?Qui¨¦n respalda la cooperaci¨®n?

El Comit¨¦ de Ayuda al Desarrollo (CAD-OCDE) public¨® las cifras de 2014 de la ayuda oficial al desarrollo (AOD) de los principales donantes. Espa?a s¨®lo alcanz¨® el 0,14% respecto a su PIB. Despu¨¦s de haber llegado al 0,46% en 2009, la crisis econ¨®mica y la reducci¨®n del gasto p¨²blico no son ajenas a la tendencia decreciente iniciada en 2010. Mientras, pa¨ªses como el Reino Unido han mantenido o incluso aumentado su ayuda al desarrollo. ?Qu¨¦ circunstancias nos diferencian? ?Por qu¨¦ gobiernos con igual mandato ciudadano de afrontar la crisis adoptan decisiones inversas a este respecto? ?Qu¨¦ respaldo tienen las decisiones pol¨ªticas sobre la cooperaci¨®n?

En los pa¨ªses donantes de mayor tradici¨®n, los sectores empresariales y financieros se benefician indirectamente de la ayuda gubernamental al desarrollo. No necesariamente a trav¨¦s de la vinculaci¨®n de la ayuda a contratos o inversiones, sino de modo m¨¢s sutil. En esos sectores hay consciencia de ello y, sin manifestar su apoyo a la AOD, desde luego no se oponen siquiera a su incremento. La perspectiva hist¨®rica lo ilustra.

Las grandes potencias coloniales del siglo XX manten¨ªan ventajosos v¨ªnculos econ¨®micos con sus dominios antes de la independencia. Por lo tanto, las grandes empresas y las entidades financieras preceden en esos territorios a la cooperaci¨®n internacional. Cuando ¨¦sta se define, adem¨¢s de las motivaciones ¨¦ticas y pol¨ªticas, el mantenimiento de los v¨ªnculos y del protagonismo de los actores econ¨®micos de la metr¨®poli en las ex-colonias supone un objetivo impl¨ªcito. Se colocan, y sus costes son AOD, expertos del donante en ministerios e instituciones clave y desde ellas influyen y facilitan desde decisiones econ¨®micas y pol¨ªticas hasta la conclusi¨®n de contratos. Las redes de influencia y las ayudas, tanto reembolsables como donaciones (AOD, en ambos casos), complementan los flujos entre los actores involucrados.

Hay intereses econ¨®micos que deben favorecer una mayor AOD

Actualmente se discute la financiaci¨®n de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, sucesores de los ODM para el post-2015, y la UE debe elaborar su posici¨®n com¨²n. Adem¨¢s del incremento de la AOD, se plantean mecanismos financieros innovadores: la tasa sobre las transacciones financieras internacionales (ex tasa Tobin), la reducci¨®n de las tasas de las agencias intermediarias sobre las remesas de los emigrantes, la lucha contra los para¨ªsos fiscales, evitar precios de transferencia abusivos utilizados por transnacionales, o compartir informaci¨®n fiscal para combatir la elusi¨®n de impuestos y el fraude. Ciertas alternativas tendr¨ªan impacto en determinadas plazas financieras de los pa¨ªses donantes o en empresas multinacionales. Para evitarlo, algunos estados ¡ªy las empresas¡ª prefieren que se aumente su AOD. Siendo un c¨¢lculo que salvaguarda sus intereses, no cuestionan incrementar su contribuci¨®n a los pa¨ªses en desarrollo.

En el caso de Espa?a, la historia es diferente: la cooperaci¨®n y la AOD precedieron a las empresas en muchas regiones. De hecho, desde los a?os 80 del siglo XX, la Cooperaci¨®n Espa?ola en Am¨¦rica Latina y en el continente africano fue la avanzada de la Espa?a democr¨¢tica y moderna, abriendo caminos y di¨¢logo con los actores pol¨ªticos, sociales y econ¨®micos de esos pa¨ªses, desempe?ando un papel infravalorado como base de nuestra pol¨ªtica exterior m¨¢s s¨®lida, por ejemplo, a trav¨¦s de la cooperaci¨®n multisectorial de amplitud iberoamericana. La internacionalizaci¨®n tard¨ªa, y en algunas regiones todav¨ªa incipiente, de las empresas espa?olas tambi¨¦n explica la ignorancia de la conveniencia de la cooperaci¨®n.

Pero se aprecia una evoluci¨®n. En Am¨¦rica Latina, varias empresas espa?olas est¨¢n estableciendo Alianzas P¨²blico Privadas para el Desarrollo con la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional para el Desarrollo (AECID) y actores locales. Adem¨¢s, la AECID, tradicional socio de cooperaci¨®n de las organizaciones ind¨ªgenas, apoyando sus procesos de autodesarrollo, est¨¢ facilitando el di¨¢logo entre ¨¦stas y las empresas, a petici¨®n de ambas partes, para que alcancen acuerdos basados en el respeto y en el beneficio mutuo. La Cooperaci¨®n Espa?ola ha generado espacios de di¨¢logo intercultural y metodolog¨ªas que favorecen proyectos en los que todos ganan.

La cooperaci¨®n ha sido la base de nuestra pol¨ªtica exterior m¨¢s s¨®lida

Mientras la ayuda al desarrollo es una magnitud cuantitativa, la cooperaci¨®n para el desarrollo (CpD) es algo m¨¢s complejo: el conjunto de actuaciones realizadas por actores p¨²blicos y privados para promover el progreso econ¨®mico y social global, sostenible y equitativo. Se basa en compromisos internacionales, en la doctrina y an¨¢lisis acad¨¦micos, en t¨¦cnicas de di¨¢logo cultural, en lecciones aprendidas, y en la confianza y prestigio alcanzados. Adem¨¢s, la CpD requiere un sistema institucional: legislaci¨®n, entidades p¨²blicas gestoras, ONG, centros de investigaci¨®n, instrumentos de planificaci¨®n, mecanismos de coordinaci¨®n y una relaci¨®n coherente con el resto de la acci¨®n exterior del pa¨ªs.

Para la mayor parte de la ciudadan¨ªa, no obstante, la cooperaci¨®n se identifica con las ONG. Pero en un pa¨ªs como Espa?a, donde la mayor¨ªa de ¨¦stas depende principalmente de subvenciones p¨²blicas, la sostenibilidad de ese entramado institucional resulta fundamental. En particular, es indiscutible el papel central de la AECID dentro del sistema espa?ol. Sus capacidades y fortaleza determinan en gran medida el estado de la Cooperaci¨®n Espa?ola. De ah¨ª la relevancia de que merezca mayor respaldo. Para lograrlo, requiere un incremento de sus recursos humanos en sede y en el terreno, normativa y procedimientos de gesti¨®n adecuados al trabajo con pa¨ªses en desarrollo y similares a los de las dem¨¢s agencias europeas y, entonces, un incremento sustancial de su asignaci¨®n presupuestaria.

Alberto Virella es Director de Cooperaci¨®n con ?frica y Asia de la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional para el Desarrollo (AECID).