?Le apetece una suculenta sopa de desperdicios?
Cualquier basura, sea de la especie que sea, tiene derecho a vivir una segunda oportunidad. Un movimiento propone reciclar hasta su orina
Como pensaban los nihilistas, la vida es una basura. Vale. Pero los desperdicios tambi¨¦n tienen su alma, una segunda vida que algunos, cada vez m¨¢s, luchan por aprovechar y soltar al mundo: ¡°?Qu¨¦ demonios est¨¢s tirando al contenedor! ?Est¨¢s tarado?¡±. Algo as¨ª golpeaba la cabeza del holand¨¦s afincado en Australia Joost Bakker, el reciclador de desperdicios alimenticios total. Agarra las carcasas, huesos y trozos de carne que nadie quiere, la basura org¨¢nica que la gente tira, y lo transforma en suculentas sopas en la cocina de Brothl, el restaurante que posee en Melbourne, y en materia prima para fabricar abono que, luego, utiliza en sus cultivos de flores.
Los clientes le ceden sus desechos y ¨¦l se los devuelve en forma de flores. Incluso les pide que hagan pis en un contenedor situado a la entrada del bar y lo emplea para fertilizar su plantaci¨®n de semillas de mostaza. Otro buscador obsesivo de alimentos desterrados es el teut¨®n Raphael Fellmer, cara visible del movimiento Foodsharing, que act¨²a en m¨¢s de 100 ciudades en Alemania, Austria y Suiza. Fellmer nos habla en un fluido espa?ol que ha aprendido en sus continuas visitas a Espa?a y a M¨¦xico. Su misi¨®n es rescatar comida a punto de pasar a mejor vida de tiendas, granjas, restaurantes y campos agr¨ªcolas. Luego la reparte, la cocina... ?l vive con esos desechos (¡°huelga de dinero¡±, lo llama). ¡°Se tiran unos 1.300 millones de toneladas de alimentos a nivel mundial. Es una verg¨¹enza. Se desperdicia entre el 30 y el 50% de la comida que se produce... y millones de personas se mueren de hambre¡±, cuenta.
Bakker coge las carcasas, los huesos y los trozos de carne que nadie quiere, la basura org¨¢nica que la gente tira, y lo transforma en suculentas sopas en la cocina de su restaurante
Zero Waste es uno de los movimientos sostenibles con m¨¢s peso en EE UU y Europa. El nombre (Cero Residuos) no es balad¨ª: cualquier basura, sea de la especie que sea, tiene derecho a vivir una segunda juventud. En fin, son cientos los proyectos en todo el mundo que abrazan esta filosof¨ªa probasura. Como guinda, lo que llevan a cabo Azusa Murakami y Alexander Groves (Studio Swine) en S?o Paulo. Bajo el nombre de Can City deambulan por la ciudad con una fundici¨®n m¨®vil convirtiendo las latas de aluminio en taburetes que moldean al momento y entregan al cliente. Por supuesto, esta f¨¢brica con ruedas utiliza aceite vegetal desechado por los caf¨¦s locales.
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