Los genios del Silicon Valley espa?ol
El ecosistema de 'startups' en Espa?a abarca a m¨¢s de 3.000 empresas Luchan por llevar a cabo negocios tecnol¨®gicos de cientos de millones de euros Dise?an m¨®viles encriptados, mapas inteligentes o videojuegos para m¨®viles
Sentados en un sof¨¢, con un fondo de falsa jungla a sus espaldas, Juan ?Urdiales (Ronda, M¨¢laga, 1981) y Felipe Nav¨ªo (Palma de Mallorca, 1983) no paran de sonre¨ªr. No es para menos. Su sue?o se ha hecho realidad. Setecientos metros cuadrados de oficinas en la cuarta planta de un ?edificio de cristal y acero en el selecto paseo de la Castellana, en Madrid. ¡°Y en breve se nos quedar¨¢ peque?o¡±, afirma Urdiales. Su sede alberga a 65 empleados. A finales de este a?o prev¨¦n que ser¨¢n 90. Su ¨¦xito se cimienta en dos palabras, big data (acumulaci¨®n masiva de datos), y en una necesidad de siempre, pero hoy m¨¢s importante que nunca: la ?b¨²squeda de empleo. Job and Talent, la start-up (sin¨®nimo de compa?¨ªa emergente y rompedora) de la que son cofundadores, ofrece al usuario una oportunidad no solo de encontrar trabajo, sino de que le dise?en una trayectoria profesional. ¡°Usamos big data para comparar un curr¨ªculo con los millones que tenemos en nuestra base para deducir cu¨¢l debe ser su siguiente paso profesional¡±, detalla Nav¨ªo. M¨¢s de tres millones de usuarios ya se han apuntado a su creaci¨®n. Y cada mes, 300.000 personas m¨¢s se suben a su carro. Esperan batir la marca de los 10 millones a finales de 2015. Un bombazo.
Son las desconocidas pero exitosas start-ups espa?olas, cerebros del negocio surgido en torno a Internet. Algunas ya han logrado casos de tanto ¨¦xito internacional como Social Point, una de las empresas punteras en videojuegos sociales, que emplea a m¨¢s de 200 personas y gan¨® cerca de 100 millones de euros en 2014, o Scytl, que ya planea su salida en el Nasdaq, el principal ¨ªndice burs¨¢til tecnol¨®gico, para 2016.
Llegar hasta aqu¨ª no ha sido una misi¨®n f¨¢cil. Estos innovadores sufren tambi¨¦n muchos problemas. Trabas para contratar trabajadores de otros pa¨ªses, escasez de ingenieros, programadores y de nuevos perfiles profesionales necesarios en este nuevo mercado. Sorprende tambi¨¦n la ausencia de mujeres entre su ej¨¦rcito de inform¨¢ticos. Pese a los inconvenientes, algunos arriesgan. Y triunfan.
Como Job and Talent, la exitosa compa?¨ªa de Juan Urdiales y Felipe Nav¨ªo. Su historia comenz¨® con uno de esos flechazos de comedia, en la que dos protagonistas destinados a vivir una historia de amor visitan los mismos lugares y frecuentan las mismas amistades. Urdiales y Nav¨ªo estudiaron en la misma universidad, la Pontificia de Comillas. Hicieron el Erasmus el mismo a?o en Suecia. Fueron a las mismas fiestas y bebieron cervezas con la misma gente, y hasta tienen fotos en las que salen ambos sin conocerse.
El momento de la verdad lleg¨® en verano de 2008. Adeyemi Ajao, uno de los fundadores de la red social Tuenti, contact¨® con ellos cuando m¨¢s falta les hac¨ªa. Urdiales todav¨ªa se resent¨ªa de su primera cicatriz empresarial: un proyecto de moda personalizada con el que gan¨® un premio, pero que, por el contrario, nunca atrajo inversores y que finalmente se vio obligado a vender. Nav¨ªo tampoco ten¨ªa un rumbo claro; los dos a?os que se pas¨® en una consultor¨ªa de la prestigiosa firma ?McKinsey le convencieron de que aquel no era su territorio. ¡°Observar el ¨¦xito de Adeyemi Ajao con Tuenti nos ayud¨® a desmitificar lo dif¨ªcil de montar una empresa de estas caracter¨ªsticas y darnos cuenta de que al final todo es ponerse¡±, comenta Nav¨ªo.
