Afrontar la emergencia
La UE da los primeros pasos para encarar el drama del Mediterr¨¢neo, pero debe persistir
Los acuerdos adoptados en la cumbre urgente celebrada ayer en Bruselas por los jefes de Estado y de Gobierno son un buen s¨ªntoma: demuestran que la UE reacciona a un drama humano sin precedentes en el Mediterr¨¢neo. Hay que celebrar que, aunque sea tras la tragedia que cost¨® la vida a m¨¢s de 800 inmigrantes en el naufragio del domingo, incluso pa¨ªses reticentes a reforzar las medidas de salvamento como Alemania y Reino Unido se muestren ya dispuestos a hacer lo posible para evitar estos desastres. La experiencia m¨¢s reciente desfigura la teor¨ªa de que los dispositivos de rescate propiciaban un efecto llamada.La reducci¨®n de los efectivos, con la sustituci¨®n del programa italiano Mare Nostrum por el comunitario Trit¨®n, limitado a las tareas de control de frontera, no ha disminuido la presi¨®n sino todo lo contrario.
El acuerdo para triplicar el presupuesto para vigilancia y rescate, tanto del programa Trit¨®n como el Poseid¨®n (en el Egeo), es una buena decisi¨®n, aunque es posible que se quede corta en poco tiempo. Algunos informes sobre el terreno pronostican que podr¨ªa haber decenas, incluso cientos de miles de personas dispuestas a intentar traves¨ªas inciertas, porque su vida corre mayor peligro si permanecen en los pa¨ªses de origen, desgarrados por sangrientos conflictos. La UE parece asumir por fin que no estamos solo ante una crisis migratoria, sino ante una emergencia de naturaleza pol¨ªtica: la mayor parte de los flujos se nutren ahora de personas susceptibles de acogerse al estatuto de refugiados. Es muy positivo que uno de los acuerdos adoptados sea aumentar en 5.000 la cifra de refugiados acogidos en origen, es decir, en los campamentos gestionados por ACNUR. Eso supone casi duplicar la cifra de refugiados acogidos en 2014, que fueron 7.600, pero sigue siendo una respuesta cicatera y muy alejada de los 57.000 refugiados que el a?o pasado acogi¨® EE?UU, un pa¨ªs que tiene su responsabilidad en algunas de las causas b¨¦licas del ¨¦xodo hacia Europa, pero que no sufre como ella sus consecuencias m¨¢s inmediatas.
Menci¨®n aparte merece el denominado frente militar contra las redes de traficantes. La idea de un bloqueo naval y otras medidas en la costa Libia para evitar la partida de los grandes cargueros de la muerte, planteada por Italia y otros pa¨ªses del sur y defendida por Espa?a en el Consejo de Seguridad de la ONU, puede llegar a ser operativa pero debe superar dos escollos: encontrar una f¨®rmula para sufragar su elevado coste y superar las limitaciones legales. En principio, una operaci¨®n de este tipo requerir¨ªa el permiso de Libia, ahora mismo sin un Gobierno digno de tal nombre, o un mandato de Naciones Unidas.
En general, las medidas acordadas ayer son necesarias, y como tal hay que saludarlas, aunque tanto las tareas de rescate como la pol¨ªtica de refugiados deben ser completadas, con calma pero sin demora, con una estrategia a largo plazo destinada a intervenir en las causas que originan este ¨¦xodo masivo hacia Europa.
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