Fruto Ruz
El terror m¨¢s all¨¢ del terror. Son, de alguna forma, nuestros ¡°frutos extra?os¡±
Hay opiniones ingeniosas que adquieren m¨¢s chispa cuando alguien tiene el coraje de contrariarlas. Mark Twain apunt¨® sobre el trabajo de los jueces: ¡°Para triunfar en otras profesiones, hay que demostrar capacidad; en el ejercicio de la justicia es m¨¢s recomendable ocultarla¡±. Leo el auto del juez Ruz por la agresi¨®n genocida contra el pueblo saharaui y tengo la sensaci¨®n de que el texto es en s¨ª mismo un acto de justicia. Es un auto de redenci¨®n. Podemos escuchar las voces de las v¨ªctimas enterradas en vida, torturadas, calcinadas por napalm y f¨®sforo. Podemos o¨ªr el grito de la mujer, que ha dado a luz en la c¨¢rcel, y a la que llevan de comida los dedos del reci¨¦n nacido. El terror m¨¢s all¨¢ del terror. Son, de alguna forma, nuestros ¡°frutos extra?os¡±. Cuando te adentras en el atlas dram¨¢tico de la humanidad, tanta tierra que se esconde, brota y rebrota esa canci¨®n, Strange Fruit(extra?o fruto), fermentada con la voz de Billie Holiday, porque pone en vilo todo lo que roza. Naci¨® de un poema escrito por un profesor blanco, Abel Meeropol, espantado despu¨¦s de ver la foto de dos personas negras colgadas de un ¨¢rbol por linchamiento: ¡°?rboles sure?os cargan extra?os frutos¡±. Hoy suena como una oraci¨®n universal, la boca de la humanidad perseguida. Hay muchas clases de mapas, pero el m¨¢s visible en las escuelas del mundo deber¨ªa ser el mapa de los extra?os frutos. Los lugares de holocaustos y masacres. ¡°Extra?os frutos¡± de hoy: los normalistas de M¨¦xico, los universitarios de Kenia... Y ¡°extra?os frutos¡± colgados del olvido, como las v¨ªctimas del genocidio franquista, esa ¡°amarga cosecha¡± abandonada por un Estado de la desmemoria que, al modo de un establecimiento en crisis moral, parece haber colocado el cartel: ¡°Liquidaci¨®n de existencias¡±.
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