?Petr¨®leo para la paz?
Por Jos¨¦ Ricardo Puyana (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) y Eduardo Ramos Su¨¢rez (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo).
Foto: La Silla Vac¨ªa.
Seg¨²n Helen Clark, administradora del Programa de las Naciones para el Desarrollo (PNUD), un sector de los recursos naturales gestionado de forma transparente y responsable puede contribuir a crear condiciones de desarrollo humano en pa¨ªses con econom¨ªas extractivas. A muchos les puede resultar por lo menos curiosa esta afirmaci¨®n, ya que existe un gran malditismo en torno a este sector. En este sentido, por ejemplo, no es escasa la literatura y el cine que hablan de c¨®mo los recursos naturales, y en particular, el petr¨®leo han desencadenado conflictos armados por todo el mundo y juegos geopol¨ªticos, que en muchas ocasiones han estado fuera del conocimiento del ciudadano medio. En nuestra historia reciente, tenemos el caso de la guerra de Irak o el conflicto del antiguo Sud¨¢n, donde la lucha de trasfondo ha sido por el control del ¡°oro negro".
Por esto motivo, en mucha gente, y con raz¨®n, ha calado la percepci¨®n de que todo lo que rodea al petr¨®leo es tenebroso. Pero, ?y si por un momento intentamos cambiar esta percepci¨®n? ?Y si pensamos o intentamos pensar que un sector petrolero manejado de forma responsable y transparente puede contribuir a la paz y a la estabilidad de algunos pa¨ªses?
Este planteamiento puede resultar para muchos descabellado, despu¨¦s de la lista de conflictos armados que ha propiciado el control de este recurso natural. No obstante, hagamos este esfuerzo. Pongamos el caso de Colombia. El pa¨ªs suramericano est¨¢ afrontando unas negociaciones para poner fin a un conflicto armado de m¨¢s de 50 a?os. En Colombia el sector petrolero representa un 5,5% de su producto interior bruto y un 55 % de las exportaciones. Este sector es, por lo tanto, vital para el equilibrio fiscal del pa¨ªs y para el financiamiento de unas pol¨ªticas sociales que hasta ahora no ten¨ªan precedentes en la historia del pa¨ªs andino. Estas medidas han cambiado, al menos en parte, la concepci¨®n del papel del Estado en este pa¨ªs. Sin embargo, es importante se?alar que a Colombia, al igual que a otros muchos pa¨ªses de la regi¨®n, le est¨¢ afectando duramente la dram¨¢tica bajada del barril de Brent, lo que pude cuestionar la sostenibilidad en un futuro de estas pol¨ªticas sociales y, en general, la estabilidad macroecon¨®mica del pa¨ªs.
No por casualidad, en la mayor¨ªa de las zonas productoras de hidrocarburos de Colombia se da una alta concentraci¨®n de grupos armados, los cu¨¢les han encontrado desde hace tiempo en la extorsi¨®n a la industria y en la cooptaci¨®n de las rentas petroleras una fuente lucrativa de ingresos. De hecho, el 74% de las operaciones de hidrocarburos se desarrollan en ¨¢reas rurales, y es precisamente en el ¨¢mbito rural donde el conflicto se ha expresado con m¨¢s crudeza y donde el gobierno colombiano tiene su mayor reto si aspira, como ha planteado, construir una paz duradera. La mayor¨ªa de las regiones petroleras en Colombia experimentan un ¨ªndice de desarrollo humano y un ¨ªndice necesidades b¨¢sicas insatisfechas por debajo de la media nacional.
Volviendo al argumento inicial de Helen Clark, est¨¢ comprobado que aquellas sociedades con un mayor desarrollo humano son m¨¢s resistentes a los conflictos y a los procesos de marginalizaci¨®n o descomposici¨®n social. En este sentido, las personas con condiciones de vida digna son m¨¢s reticentes a involucrarse en procesos que puedan hacer peligrar su forma de vida, quiz¨¢ en parte por la simple ecuaci¨®n de que "quien m¨¢s tiene, m¨¢s tiene que perder".
En este orden de ideas, un sector de hidrocarburos que fuera una fuente de riqueza equitativa y sostenible y que ayudase a construir condiciones de vida digna, podr¨ªa contribuir a que estas regiones fuertemente castigadas por el conflicto armado pudieran construir la paz. No es tarea f¨¢cil porque, aunque la tendencia est¨¢ cambiando, la industria extractiva en Colombia tiene un historial de malas pr¨¢cticas que no ha ayudado, desde luego, al bienestar de algunas de estas regiones. Todo esto, adem¨¢s, enmarcado en un contexto donde a menudo ha coexistido un Estado d¨¦bil en el nivel sub-nacional junto con la presencia de grupos armados ilegales, lo que ha producido una ausencia de reglas del juego claras para los actores involucrados en el sector ¨Cla institucionalidad p¨²blica, las compa?¨ªas petroleras y la sociedad civil¨C.
Consciente de la importancia del sector de hidrocarburos para la construcci¨®n del proceso de paz en Colombia, el Gobierno, junto con el apoyo del PNUD, ha puesto en marcha La Estrategia para la Gesti¨®n Equitativa y Sostenible del Sector de Hidrocarburos. Esta iniciativa busca hacer socialmente y ambientalmente sostenible el sector de hidrocarburos a trav¨¦s de la creaci¨®n de espacios de di¨¢logo democr¨¢tico, donde las empresas, el Estado y las comunidades de los lugares donde se ubica la operaci¨®n de hidrocarburos puedan alcanzar una visi¨®n conjunta del sector como un modelo de impulso socioecon¨®mico para estas regiones petroleras. Y de esta forma mitigar la conflictividad en torno a la industria de hidrocarburos y, a la vez, generar desarrollo humano como condici¨®n indispensable para la construcci¨®n de paz en el pa¨ªs.
Esta iniciativa se desprende de la Estrategia para las Industrias Extractivas del PNUD. A trav¨¦s de esta iniciativa global, Naciones Unidas apoya a los gobiernos para que hagan una mejor gesti¨®n de sus recursos naturales y para que esta riqueza natural se traduzca en un desarrollo sostenible e inclusivo que beneficie a toda la poblaci¨®n de los pa¨ªses basados en econom¨ªas extractivas. Debido a esta apuesta, la ONU ha recibido cr¨ªticas ¨Cesperables¨C por parte de medios de comunicaci¨®n y de algunos sectores de la sociedad civil, pero hay que reconocer que es una decisi¨®n osada que muestra que esta organizaci¨®n reconoce y act¨²a sobre realidades. En este sentido, es indudable que muchos pa¨ªses emergentes y en desarrollo dependen fundamentalmente de la explotaci¨®n de sus recursos naturales, y esto va a seguir siendo as¨ª durante muchos a?os. Naciones Unidas, en este sentido, y en concreto el PNUD, quiere superar el debate del s¨ª o no a la actividad extractiva. Su intenci¨®n es propiciar unas condiciones de vida digna para las poblaciones de estos pa¨ªses de econom¨ªas extractivas, y esto solamente es posible a trav¨¦s de una gesti¨®n m¨¢s equitativa, responsable y sostenible de sus recursos naturales.
Colombia puede ser un buen comienzo para demostrar que el problema no est¨¢ en los recursos naturales en s¨ª, sino m¨¢s bien en las personas que lo gestionan, y que la paz y el bienestar de las sociedades de los pa¨ªses ricos en recursos naturales, a pesar de la llamada ¡°maldici¨®n de los recursos¡±, puede pasar en buena medida por el buen manejo que se haga de este sector.
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