Famosas como vallas publicitarias
Las firmas recurren a actrices para promocionar sus colecciones. Blake Lively se cambi¨® 11 veces en un d¨ªa. En Espa?a la m¨¢s solicitada es Paula Echevarr¨ªa
De entre todas las celebridades actuales, probablemente Blake Lively sea la que mejor sabe rentabilizar su estatus de prescriptora global. Es, literalmente, una marca en s¨ª misma: su p¨¢gina web, Preserve, ejerce como blog de estilo de vida, gabinete psicol¨®gico y vitrina publicitaria de todo lo que pasa por sus manos (probablemente, previo contrato), de los pa?ales de su hija a productos alimentarios. Su propia persona tambi¨¦n funciona como un potente escaparate. Hasta el punto de cambiarse 11 veces de ropa en un solo d¨ªa durante la promoci¨®n de su ¨²ltimo filme, The Age of Adaline. Once modelos de once marcas distintas (algunas a la venta en su web) y con estilos que oscilaron entre lo conceptual, lo cl¨¢sico, lo sexy o lo glamouroso. La protagonista de Gossip Girl suele jactarse de no necesitar un estilista. Lo cierto es que, en vista de sus cambios de atuendo desenfrenados, se basta y se sobra para rentabilizar su imagen.
Lively es una de las famosas que lleva a cabo esta estrategia de una m¨¢s forma expl¨ªcita, pero por supuesto no es la ¨²nica que se une a ciertas ense?as de moda mediante lucrativos acuerdos (y normalmente exitosos por ambas partes). Se sabe que la actriz Jennifer Lawrence tiene un contrato con Dior que algunos cifran en 15 millones de euros. Tiene el ¨²nico deber de lucir sus trajes de alta costura en las ceremonias de premios. Durante a?os, se habl¨® de que Pen¨¦lope Cruz hac¨ªa lo propio con Ralph Lauren (aunque en esta ocasi¨®n sus obligaciones se extend¨ªan m¨¢s all¨¢ de las galas) o que Cate Blanchett est¨¢ subiendo la popularidad de Armani.
Eso, al menos, es lo que concluye una investigaci¨®n realizada recientemente por la revista francesa Challenge y la consultora Lexis Nexis Business. Analizaron el impacto medi¨¢tico que tuvieron ciertas estrellas (y sus respectivos vestidos) durante el primer trimestre de 2014. El t¨¢ndem Blanchett y Armani lideraba el ranking, con m¨¢s de 4.000 art¨ªculos internacionales referenci¨¢ndolos y con un porcentaje nada despreciable de comentarios negativos. Le siguieron de cerca David Beckham (y su colaboraci¨®n con H&M), Rihanna (imagen de la casa francesa Balmain) y Kate Moss (cara visible de Burberry). Curiosamente, la oscarizada Lupita Nyong¡¯o, quien fuera el fen¨®meno viral del pasado a?o, no rentabiliz¨® como debiera su asociaci¨®n con Prada (y su l¨ªnea menor, Miu Miu) y aparece en la octava posici¨®n.
En Espa?a, la situaci¨®n es similar, si bien el criterio para asociarse con famosas pasa por una condici¨®n inamovible: han de tener un blog de estilo alojado en una cabecera importante. Dicho de otro modo: no basta con que luzcan las prendas en eventos varios, han de fotografiarlas en sus respectivas bit¨¢coras. De entre las celebridades patrias, Paula Echevarr¨ªa, podr¨ªa considerarse la Blake Lively espa?ola. ¡°Hacerle un regalo a Paula es muy dif¨ªcil porque las marcas le regalan de todo¡±, confesaba su marido, David Bustamante. Empresas como Tous, Blanco, Intimissimi o Women¡¯s Secret saben que ella, Blanca Su¨¢rez y Sara Carbonero agotan las prendas que lucen en p¨²blico. De ah¨ª que muchas prescindan de modelos y opten por ellas como imagen de sus campa?as. Entre las tres, copan pr¨¢cticamente el mercado nacional. El internacional no es muy distinto, y abrir hoy una revista de moda es sin¨®nimo de toparse con m¨¢s publicidades protagonizadas por actrices que por top models. Ni vallas, ni desfiles multitudinarios. Parece que esta industria no puede mantener la fascinaci¨®n ¨²nicamente con sus propios recursos. La visibilidad y la aspiraci¨®n hoy pasan por una famosa con una agenda repleta y una buena cuenta de Instagram.
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