Desaplausos
Se levant¨® Rajoy, se coloc¨® frente al atril, mir¨® al tendido, articul¨® tres lugares comunes, y el respetable enloqueci¨®. ?Por qu¨¦? Porque no hab¨ªa dicho nada de nada. ?Qu¨¦ rayos ocultaban?
Hab¨ªa en mi barrio un loquito que aplaud¨ªa sin ton ni son: a las merluzas, por ejemplo, a las criadillas, a los callos, a la mortadela, a las verduras y legumbres en general. Un lunes estuvo aplaudiendo siete horas seguidas a un sem¨¢foro. Hubo que hospitalizarlo con los dedos hinchados como morcillas y las palmas de las manos tumefactas. No hac¨ªa otra cosa y, aun as¨ª, le faltaban horas para aplaudir a todo lo que consideraba plausible. Lo llam¨¢bamos equivocadamente El Aplaudidor porque en realidad, seg¨²n nos explic¨® el profesor de franc¨¦s, un estructuralista avant la lettre,era un desaplaudidor. ?Y qu¨¦ deb¨ªamos entender por desaplaudidor? Aquel o aquellos que aplauden con un fervor absurdo: pongamos un grupo de seiscientas personas aplaudiendo a un pollo sin cabeza. Si te encuentras ante semejante espect¨¢culo, pon todos tus sentidos en estado de alerta porque esa forma de encomiar es una manera fraudulenta de desencomiar. Algo se oculta bajo un ardor tan il¨®gico.
Me acord¨¦ de ello cuando el PP se aplaudi¨® a s¨ª mismo con furia en el Congreso, tras haber votado un s¨ª demente a la participaci¨®n de Espa?a en la guerra de Irak, que tantos muertos civiles y mutilados inocentes habr¨ªa de producir en esa zona que hoy est¨¢ hecha unos zorros. Se percib¨ªa en aquella desquiciada ovaci¨®n una clamorosa desovaci¨®n, incluso un desove en la medida en que sus se?or¨ªas se despelotaron como el pobre loquito de mi barrio frente al sem¨¢foro de su calle. El martes pasado, en la reuni¨®n del PP, volvimos a asistir a un desaplauso inquietante. Se levant¨® Rajoy, se coloc¨® frente al atril, mir¨® al tendido, articul¨® tres lugares comunes, y el respetable enloqueci¨®. ?Por qu¨¦? Porque no hab¨ªa dicho nada de nada. ?Qu¨¦ rayos ocultaban?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.