En la direcci¨®n correcta
Al pleno restablecimiento de relaciones entre EEUU y Cuba le queda a¨²n un largo recorrido
Muchas veces se ha abusado de la expresi¨®n ¡°pasar p¨¢gina de la historia¡± pero esta vez se puede aplicar con toda justicia a la Cumbre de las Am¨¦ricas, clausurada en la madrugada de ayer en Panam¨¢, donde la escenificaci¨®n de la reconciliaci¨®n entre Estados Unidos y Cuba ha eclipsado todos los dem¨¢s asuntos del encuentro y difuminado la pobreza de resultados concretos en otras materias.
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El anuncio realizado por Barack Obama y Ra¨²l Castro de que sus respectivos pa¨ªses se encaminan a la reapertura de embajadas es una excelente noticia a pesar de que la esperada eliminaci¨®n de la isla caribe?a de la lista de Estados que fomentan el terrorismo internacional no se haya producido finalmente durante el fin de semana.
Con Cuba, Obama ha puesto en la pr¨¢ctica la t¨¢ctica de que es m¨¢s eficaz negociar con los pa¨ªses con los que Estados Unidos tiene graves diferencias que mantener una incomunicaci¨®n que puede prolongarse ¡ªcomo efectivamente ha sucedido¡ª durante d¨¦cadas. Con ello consigue dos cosas: en primer lugar, ayuda a la eliminaci¨®n de un elemento que los gobernantes de esos pa¨ªses utilizan como excusa para continuar con sus pol¨ªticas autoritarias. Por otra parte, y en el caso concreto de Cuba, Obama coloca ahora el foco de la atenci¨®n internacional sobre los movimientos que realice el r¨¦gimen de Ra¨²l Castro. El mandatario estadounidense subray¨® en Panam¨¢ que el respeto a los derechos humanos no es una cuesti¨®n de puntos de vista. Ahora es el turno de Castro para dar pasos en una direcci¨®n que muestre que en La Habana tambi¨¦n ha habido un cambio de actitud. Hay que felicitarse por las palabras conciliatorias del presidente cubano en la cumbre, pero en su pa¨ªs pocas cosas han cambiado desde que el pasado diciembre se anunciara el comienzo del fin de medio siglo de desencuentro entre Estados Unidos y Cuba.
En este estado de cosas, el gran hito que queda todav¨ªa es el levantamiento del embargo estadounidense a la isla, impuesto en octubre de 1960 con el objetivo de hacer caer el r¨¦gimen de Fidel Castro y que, obviamente, no ha logrado su objetivo, pero ha ayudado a la precariedad de condiciones en la isla. Obama tendr¨¢ que convencer al Congreso de Estados Unidos ¡ªcontrolado por la oposici¨®n republicana¡ª para que esta trascendental medida entre en vigor. Y aqu¨ª es donde se puede complicar el curso del restablecimiento de las relaciones entre Washington y La Habana porque la decisi¨®n del Congreso responder¨¢ a una complicada combinaci¨®n de fuerzas donde se mezclan desde aspectos ideol¨®gicos al calendario electoral estadounidense pasando por la posici¨®n que adopte la influyente comunidad cubana en EE?UU. En cualquier caso, Obama se ha declarado favorable a levantar el embargo pero advirtiendo de que la ¨²ltima palabra la tiene el Congreso de su pa¨ªs. La democracia debe ser fiel a sus propias reglas y el presidente debe respetarlas. Y esa es otra conclusi¨®n que nos deja la cumbre.
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