Luces y sombras en Panam¨¢
Obama y Castro protagonizan la cumbre mientras Maduro se enroca
Un viejo t¨®pico dice que una imagen vale m¨¢s que mil palabras y vuelve a darle raz¨®n la fotograf¨ªa de Obama y Ra¨²l Castro en Panam¨¢, consagrada ya como un ¨ªcono del fin de la guerra fr¨ªa. De alg¨²n modo es nuestro muro de Berl¨ªn que cae, porque el conflicto que enfrent¨® a los dos mundos fue fr¨ªoentre las grandes potencias, pero infortunadamente sangriento en nuestra Am¨¦rica Latina. Es una historia dram¨¢tica que reci¨¦n se ha empezado a contar y que incluye tanto una oleada de golpes de Estado como un incendio guerrillero que se lanz¨® detr¨¢s del embrujo de ¡°la revoluci¨®n¡±, luego de la victoria de los barbados cubanos en 1959. Unos y otros se retroalimentaron y reci¨¦n los a?os ochenta nos permitieron vivir el proceso contrario, de retorno democr¨¢tico y repliegue de los armados de uno y otro signo.
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Ni Cuba ni EE?UU fueron inocentes en esa historia. Como alguna vez lo dijo Fidel Castro, ellos intentaron hacer la revoluci¨®n en toda Am¨¦rica Latina, con la sola excepci¨®n de M¨¦xico, que entonces lideraba lo que a la saz¨®n se titulaba ¡°tercera posici¨®n¡±. A su vez, EE?UU intervino directamente en resonantes casos de invasi¨®n como Guatemala, Rep¨²blica Dominicana, Panam¨¢ y Granada, am¨¦n del fallido intento de Playa Gir¨®n en Cuba y de una participaci¨®n desde las sombras en numerosos episodios de desestabilizaci¨®n.
La fotograf¨ªa, entonces, quiere decir mucho. Y si bien, en los hechos, ya ni Cuba ni EE?UU estaban envueltos en procesos violentos en el hemisferio, simb¨®licamente permanec¨ªa ese conflicto bilateral, rodeado de permanentes debates en los ¨®rganos comunitarios.
Si miramos el tema desde la perspectiva del anhelo de democracia en Cuba, estamos en el comienzo de los comienzos. Pero, justamente, comienzo quieren las cosas. Y todo pasar¨¢ por las relaciones diplom¨¢ticas, el flujo de personas entre los dos pa¨ªses, la reactivaci¨®n del comercio, las inversiones norteamericanas, el turismo¡ Europa del Este se abri¨® cuando las ventanas a la informaci¨®n ventilaron el ambiente. ?Qui¨¦n no recuerda la sacudida de la visita a Polonia del papa Juan Pablo?II, en 1979? Por cierto, no fue lo mismo en Cuba en 1998, pero marc¨® tambi¨¦n una instancia de apertura que le permiti¨® a la Iglesia cat¨®lica, hasta entonces sitiada, un mayor espacio. Muy importante ser¨ªa tambi¨¦n que el Congreso republicano entendiera que el famoso embargo, sem¨¢nticamente travestido de ¡°bloqueo¡± en el melodram¨¢tico lenguaje cubano, solo ha servido para regalarle al r¨¦gimen una bandera nacionalista que lima sus perfiles autoritarios.
Las circunstancias mandan, naturalmente. Hoy Cuba necesita m¨¢s que nunca de EE?UU. Despu¨¦s de perder el patrocinio sovi¨¦tico y cuando ahora ve reducirse el sost¨¦n venezolano, una apertura hacia el Norte le ofrece un bal¨®n de ox¨ªgeno a su desfalleciente econom¨ªa. La necesidad tiene cara de hereje y all¨ª est¨¢ entonces Ra¨²l Castro, reconociendo honestidad en el presidente norteamericano y apostando al futuro. A su vez Obama, no obstante la oposici¨®n republicana, siente ¡ªy siente bien¡ª que este apret¨®n de manos se incorpora a su legado con valor propio, al fin de su mandato.
A contramano del episodio reconciliatorio, Venezuela malvive el esperpento del r¨¦gimen de Maduro
A contramano del episodio reconciliatorio, Venezuela malvive el esperpento del r¨¦gimen de Maduro. Los l¨ªderes opositores presos, la econom¨ªa desquiciada, la justicia subordinada, la prensa silenciada o asfixiada¡ En esta Cumbre, su iracundia estaba fuera de contexto y as¨ª se la vio. Incluso algunos presidentes que le eran afines, como la brasile?a Dilma Roussef, tambi¨¦n reclamaron por los presos. Felipe Gonz¨¢lez se incorpora a su defensa. No lo hace solo. Otros 25 expresidentes han reclamado esa libertad y aunque el presidente venezolano, con su tosco lenguaje, pretenda disminuir el hecho, es una voz democr¨¢tica que ha retumbado. Desgraciadamente, el sonoro silencio de los que siendo dem¨®cratas se callan, se mantuvo, disimulado esta vez porque no hubo declaraci¨®n formal.
Por otra parte, y en buena hora adem¨¢s, Obama vaci¨® de contenido la tonta declaraci¨®n de su propia Administraci¨®n calificando de ¡°amenaza para la seguridad nacional¡± la existencia de siete oscuros esbirros venezolanos.
Los episodios pol¨ªticos colmaron la escena. No hubo mayor espacio para la econom¨ªa, que muestra desaceleraci¨®n en todo el Sur y repunte en el Norte. Tampoco para evaluar hasta d¨®nde la pobreza baj¨® en la Am¨¦rica Latina, cuando a¨²n el 28% est¨¢ bajo su l¨ªnea estad¨ªstica y se considera un 38% vulnerable, o sea que cualquier cambio les retornar¨¢ a su condici¨®n de pobreza. Lo peor, sin embargo, es que en la evaluaci¨®n educativa PISA ¡ªla que mide la herramienta del progreso¡ª los ocho pa¨ªses latinoamericanos que se eval¨²an se ubican, el mejor, en el puesto 51, y los dem¨¢s entre su lugar y el 65, que es el ¨²ltimo. En la sociedad del conocimiento¡
Julio Mar¨ªa Sanguinetti es abogado y periodista, y fue presidente de Uruguay (1985-1990 y 1994-2000).
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