La empresa que maquinaban los art¨ªfices de Job and Talent era start-up, una compa?¨ªa del sector tecnol¨®gico con aspiraciones a conseguir un mercado potencial de 1.000 millones de euros. Para lograrlo tuvieron que arriesgarse a una carrera empresarial contrarreloj con tres etapas bien definidas. La primera, obtener una financiaci¨®n inicial (de entre decenas y cientos de miles de euros), en su caso gracias a las aportaciones de las tres efes: friends, family and fools (amigos, familia y locos). Luego, una vez se ha puesto en marcha el invento, les toc¨® acudir a los fondos de inversi¨®n para alcanzar un capital de millones de euros, lo que en el argot se conoce como equity gap (el momento en el que un emprendedor encuentra m¨¢s dificultades para financiarse). Esta es la prueba de fuego. Captar millones de euros no solo no es f¨¢cil, sino que puede acabar con la aventura. El dinero casi siempre viene de fuera. ¡°El 80% de los inversores son espa?oles, pero solo aportan el 40% del dinero. Esto indica que somos capaces de conectar nuestros proyectos y nuestras ideas con mercados internacionales¡±, explica Andr¨¦s Leonardo Mart¨ªnez Ortiz (Murcia, 1972), responsable de las comunidades de desarrolladores en Espa?a de Google. Los datos para Espa?a en este cap¨ªtulo fundamental son alentadores. En los ¨²ltimos tres a?os, m¨¢s de cien start-ups espa?olas han conseguido inversiones de al menos medio mill¨®n de euros cada una. Y 18 superaron los cinco millones de euros, seg¨²n datos de la Comisi¨®n Europea hasta 2014. En este periodo se han producido 30 exits, la venta de compa?¨ªas con notables ganancias.
M¨¢s de 100 ¡®start-ups¡¯ espa?olas han logrado un capital que ha superado el medio mill¨®n de euros
Para ayudarse en este largo camino, las start-ups han creado asociaciones como Chamber¨ª Valley o Tetu¨¢n Valley, con las que comparten informaci¨®n y contactos, publican manifiestos y tratan de hacer fuerza com¨²n. Como trampol¨ªn para el crecimiento, algunas de estas empresas recurren tambi¨¦n a las aceleradoras, de manera que un grupo de compa?¨ªas comparte el mismo programa empresarial para atraer inversores y expandir el negocio a cambio de ceder acciones.
uede pasar desapercibido. Se encuentra en la hornacina de una sala de reuniones en la tercera planta de un edificio de la plaza de Gal¡¤la Plac¨ªdia, en Barcelona. No es m¨¢s que un cilindro de madera con una tira enrollada de cuero. En ¨¦l se puede leer: ¡°Electronic voting an election¡±. Es decir: ¡°Voto y elecciones electr¨®nicas¡±. El artefacto es un scytale, un ingenio inventado en la antigua Grecia para comunicar mensajes secretos. Y ese es tambi¨¦n el lema de Scytl, una start-up catalana que va camino de convertirse en una gran empresa. Y que es el mejor ejemplo de c¨®mo un peque?o proyecto universitario, fundado por Andreu Riera, profesor de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, puede dar el salto al gran mercado. Riera no pudo recoger los frutos del ¨¦xito porque falleci¨® en un accidente de tr¨¢fico en 2006. Pero su visi¨®n sigue intacta, como desvela Pere Vall¨¨s (Barcelona, 1970), consejero delegado de la compa?¨ªa: ¡°?l era muy cr¨ªtico con la universidad porque cre¨ªa que deb¨ªa tener una mayor sinergia entre el mundo universitario y el empresarial. No se equivocaba. Nosotros somos la prueba. La cuna donde nacen las start-ups tiene que ser la universidad espa?ola¡±.
