Una delirante familia real brit¨¢nica
La serie norteamericana ¡®The Royals¡¯ ficciona los avatares de los Windsor
La actriz y modelo?Elizabeth Hurley, m¨¢s conocida por seguir explotando su explosivo f¨ªsico a los 49 a?os que por sus registros interpretativos, es la en¨¦sima e insospechada encarnaci¨®n de la reina de Inglaterra en una nueva serie televisiva. Y no se trata de ning¨²n error de reparto, porque la producci¨®n estadounidense titulada The Royals ficciona con pincelada gruesa los avatares de una familia real brit¨¢nica completamente disfuncional, donde el sexo, las traiciones y el chantaje est¨¢n a la orden del d¨ªa. Por mucho que sus productores lo desmientan, el p¨²blico de Reino Unido ha visto en esta propuesta una parodia moderna y bastante burda de los Windsor.
En el guion se reconoce al pr¨ªncipe Enrique y a las hijas de Andr¨¦s
El reciente estreno de la serie en las islas ¡ªdonde el canal americano E! la emite en las cadenas por cable o sat¨¦lite¡ª ha sido acogido con desd¨¦n por parte de los medios escritos, donde ha merecido pocas cr¨ªticas y todas ellas devastadoras. Pero el gancho de la popularidad de Hurley, personaje habitual en las columnas sociales y de cotilleo, y su paso por varios programas de entretenimiento para promocionar The Royals ha conseguido despertar la atenci¨®n de los televidentes. La publicaci¨®n en los tabloides de algunas fotograf¨ªas pertenecientes al primer episodio, donde la actriz brit¨¢nica aparece m¨¢s que ligera de ropa, ha hecho el resto.
Su papel es el de la reina Helena, que acomete con un acento m¨¢s pijo que regio, la consorte de un monarca llamado Simon cuya obsesi¨®n es que el Parlamento convoque un refer¨¦ndum para abolir la monarqu¨ªa y le alivie de sus funciones. Tras la muerte del heredero, el segundo hijo de los soberanos pasa a encabezar la l¨ªnea de sucesi¨®n al trono, pero el chico est¨¢ menos interesado en los asuntos de Estado que en sus l¨ªos sexuales con la hija de uno de los guardaespaldas de palacio. Tanto la audiencia brit¨¢nica como la americana han visto en este personaje un calco de los devaneos de Enrique de Inglaterra, el d¨ªscolo segundo reto?o del pr¨ªncipe Carlos a quien siempre ha sido dif¨ªcil atar corto. La hija de Helena aparece como una adolescente descarriada y adicta a las drogas que hace las delicias de los paparazzis, mientras completan la escena familiar sus dos primas que se comportan como unas malcriadas y que son muy parecidas f¨ªsicamente a las dos hijas del pr¨ªncipe Andr¨¦s.
Ese cuadro delirante, que tiene su remate con la aparici¨®n de la veterana Joan Collins en el papel de reina madre, ha sido recibido por la cr¨ªtica americana como una propuesta de pura diversi¨®n, pero algunos de sus colegas brit¨¢nicos insisten en subrayar que el material del guionista Mark Schwahn ni siquiera merece el calificativo de parodia de la instituci¨®n mon¨¢rquica. La falta de cualquier sutileza acercar¨ªa m¨¢s la serie a predecesoras como Dallas y Dinast¨ªa, en clave de comedia. Y Joan Collins, protagonista de la segunda y ahora transmutada por The Royals en una imposible madre de rey, viene a darles la raz¨®n cuando en el episodio de arranque espeta a Helena: ¡°No me hab¨ªa dado cuenta de que para decorar el palacio hab¨ªas utilizado como inspiraci¨®n el parque tem¨¢tico de Las Vegas¡±.
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