Todo muy edificante
Una taza de retrete que en un pa¨ªs de ?frica parece una mierda, en una tienda de la calle Almirante de Madrid puede ser una joya
El traje del se?or ministro es de los de ¡°raya diplom¨¢tica¡±. Se llaman as¨ª desde que uno tiene uso de raz¨®n y hubo un momento hist¨®rico en el que a lo m¨¢s que pod¨ªas aspirar en la vida era a llevarlo. Moren¨¦s es la prueba de que no significa nada: debajo de la elegancia moral de la raya puede ocultarse un vendedor de minas antipersona; esas que arrancan una pierna, un brazo, un ojo o un aparato genital y que tanto han contribuido, en el Tercer Mundo y otros, al crecimiento de las pr¨®tesis de madera, tambi¨¦n llamadas arte ¨¦tnico. Los caminos del arte ¨¦tnico, como los del Se?or, son insondables. Una taza de retrete que en un pa¨ªs de ?frica parece una mierda, en una tienda de la calle Almirante de Madrid puede ser una joya.
El se?or de la raya diplom¨¢tica, lentes incorp¨®reas, perfil evanescente y coraz¨®n de piedra, no se dispone a dar paso a los violines con su ¨ªndice de director de orquesta, sino a echarle la bronca a una diputada que os¨® sacar a colaci¨®n en el Congreso el asunto de una comandante del Ej¨¦rcito acosada y reacosada por un valiente coronel al que dieron cobertura, de forma sucesiva, un grupo de aguerridos oficiales de las Fuerzas Armadas respaldados a su vez por el sujeto de la foto. Poco despu¨¦s de llevar a cabo este gesto admonitorio, el ministro har¨ªa callar a la diputada Irene Lozano (lo intentar¨ªa al menos) colocando ese mismo ¨ªndice sobre los labios, ligeramente adelantados en forma de bocina. Result¨® todo tan edificante y tan sutil que aqu¨ª est¨¢ de nuevo, como una mina antipersona de las que estallan al pasar la p¨¢gina del peri¨®dico.
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