Cerca de esa sala de reuniones donde reposa el secular scytale, Jordi Puiggal¨ª Allepuz (Barcelona, 1970) sonr¨ªe frente a un cuadro en el que conviven un mapamundi, relojes dando la hora en los cinco continentes, anotaciones matem¨¢ticas y multitud de diagramas. Su t¨ªtulo es La mente de Jordi Puiggal¨ª. Con solo un vistazo es posible observar los engranajes de esta empresa, que lleva una d¨¦cada centrada en gestionar la democracia online y el voto electr¨®nico. Ya se ha encargado de materializar elecciones en m¨¢s de 35 pa¨ªses, incluyendo Estados Unidos, Canad¨¢, Francia, Suiza, India y Reino Unido, que ser¨¢ su cliente en los pr¨®ximos comicios de mayo. Da empleo a 600 personas, cuenta con 18 oficinas repartidas por el mundo, levant¨® 80 millones de euros de capital en 2014 para una nueva expansi¨®n y tiene previsto cotizar en el Nasdaq a finales de 2016. ¡°Empezamos investigando sobre encriptaci¨®n y seguridad en Internet¡±, explica Puiggal¨ª, ¡°el fallecido Riera en la parte m¨¢s te¨®rica y yo en la m¨¢s pr¨¢ctica de inform¨¢tica. En 2001 se le ocurri¨® que pod¨ªamos aplicar toda esa investigaci¨®n a crear una empresa¡±. La meta de esta compa?¨ªa es ofrecer digitalizaci¨®n total a un Gobierno en sus elecciones a trav¨¦s de cuatro m¨®dulos: el d¨ªa antes, las elecciones, el d¨ªa despu¨¦s y un concepto ligado a la cada vez mayor demanda social de presencia ciudadana en las decisiones: el e-gobernance.
"Hemos desarrollado un portal de participaci¨®n para que los ciudadanos interact¨²en y den pistas a los gobernantes de los problemas que hay que atacar¡±, prosigue Puiggal¨ª. ¡°Un Gobierno no puede estar todo el d¨ªa conectado. Nosotros les ofreceremos un sumario de los temas m¨¢s relevantes usando big data. Y lo haremos mezclando tanto lo que los usuarios comenten en nuestra web como en Facebook o Twitter¡±.
Pero fundar una de estas empresas no es un camino de rosas. ¡°Nueve de cada 10 no lo consiguen. La proporci¨®n de fracaso se reduce a 4 de cada 10 si usan una aceleradora (programas de expansi¨®n para start-ups con el objetivo de dinamitar su crecimiento)¡±, explica Isidro Laso Ballesteros, jefe del sector Startup Europe en la Comisi¨®n Europea. ¡°Es verdad que muchos lo vuelven a intentar y que incluso los que fracasan tienen un valor tremendo para una empresa o una instituci¨®n, por su experiencia en levantar un negocio¡±. Entre los proyectos que maneja la Comisi¨®n para ayudar al crecimiento de estas empresas se encuentran Welcome, que conecta cinco puntos calientes del panorama start-up ¨CBerl¨ªn, Dubl¨ªn, Mil¨¢n, Madrid y Salamanca¨C, o Startup Scaleup, un programa para ayudar a la expansi¨®n a compa?¨ªas europeas dedicadas al Internet of Things (IoT): la interconexi¨®n digital de objetos cotidianos con Internet que pretende revolucionar el panorama tecnol¨®gico.
