Lo obvio y lo real
Rajoy ser¨¢ probablemente el ¨²nico candidato que repetir¨¢. El PP representar¨¢ el pasado contra todos
Despu¨¦s de a?os renegando de la herencia socialista, causa de todos los problemas de Espa?a, Rajoy se fija como objetivo, para ganar las pr¨®ximas elecciones, alcanzar antes de finales de a?o el n¨²mero de parados y de afiliados a la Seguridad Social que hab¨ªa cuando Zapatero abandon¨® el poder. Extra?o ¨¦xito del presidente: ya estamos como cuando llegu¨¦. Es una muestra m¨¢s del desconcierto que ha aflorado en la derecha despu¨¦s de una derrota en Andaluc¨ªa superior a lo que se esperaba.
¡°Orgullo de ser del PP¡±. Cuando se apela al patriotismo de partido, es porque se ha captado que m¨¢s all¨¢ de los fieles el discurso ya no es atendido. Lo est¨¢n diciendo los barones, de Feij¨®o a Fabra, cuando afirman que lo que falla es la comunicaci¨®n. Sus palabras no llegan, porque hace tiempo que se renunci¨® a un discurso pol¨ªtico. Desde el punto de vista econ¨®mico, los resultados ¡ªdesigualdad abismal, precariedad, incremento de la pobreza, hundimiento de los salarios¡ª demuestran que el proyecto pol¨ªtico era inconfesable, por eso Rajoy se escud¨® en que ¡°no hay alternativa¡± y se puso a rebufo de la ortodoxia alemana. Y cuando intent¨® compensar a los suyos con la restauraci¨®n conservadora se pill¨® los dedos: la reacci¨®n contra su reforma de ley del aborto le desconcert¨® y baj¨® el diapas¨®n, sin por ello renunciar a restringir derechos como se ha visto con la ley mordaza.
El presidente se ha ido parapetando detr¨¢s de las cifras y ha perdido visi¨®n. ¡°Lo obvio es lo real¡±, ha dicho a sus correligionarios. Su problema es que lo obvio para ¨¦l y lo obvio para los ciudadanos no es lo mismo, porque para estos no hay expectativas de futuro. El que no tiene trabajo encuentra enormes dificultades para conseguirlo, y el que lo consigue no siempre recibe un salario y una estabilidad suficientes para vivir en condiciones dignas. Cierto que hay crecimiento, cierto que hay se?ales de recuperaci¨®n, pero p¨¦simamente redistribuidos, que s¨®lo alcanzan al segmento de la poblaci¨®n menos afectado por la crisis.
En oto?o Rajoy ser¨¢ probablemente el ¨²nico candidato que repetir¨¢. El PP representar¨¢ el pasado contra todos. Para afrontar esta batalla recurrir¨¢ al miedo y a la descalificaci¨®n. Todo lo que no es establecimiento bipartidista es presentado como populismo, en una concepci¨®n tan estrecha de la democracia que la reduce a la alternancia entre casi iguales. El m¨¢s grave caso de populismo que se ha dado en la Espa?a democr¨¢tica ha sido la campa?a electoral de Rajoy de 2011, cargada de promesas que sab¨ªa perfectamente que no podr¨ªa cumplir. Para ocupar las instituciones y usarlas a su antojo, el PP no necesita aprender de nadie. El temor al pluripartidismo y a la fragmentaci¨®n del espacio pol¨ªtico es una reacci¨®n corporativista que por s¨ª sola demuestra que el r¨¦gimen necesita ox¨ªgeno. Aprendamos de los ingleses: bienvenidos los nuevos y que cada cual juegue lealmente sus cartas. Los ciudadanos decidir¨¢n. ?O no es eso la democracia??
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