La gran teor¨ªa de c¨®mo ver un partido
Fuimos a un partido de la Champions League desde la zona noble del Bernabeu y descubrimos que no ten¨ªamos ni idea de ver f¨²tbol
¡°?Y estos d¨®nde van?¡±, pregunta ella harta de encoger las piernas para dejar pasar a seres humanos con pulseras de colores y cosas que les cuelgan del cuellos. ¡°A comer, estos van a comer¡±, le responde ¨¦l mientras saca de la mochila un objeto con forma de porra envuelto en papel de aluminio. ?l y ella tienen la mala suerte de pertenecer a la inmensa mayor¨ªa de ser humanos que hoy est¨¢ en el Bernab¨¦u pero no han llegado hasta aqu¨ª de la mano de Heineken. La firma de cerveza es patrocinador oficial de la Champions League ¨Cprueben cualquier d¨ªa a buscar el hashtag #Teor¨ªasChampionTheMatch en Twitter¨C y esta noche ha decidido invitar a un redactor de esta revista y a dos afortunados ganadores de un concurso organizado a trav¨¦s de Facebook a vivir la experiencia de un partido de la m¨¢s grande competici¨®n global de f¨²tbol. Cuando hace unos meses, la BBC le pregunt¨® a Adam Silver, alto comisionado de la NBA, de qu¨¦ evento pod¨ªa?aprender la liga norteamericana de baloncesto profesional, este respondi¨®, sin dudarlo: ¡°De la Champions. Es el ejemplo de algo que funciona. Debemos parecernos m¨¢s a ellos¡±.
Hace unos meses, la BBC le pregunt¨® a Adam Silver, alto comisionado de la NBA, de qu¨¦ evento pod¨ªa aprender la liga norteamericana de baloncesto profesional. ?l respondi¨®, sin dudarlo: ¡°De la Champions. Es el ejemplo de algo que funciona¡±.
La experiencia consiste en que, primero, te cuelguen toda una serie de acreditaciones, luego te ajusten una serie de pulseras de que cubren un tercera parte del arco crom¨¢tico Pantone y luego, armado con todo ello, puedas ir pasando controles como quien avanza en un videojuego, hasta alcanzar el lugar donde esconden el Arca Perdida, ergo la barra. En la zona noble del Santiago Bernab¨¦u, los invitados juegan al futbol¨ªn, comen jam¨®n, beben cerveza y hablan de f¨²tbol. Y cuando el incauto piensa que la cosa no puede mejorar m¨¢s, un amable se?or se encarga de colgarle algo nuevo del cuello (esto ya parece una bienvenida hawaiana) y pedirle que le acompa?e escaleras abajo, tan abajo como el c¨¦sped de Chamart¨ªn. ?Y ahora qu¨¦? Un momento. Sale el Real Madrid a calentar y uno est¨¢ tan cerca que puede incluso denotar qu¨¦ partes del cuerpo lleva Cristiano Ronaldo m¨¢s de tres d¨ªas sin depilarse. Tan cerca que casi se puede entender lo que se dicen entre ellos. En el idioma que sea.
Faltan apenas cinco minutos para que empiece el partido, que no es otro ¨Cen alg¨²n momento hab¨ªa que confesarlo¨C que la infame vuelta de los octavos de final, en la que el Shalke 04 casi apea de la competici¨®n a un desubicado Real Madrid, derrot¨¢ndolo en casa por 3-4, un resultado que garantiza jolgorio para el neutral, pero que, al final, dej¨® insatisfechos tanto a alemanes como a espa?oles. Cogemos asiento. Tenemos almohadilla (hemos decidido gastarnos un euro en eso, porque, de momento, la velada nos sale a devolver) y una vista tan central que parece que podr¨ªamos trazar los confines del terreno de juego sin ayuda de escuadra y cartab¨®n.
Tenemos almohadilla y una vista tan central que parece que podr¨ªamos trazar los confines del terreno de juego sin ayuda de escuadra y cartab¨®n
Al llegar el descanso, el ritual inicial de la comida y la bebida se repite. Hay caras serias entre el respetable. Al final del partido, ¨²ltima sesi¨®n de ingesta de alimentos del mundo y cerveza, una partidilla de futbol¨ªn y un los anfitriones desvelan qui¨¦n se ha llevado el bal¨®n oficial que se sortea entre todos los que hemos participado en la porra para adivinar el resultado del envite. Obviamente, no hab¨ªa entre nosotros nadie que hubiera consumido suficiente peyote antes del partido como para prever que este terminar¨ªa con un marcador m¨¢s parecido al de un partido de hockey patines o de f¨²tbol sala que al de una eliminatoria tipo de Champions League. A las 23 horas se cierra el para¨ªso y salimos todos con el recuerdo lejano de que una vez se jug¨® un partido sobre el c¨¦sped del Bernab¨¦u y unos alemanes de azul casi la l¨ªan.
Pero, claro, no todos tenemos la oportunidad cada vez que se juega un partido de Champions de vivirlo de esta manera tan pantagru¨¦lica. Por eso mismo, la firma cervecera ha inventado The Champions Theory, una suerte de teor¨ªa entre matem¨¢tica y metaf¨ªsica que con concluye las normas b¨¢sicas para el disfrute de un partido de esta competici¨®n en casa. Bajo la tutela de laexperta en ciencia Am¨¦rica Valenzuela, los periodistas Maldini, Lara ?lvarez y Mat¨ªas Prats, junto al humorista David Amor, arman un dec¨¢logo que garantiza el goce del partido perfecto en casa. Incluso si unos alemanes deslamados insisten en rebasar la l¨ªnea que separa la emoci¨®n del sufrimiento puro y duro.
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