El ¨¦xito de una start-up no tiene por qu¨¦ reducirse a que abandone la adolescencia empresarial y madure necesariamente como una gran compa?¨ªa. La venta de dicha empresa cuando ha logrado alcanzar un tama?o y ¨¦xito relevantes es otro de los desenlaces m¨¢s necesarios para que el impuso de las start-ups espa?olas no se marchite. ¡°Fue de campeonato¡±, califica gr¨¢ficamente Rodrigo Silva Ramos (Madrid, 1963) la cifra ¨Cque no desvela¨C por la que vendi¨® Blackphone, compa?¨ªa de la que era cofundador, el pasado 26 de febrero. Despu¨¦s de crear uno de los 25 mejores inventos de 2014 seg¨²n la revista Time, el primer tel¨¦fono m¨®vil encriptado del mundo, y de vender cientos de miles de esos aparatos a 560 ?euros la pieza, Ramos y sus socios decidieron vender la firma, de la que controlaban el 50% de sus acciones, a su socio norteamericano Silent Circle.
Rodrigo Silva interpreta la venta como una oportunidad. ¡°Lo ve¨ªamos venir. Nuestro papel es arrancar proyectos y que estos alcancen un alto nivel de ?importancia. Hay que verlo como un ¨¦xito; ahora tenemos liquidez para arrancar nuevas aventuras con Geeksphone [su primera empresa de fabricaci¨®n de m¨®viles]¡±. Adem¨¢s, han conseguido que sus socios estadounidenses acepten mantener al menos por dos a?os el departamento de ingenier¨ªa de Blackphone, afincado en Madrid y compuesto por ingenieros espa?oles. Ramos asegura que sus socios y ¨¦l no piensan en un retiro en las Bahamas, sino en forjar un nuevo equipo en Geeksphone para entrar en el mercado de las wearables (prendas o complementos como relojes con aplicaciones online) y formar parte del boyante y prometedor IoT.
Que se produzcan m¨¢s compras exitosas ¨Cla Comisi¨®n Europea ha contabilizado 30 en los ¨²ltimos tres a?os¨C es uno de los pilares con los que expandir este ecosistema. ¡°Necesitamos que otros inversores se fijen en nosotros. Si Google o Facebook compran empresas significa que hay liquidez en el mercado para que estos emprendedores puedan arrancar o invertir en otras start-ups¡±, asevera Fernando Becerra Farelo (Ginebra, 1979), fundador de Business Booster, un h¨ªbrido entre aceleradora y fondo de inversi¨®n que ha dinamizado desde Valencia a m¨¢s de 50 de estos negocios.
V¨ªdeo de 'Monster legends', uno de los videojuegos sociales de la 'start-up' Social Point.
Estas entidades no tienen tiempo para remolonear. Hay una oportunidad tecnol¨®gica con un potencial de mercado enorme y hay que ser el primero en cobrarse la pieza. En ese sprint est¨¢n Sergio ?lvarez Leiva (Madrid, 1985) y Javier de la Torre Alonso (Madrid, 1979), cofundadores de CartoDB, start-up premiada por la Comisi¨®n Europea con el galard¨®n Europioneers a los mejores emprendedores del a?o.
Lo suyo es hacer mapas. M¨¢s concretamente, proporcionar las herramientas a otras empresas para que visualicen una cartograf¨ªa de big data con calidad, f¨¢cil de usar y actualizable en tiempo real. The Washington Post, National Geographic, Twitter o la ciudad de Nueva York figuran en su lista de clientes. Pero no pueden dormirse. ¡°Cuando surge una oportunidad, debes posicionarte lo antes posible, antes de que te quiten el sitio¡±, explica De la Torre. ¡°Por eso vamos a invertir m¨¢s de lo que ingresamos para alcanzar el tama?o que necesitamos con el objeto de copar nuestro mercado¡±. La expansi¨®n ser¨¢ intensa. De los 40 empleados con los que cuenta ahora CartoDB, planean acabar el a?o con 75, repartidos entre sus oficinas de Madrid y Nueva York.
El sector tecnol¨®gico se encuentra en plena efervescencia y el modelo start-up parece ser la traslaci¨®n m¨¢s acorde al mercado. Pero levantarlas lejos de Silicon Valley se cobra sus tasas. Por ejemplo, la escasez de profesionales en el mercado de trabajo. ¡°En Espa?a existe mucho empleo en este sector, pero faltan profesionales¡±, explica Felipe Nav¨ªo, de Job and Talent, una empresa que maneja a diario millones de curr¨ªculos.
