Esos lobos que nos salvaron
Humanos y lobos somos especies parecidas: omn¨ªvoros, oportunistas y jer¨¢rquicos
Siempre me han fascinado los neandertales, esa otra especie humana con la que hemos compartido el planeta durante muchos miles de a?os. ?Se imaginan? Ya hemos convivido con alien¨ªgenas, y de hecho guardamos un vivo recuerdo de ellos: los extendidos mitos de ogros, troles, yetis y big-foot son el rastro que esos seres dejaron en nuestra memoria colectiva. En realidad sabemos muy poco de los neandertales y su extinci¨®n es uno de los grandes misterios de la paleontolog¨ªa. Los expertos est¨¢n en una guerra constante de fechas y datos; creo que, a la dificultad de conseguir informaci¨®n precisa en una materia tan remota, se a?aden una infinidad de poderosos prejuicios por el hecho de estar tratando un tema tan sensible como la supuesta preponderancia de nuestra especie.
De modo que, durante a?os, se pens¨® que los neandertales eran unos brutos inferiores y que los croma?ones, mucho m¨¢s refinados e inteligentes, llegamos y les borramos por nuestra pura superioridad. Luego se ha descubierto que nuestros primos eran tan inteligentes como nosotros; que, adem¨¢s, con su cuerpo masivo estaban m¨¢s adaptados que nosotros para el fr¨ªo de la glaciaci¨®n (y, sin embargo, quienes desaparecieron fueron ellos); que convivimos durante muchos milenios (entre 15.000 y 130.000 a?os, dependiendo de las fuentes); m¨¢s a¨²n, ?que nos apareamos! Y que tuvimos descendencia f¨¦rtil, porque todos los humanos, salvo los africanos subsaharianos, tenemos entre un 1% y un 4% de genes neandertales. Eso s¨ª, el cruce debi¨® de ser muy raro. Un serio y famoso estudio estad¨ªstico aventura que s¨®lo hubo 10.000 parejas mixtas de padres. C¨®mo se llega a una precisi¨®n contable de este tipo es una magia gen¨¦tica y matem¨¢tica que soy incapaz de vislumbrar.
Aunque los neandertales estuvieran m¨¢s preparados para el fr¨ªo, eso no les salvaba de la hambruna que trajo el invierno
Pero volvamos al misterio de la extinci¨®n de los neandertales. Durante alg¨²n tiempo, y de hecho hasta hace muy poco, hubo una teor¨ªa maravillosa. Ya hemos dicho que neandertales y croma?ones ¨¦ramos exactamente iguales en cuanto a capacidad intelectual, nivel tecnol¨®gico de fabricaci¨®n de herramientas y dem¨¢s. Sin embargo, parec¨ªa que nosotros, adem¨¢s de fabricar hachas, hac¨ªamos collares. Que no s¨®lo nos interesaba lo ¨²til, sino tambi¨¦n lo hermoso. Y que ese talento art¨ªstico, digamos, pod¨ªa haber sido la clave de nuestro ¨¦xito. Que la capacidad de crear y apreciar la belleza hubiera sido lo que nos salv¨® de la extinci¨®n me pareci¨® tan emocionante que escrib¨ª un art¨ªculo sobre ello e inclu¨ª este dato en varias conferencias. Pero se trataba, de nuevo, de una conclusi¨®n err¨®nea y etnoc¨¦ntrica. En la ¨²ltima d¨¦cada se ha demostrado que los neandertales tambi¨¦n se hac¨ªan collares de dientes de animales, tambi¨¦n apreciaban lo est¨¦tico. Volv¨ªamos a ser iguales. Volv¨ªamos a quedarnos sin ninguna diferencia que explicara por qu¨¦ ellos desaparecieron y nosotros no.
Ahora he le¨ªdo en The Guardian una noticia fascinante. Un profesor norteamericano, Pat Shipman, acaba de publicar un libro en el que propone una teor¨ªa formidable. Recordemos que, en la ¨¦poca de la extinci¨®n, la glaciaci¨®n estaba haciendo que la vida fuera mucho m¨¢s dif¨ªcil; aunque los neandertales estuvieran f¨ªsicamente m¨¢s preparados para el fr¨ªo, eso no les salvaba de la hambruna que los rigores invernales trajeron: hab¨ªa menos comida para todos. Y, entonces, sucedi¨® algo maravilloso: los croma?ones se aliaron con los lobos para cazar. Dio as¨ª comienzo nuestra viej¨ªsima relaci¨®n con los perros; hay restos ¨®seos de hace 40.000 a?os de humanos y lobos enterrados juntos, y en los huesos de los animales no se ve¨ªan huellas de dientes, lo que demostraba que no hab¨ªan sido devorados, sino que formaban parte de la familia; adem¨¢s, para entonces los cr¨¢neos de los lobos ya estaban ligeramente modificados, porque eran una especie dom¨¦stica.
Humanos y lobos somos especies parecidas y complementarias; somos omn¨ªvoros, oportunistas, jer¨¢rquicos, animales sociales que nos ocupamos de nuestras cr¨ªas y de nuestros viejos. En tiempos de hielo, de penuria y de hambre, tuvimos el ingenio de aliarnos para cazar. Juntos, croma?ones y lobos debimos de formar un equipo letal y poderoso. Cazamos (y exterminamos) a los mamuts, a los leones y los b¨²falos europeos. Y matamos de hambre a los neandertales. El libro del profesor Shipman se titula The Invaders: How Humans and Their Dogs Drove Neanderthals to Extinction (los invasores: c¨®mo los humanos y sus perros llevaron a los neandertales a la extinci¨®n). Miro ahora a mis perras, conmovida y conmocionada por la idea de que probablemente nos salvaron como especie. Y, desde entonces, cu¨¢ntas veces hemos abusado de ese pacto, cu¨¢ntas veces los hemos traicionado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.