La gesta del ¡®dhow¡¯ sostenible
El Musafir quiere ser herramienta para fortalecer a comunidades locales de todo el mundo. Se cumple un a?o desde su botadura
Musafir significa viajero en ¨¢rabe, persa, hindi y urdu, y es m¨¢s que un barco gigante: es la prueba fehaciente de que en este mundo todo es posible. Las encallecidas manos de los carpinteros kenianos Badi Madhi y Mbarack Salim han sido ¡ªy siguen siendo¡ª las herramientas que han materializado el sue?o de poner a flote una nave sostenible, auto suficiente y que contribuya a mejorar el mundo llevando a sus marineros de un lugar a otro para participar en proyectos de voluntariado relacionados con el desarrollo.
El Musafir se dibuj¨® por primera vez en las mentes del italiano Paolo Rodo y del franc¨¦s Louis Morice, de 31 y 28 a?os. Los dos viajeros se conocieron en 2008 en las solitarias llanuras de la Anatolia turca y so?aron con construir este arca de No¨¦. Tras muchos viajes y no menos aventuras, en 2011 esa idea comenz¨® a tomar forma. En Kipini, una aldea de pescadores de la costa keniana, los dos amigos y unos cuantos voluntarios comenzaron a construir un barco a imagen y semejanza de los dhow, un tipo de embarcaci¨®n de origen ¨¢rabe con velamen triangular y un solo m¨¢stil que permite navegar sin remos independientemente de hacia d¨®nde sople el viento. ¡°Quer¨ªamos crear un veh¨ªculo que fuera sostenible y que sirviera para mover gente dispuesta a prestar su ayuda en proyectos de voluntariado¡±, explica Louis, acomodado sobre un viejo colch¨®n en la parte de la cubierta que ya ha sido habilitada.
La intenci¨®n tambi¨¦n es difundir que se puede llevar una vida sencilla y acorde con la conservaci¨®n del medio ambiente. ¡°Yo vivo en consonancia con mi manera de pensar¡±, asegura el franc¨¦s, que ha hecho del Musafir su hogar. El barco no contamina, pues se mueve exclusivamente gracias a la fuerza del viento. La energ¨ªa necesaria para encender las bombillas de la cubierta y cargar los tel¨¦fonos m¨®viles proviene de un panel solar, el agua dulce se compra y los residuos se reciclan.
El velero parece precario pero una inspecci¨®n m¨¢s detallada demuestra que no falta nada: el dormitorio es una parte de la cubierta que est¨¢ protegida con lonas de las lluvias o del duro sol keniano. Una manguera y un armario con paredes de bamb¨² ubicado en la popa, por fuera de la embarcaci¨®n, forman el ba?o, y un camping gas rodeado de unas cajas repletas de alimentos no perecederos y menaje hacen las veces de cocina. Esta parece funcionar a la perfecci¨®n a juzgar por el contenido de las dos enormes ollas que descansan en el suelo, llenas de arroz la primera y de una humeante salsa anaranjada con pedazos de pollo, zanahorias y patatas la segunda.
The mast of Musafir, por Andy VC
El sue?o se hizo realidad el 18 de abril de 2014, cuando un imponente Musafir de 21 metros de eslora y una bodega con una capacidad de 100 toneladas fue puesto a flote en medio de una gran algarab¨ªa. En noviembre de ese mismo a?o, el tremendo m¨¢stil de madera de 16 metros y tres toneladas de peso fue izado por primera vez despu¨¦s de un herc¨²leo ejercicio de fuerza de una treintena de personas. El Musafir ya estaba listo para navegar, y lo hizo durante 72 horas seguidas hasta que alcanz¨® la bah¨ªa de Kilifi, otra aldea costera igual de tranquila y paradis¨ªaca que la anterior. Ah¨ª permanecer¨¢ hasta que est¨¦ totalmente terminado.
¡°Durante la navegaci¨®n encontramos algunas fisuras por las que entraba un poco de agua, ahora las estamos sellando¡±, explica Badi, uno de los carpinteros que trabajan y viven ahora en el Musafir. ?l y Mbarak pasan los d¨ªas enfrascados en terminar el barco, incluida la cubierta, cuyos tablones est¨¢n a¨²n sueltos y se tambalean cada vez que alguien los pisa. El material ha comenzado a llegar y se amontona en la barriga del barco, una enorme cavidad que parece el interior de una ballena. No son los ¨²nicos de la tripulaci¨®n, que est¨¢ formada por viajeros de distintos pa¨ªses y contextos que deciden unirse al proyecto por el tiempo que ellos deciden. Por all¨ª han pasado m¨¦dicos, pescadores, abogados, profesores, arquitectos, bi¨®logos, antrop¨®logos o fot¨®grafos. Todos han aportado su granito de arena en alg¨²n momento de su vida.
Pese a la buena voluntad de sus creadores, el Musafir no se ha hecho gratis: de momento, lleva invertidos 130.000 euros. El dinero se obtuvo, en parte, de los ahorros de Paolo y Louis, que buscan empleos temporales en cualquier rinc¨®n del planeta. "Paolo ahora est¨¢ en Australia trabajando en la pesca", explica Louis, que un d¨ªa se licenci¨® en Econ¨®micas en su pa¨ªs pero, tras haberle picado el gusanillo de los viajes, decidi¨® cambiar de estilo de vida."No echo de menos nada", afirma.
El trabajo voluntario de los viajeros que conocen el proyecto y deciden quedarse a ayudar una temporada es otra de las razones por las que el velero es hoy una realidad. Las donaciones econ¨®micas que reciben de todas partes del mundo gracias a la difusi¨®n de su p¨¢gina web, son la tercera y nada despreciable: en una campa?a de micro mecenazgo difundida durante unos meses en 2014, recaudaron 3.600 euros. La meta, no obstante, queda a¨²n lejana, pues la tripulaci¨®n necesita recaudar unos 30.000 euros m¨¢s para hacerse con una radio, botes salvavidas, un dispositivo de navegaci¨®n GPS, paneles y bater¨ªas solares y chalecos salvavidas, entre otras cosas.
Los responsables del Musafir insisten en que el barco no es un negocio, sino un medio de transporte para llegar a lugares donde puedan aportar su ayuda en proyectos de desarrollo que beneficien a peque?as comunidades. De momento, se han estrenado en Kipini, donde construyeron una zona de juegos para una escuela infantil.
"Viajaremos hasta Madagascar primero, pero pararemos en varios puntos de la costa. Luego, iremos hacia la India", planea Louis. El futuro pasa por seguir unos meses fondeados en Kilifi, pero el objetivo es acabar el barco, levar anclas y seguir los pasos de iniciativas similares m¨¢s avanzadas, como la comunidad Alternative Sailing. Pero, como en las mejores historias, el mejor plan es que no hay plan.
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