La escasez de ingenieros es solo la punta del iceberg. En CartoDB lo han comprobado incluso con sus becarios: ¡°Muchos dejan de venir un d¨ªa o, de pronto, nos dicen: ¡®Mi padre me ha dicho que mejor haga una beca de Telef¨®nica¡¯. En las universidades a¨²n no se informa bien de estas oportunidades empresariales¡±, dice Leiva. A la falta de t¨¦cnicos se une el grave el problema de la escasez de especializaci¨®n para trabajar en una start-up, que exige unos perfiles muy concretos para los que la formaci¨®n acad¨¦mica permanece todav¨ªa coja.
En el Centro de Innovaci¨®n BBVA, 16 alumnos intentan aceptar el reto. Los que no tienen beca han pagado 7.500 euros para que les formen a medida de las start-ups. La iniciativa, que arranc¨® el pasado mes de noviembre, se llama Startup Academy. Y a la cabeza se encuentra Fernando Becerra: ¡°Necesitamos emprendedores, pero nos hacen a¨²n m¨¢s falta profesionales que lleven a cabo su visi¨®n. Solo en Europa hay 900.000 puestos de trabajo en el sector tecnol¨®gico esperando ser cubiertos. Las start-ups necesitan trabajadores muy espec¨ªficos que no se encuentran en el mercado. Y eso es lo que ofrecemos nosotros¡±. En abril se graduar¨¢n estos primeros 16 profesionales. Y los jueces que eval¨²en sus proyectos finales no ser¨¢n miembros de un claustro acad¨¦mico, sino un grupo de inversores.
Que haya una formaci¨®n espec¨ªfica le parece perfecto a Javier Ag¨¹era (Madrid, 1992), jefe cient¨ªfico de Blackphone. Pero este empresario afincado en Silicon Valley, que empez¨® en los negocios cuando a¨²n iba al instituto y que recuerda el germen de su fiebre emprendedora cuando a los siete a?os vend¨ªa limonada en El Escorial, cree que debe haber un responsable que no puede delegar su ?formaci¨®n en terceros: ¡°No s¨¦ si son los ?padres, las universidades o el Gobierno. Pero hay que conseguir cambiar la actitud de nuestros alumnos. Espabilarlos. No cuesta tanto enterarse de qu¨¦ demanda hay hoy d¨ªa en nuestro mercado laboral. Pero hay que tener el inter¨¦s de hacerlo y, por desgracia, nos falta bastante a¨²n¡±.
El problema para estos emprendedores va m¨¢s all¨¢ de lo acad¨¦mico. Y m¨¢s all¨¢ de Espa?a. ¡°A m¨ª me encantar¨ªa contratar a gente de toda Europa. ?Pero no puedo! No puede ser que para contratar a un franc¨¦s tenga que abrir una filial en Francia¡±, se queja Javier de la Torre, consejero delegado de ?CartoDB. M¨¢s grave le parece a este emprendedor la desconfianza de las grandes empresas hacia las peque?as compa?¨ªas que ofrecen servicios de nuevas tecnolog¨ªas. Con el mismo problema se encuentra Horacio Martos, responsable de Social Point, el gigante espa?ol del videojuego, que factur¨® 89 millones de euros en 2014 y cuenta con 230 empleados de m¨¢s de 20 nacionalidades: ¡°Hay que dar m¨¢s facilidades para contratar talento extranjero. Porque aporta mucho a los equipos espa?oles mezclarse con gente de otras culturas. Pero hoy es muy dif¨ªcil¡±. Ander Michelena, consejero delegado de Ticketbis, una start-up de reventa de entradas con oficinas en 38 pa¨ªses y m¨¢s de 350 empleados, opina que la falta de di¨¢logo con las instituciones es un problema: ¡°Por ejemplo, la ley de emprendedores es un cachondeo. A nosotros nos vinieron a preguntarnos a Chamber¨ª Valley [una de las asociaciones de start-ups espa?olas en boga] por nuestra opini¨®n y luego hicieron lo que les sali¨® de las narices. No nos escucharon en el asunto de moderar las sanciones si esa peque?a compa?¨ªa fracasa. En Estados Unidos se valora fallar, es una cicatriz de guerra. Aqu¨ª puede acabar contigo¡±.
