Muerte en las aulas

Ha muerto un compa?ero. Ha muerto un profesor en circunstancias que todos lamentamos. Todos nos preguntamos c¨®mo ha podido pasar y nos lamentamos del poco reconocimiento que tiene nuestra profesi¨®n en la sociedad.

Yo tambi¨¦n soy profesor en un instituto de secundaria del sur de Madrid. Lo soy desde hace unos 25 a?os y en la actualidad soy jefe de estudios. A lo largo de estos a?os he visto c¨®mo el alumnado de los institutos ha cambiado. La LOGSE introdujo la comprensividad y la diversidad en las aulas. Nuestros alumnos merecen ser atendidos en las mejores circunstancias posibles, lo que no est¨¢ sucediendo en la actualidad.

Todos lamentamos la muerte de nuestro compa?ero, pero yo tambi¨¦n me lamento por el alumno de 13 a?os y los escenarios que ha tenido que vivir para llegar a esta terrible situaci¨®n. Una situaci¨®n de la cual el sistema ni era consciente ni ha sabido dar respuesta.

Cada d¨ªa me siento responsable de casos complicados que nos llegan. Casos que, en ocasiones, no pueden ser gestionados con la atenci¨®n que necesitan porque las situaciones de este tipo aumentan en n¨²mero o en complejidad. En mi instituto hay m¨¢s de 1.000 alumnos y solo somos tres jefes de estudios y una ¨²nica orientadora. El resto de los compa?eros est¨¢n profundamente implicados en su labor docente, pero las condiciones laborales de los profesores hacen que seamos insuficientes para dar respuesta a la diversidad de las aulas y a estas situaciones tan complejas que se presentan diariamente.

Llevo d¨ªas sinti¨¦ndome un poco responsable por este suceso, pero me pregunto c¨®mo se sentir¨¢n las Administraciones educativas. Esto les deber¨ªa hacer reflexionar y favorecer que los profesionales podamos ofrecer la mejor atenci¨®n posible al alumnado, una atenci¨®n que les garantizase alternativas de futuro. Esto se podr¨ªa haber evitado.¡ª Jos¨¦ Luis G¨®mez Sierra.