver¨¢ a la manera de nuestro juego de mesa. Se requerir¨¢, una vez m¨¢s, una interlocuci¨®n diferente, surgida del concierto feroz de las presiones tit¨¢nicas entre sun¨ªes y chi¨ªes. De ese marco saldr¨¢ el acuerdo de paz, que habr¨¢ de ser definitivo y no un mero remover la sopa. El futuro del pa¨ªs ¨Ccomo el de cualquiera de la regi¨®n¨C necesita bases s¨®lidas y carentes de retroceso. Problemas de tanto calado como los asentamientos, las fronteras, las econom¨ªas rec¨ªprocas, el odio creciente, la divisi¨®n del pa¨ªs, la viabilidad de dos estados, etc¨¦tera, son asuntos que no pueden tratarse como movimientos de fichas en el calor de un sal¨®n burgu¨¦s. No, los problemas nacen del contexto. Y las soluciones tambi¨¦n. Sin duda, alguien con creatividad pol¨ªtica lo ver¨¢ alg¨²n d¨ªa.
Adolfo Garc¨ªa Ortega es escritor.
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