Hallado el n¨²mero de supercivilizaciones: cero
La primera exploraci¨®n de 100.000 galaxias no revela signos de inteligencias muy avanzadas
?D¨®nde est¨¢ todo el mundo?, se pregunt¨® el f¨ªsico Enrico Fermi tras hacer un r¨¢pido c¨¢lculo mental sobre la enormidad del cosmos y la velocidad del avance tecnol¨®gico. Su c¨¢lculo le dec¨ªa que las civilizaciones avanzadas deb¨ªan estar ya aqu¨ª. Y no solo no han llegado a la Tierra, sino que hemos sido incapaces de encontrar sus signos en el cielo. El enigma se hace m¨¢s profundo ahora con la primera exploraci¨®n sistem¨¢tica de 100.000 galaxias en busca de las huellas que cabr¨ªa esperar de una supercivilizaci¨®n extraterrestre. Resultado: cero. La paradoja de Fermi sigue sin respuesta.
Los resultados negativos son la pesadilla de cualquier cient¨ªfico ¨Cpor lo general ni siquiera se publican¡ª, pero lo cierto es que son vitales en el desarrollo de muchas investigaciones: si los experimentos est¨¢n bien hechos, indican que tu hip¨®tesis est¨¢ errando el tiro o que tu m¨¦todo de detecci¨®n es inadecuado. Si en el nuevo estudio no aparece ninguna supercivilizaci¨®n, lo primero que hay que preguntarse es: ?qu¨¦ entienden los investigadores por una supercivilizaci¨®n?
¡°La idea¡±, explica el director del experimento, el astrof¨ªsico Jason Wright, de la universidad estatal de Pensilvania (Penn State), ¡°es que, si una galaxia entera hubiera sido colonizada por una civilizaci¨®n avanzada, la energ¨ªa producida por sus tecnolog¨ªas ser¨ªa detectable en el espectro infrarrojo medio¡±. Esa es la frecuencia que delata la inevitable disipaci¨®n de calor que produce toda tecnolog¨ªa.
Wright y su equipo de la NASA y el Centro para Exopanetas y Mundos Habitables?de la Penn State se han aprovechado de que un sat¨¦lite de la NASA ya en uso para otros fines detecta justo esas frecuencias infrarrojas. Su nombre es Wise, por Wide-field infrared survey explorer (explorador de sondeo infrarrojo de campo ancho). Y, por una vez, publican los resultados negativos; lo hacen en el Astrophysical Journal del 15 de abril.
Imponer a una supercivilizaci¨®n el tipo de radiaci¨®n que debe emitir su tecnolog¨ªa parece pretencioso en grado sumo, pero la hip¨®tesis se basa en argumentos f¨ªsicos respetables. Seg¨²n una clasificaci¨®n inventada hace medio siglo por el astr¨®nomo ruso Nikol¨¢i Kardashev, y no impopular entre sus colegas, las civilizaciones deber¨ªan evolucionar en una escala de uno a tres: Las de tipo 1 usan la energ¨ªa de su planeta; las de tipo 2 utilizan la de su estrella; y las de tipo 3 aprovechan la de todas las estrellas de su galaxia. En el fondo, el grado de evoluci¨®n de una especie inteligente, como el de una comunidad de vecinos, se mide por su aprovechamiento de la energ¨ªa solar.
Los humanos, por cierto, no llegamos ni al nivel 1 en la escala de Kardashev. El f¨ªsico te¨®rico Michio Kaku nos da un grado 0,7 como m¨¢ximo: seguimos basando nuestra civilizaci¨®n en los combustibles f¨®siles, y apenas aprovechamos no ya la energ¨ªa que emite nuestro sol, sino ni siquiera la ¨ªnfima parte de ella que incide sobre nuestro planeta. Somos el ¨²ltimo mono en la escala de Kardashev. Qu¨¦ verg¨¹enza de especie.
¡°Si una civilizaci¨®n avanzada utiliza la vasta cantidad de energ¨ªa de las estrellas de su galaxia¡±, sostiene Wright, ¡°ya sea para alimentar sus ordenadores, sus naves espaciales, sus comunicaciones u otra cosa que no podamos ni imaginar, la termodin¨¢mica fundamental nos dice que esa energ¨ªa debe irradiarse en forma de calor en las frecuencias infrarrojas; es la misma f¨ªsica fundamental que hace irradiar calor a tu ordenador¡±. El gran f¨ªsico Freeman Dyson propuso la idea hace d¨¦cadas, pero solo ahora ha sido t¨¦cnicamente factible.
Entre las 100.000 galaxias examinadas por el telescopio espacial Wise, los investigadores han encontrado unas 50 que, en efecto, emiten m¨¢s radiaci¨®n infrarroja de lo habitual (v¨¦ase foto). Pero no la suficiente: todas ellas pueden interpretarse en t¨¦rminos de procesos astrof¨ªsicos naturales, como la formaci¨®n de estrellas. Nada realmente prometedor. O en palabras de Wright: ¡°Ninguna de esas 100.000 galaxias est¨¢ ampliamente poblada por una civilizaci¨®n extraterrestre que use la mayor parte de la energ¨ªa estelar de su galaxia¡±.
El c¨¢lculo mental de Fermi fue m¨¢s o menos as¨ª: si la V¨ªa L¨¢ctea tiene unos de 200.000 millones de estrellas, muchas de ellas con planetas en ¨®rbita; y si algunos planetas caen en la zona habitable; y si en la Tierra surgi¨® la vida, y despu¨¦s la inteligencia, lo mismo ha debido ocurrir en varios otros millones de planetas, y no ahora, sino hace miles de millones de a?os; para una civilizaci¨®n avanzada, colonizar la galaxia llevar¨ªa apenas unos millones de a?os. Luego los extraterrestres ya deber¨ªan estar aqu¨ª. ?D¨®nde est¨¢ todo el mundo?
Los datos m¨¢s avanzados hasta el momento que han obtenido Wright, su equipo y el telescopio espacial Wise nos vuelven a dejar solos en la inmensidad del cosmos. Si las dimensiones del universo producen v¨¦rtigo, nuestra soledad en ese espacio vasto solo puede conducir a la melancol¨ªa. No vuelvas a mirar al cielo nocturno si no est¨¢s preparado para soportarlo.
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