¡°En EE UU,? fallar es una cicatriz de guerra. Aqu¨ª puede acabar contigo¡± Ander Michelena, CEO de Ticketbis.
Uno de los grandes problemas de estas modernas start-ups es la falta de mujeres. Apenas unas pocas, m¨¢s all¨¢ de los departamentos de marketing. ¡°?Nos encantar¨ªa contar con ellas! Pero no se presentan candidatas. Hoy d¨ªa favorecer¨ªa a una mujer para un puesto determinado, porque creo que aportan cosas distintas y necesitamos esa variedad en el ambiente de trabajo¡±, afirma Leiva, de CartoDB. Su empresa cuenta con una excepci¨®n. Se llama Carla Iriberri (Elche, 1992), es ingeniera de Telecomunicaciones y trabaja como m¨¢nager de soporte, es decir, es la encargada de resolver los problemas de los usuarios con el software. ¡°En clase ¨¦ramos dos chicas¡±, dice Carla. ¡°Y yo fui la ¨²nica que se gradu¨®. Ahora que me ocupo de fichar para la empresa veo que tampoco hay mucho de donde sacar¡±.
Las razones son muy variadas, pero muchas apuntan a lo m¨¢s profundo de nuestra cultura. Anabel Barrio (Bilbao, 1982), programadora de Ticketbis, cree que el problema empieza al poco de llegar al mundo, mientras uno juega: ¡°La educaci¨®n y la cultura se siguen basando en la diferencia de g¨¦neros. Juguetes para chicos y juguetes para chicas. Est¨¢ claro que el rosa seguir¨¢ siendo de ni?as, pero que por lo menos no se desmotive a una chica que quiere jugar con algo pensado para chicos¡±. Precisamente el a?o pasado, la firma juguetera LEGO tuvo duras cr¨ªticas tras recibir una carta enviada por una ni?a de siete a?os que se quejaba por el encasillamiento de su l¨ªnea femenina, con muchas menos opciones de construir e inventar. Meses despu¨¦s, la compa?¨ªa lanzaba una l¨ªnea de cient¨ªficas e investigadoras. Cristina Puertas Blanco (Barcelona, 1988), m¨¢nager de producto de Job and Talent, uno de los puestos principales de esta empresa, ve clave animar a las mujeres a lanzarse a la tecnolog¨ªa: ¡°Las chicas somos muy l¨®gicas, y creo que es una profesi¨®n a la que podr¨ªamos sacarle mucho provecho. Pero en el sector t¨¦cnico de nuestra empresa somos solo dos, y eso que las buscamos. Aun as¨ª, creo que cada vez habr¨¢ m¨¢s¡±.
Adem¨¢s de la falta de mujeres, los problemas de regulaci¨®n laboral, la escasez de profesionales y la carencia de una formaci¨®n adecuada, hay una cuesti¨®n clave para que el Silicon Valley espa?ol no sea flor de un d¨ªa: la actitud. ¡°En Silicon Valley todos se creen los reyes del mundo. Da igual que su empresa haga una aplicaci¨®n para puntuar salchichas, el t¨ªo te lo vende como si fuera lo m¨¢s grande. Y terminas por cre¨¦rtelo. Y acabas contagi¨¢ndote y te vienes arriba. Pero a los espa?oles nos cuesta, porque tenemos una cultura de mirar hacia abajo¡±, afirma David Pur¨®n (Logro?o, 1979), vicepresidente de ingenier¨ªa de Blackphone. Y esa es la oportunidad que tiene este ecosistema emprendedor. Cambiar la direcci¨®n de la mirada de todo un pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.