Bangkok en tres mercados
S¨¢bado, 1 de mayo
Maeklong y las v¨ªas del tren
¡°Si no llegamos antes de las 10,00 nos perderemos el paso del tren¡±, nos dijo nuestro gu¨ªa sin que entendi¨¦ramos muy bien a qu¨¦ tren se refer¨ªa. Hab¨ªamos salido de Bangkok a las 8,30 de la ma?ana en direcci¨®n a un mercado desconocido a trav¨¦s de una autopista congestionada. Justo a las 10 de la ma?ana entr¨¢bamos a pie en una extra?a aglomeraci¨®n rural siguiendo el rastro de una v¨ªa que parec¨ªa abandonada. ¡°Deprisa, nos repet¨ªa nuestro hombre¡± A un lado y otro puestos repletos de verduras, de pescados y de frutas en instalaciones destartaladas. Mientras avanz¨¢bamos entre los ra¨ªles, ¨²nico camino posible, los olores, buenos o extra?os, se superpon¨ªan.
Amphawa, cocineros de barca
Sin apenas tiempo de reposo y tras refrescarnos con tragos de agua de coco, nos dirigimos a un nuevo enclave, situado a 50 kil¨®metros de Bangkok seg¨²n nos comentaron. M¨¢s que un mercado flotante Amphawa es un pintoresco merendero de proporciones gigantescas, un lugar repleto de barcas de madera amarradas bajo los puentes o en las riberas del canal donde se cocinan platos sobre el agua.
Damnoen Saduak
Hab¨ªan dado las doce del mediod¨ªa cuando nos dirigimos a un nuevo y ¨²ltimo mercado. ¡°Llegamos tarde, a ver si tenemos suerte y no han recogido todav¨ªa¡±, insisti¨® nuestro gu¨ªa. A diferencia de los lugares anteriores en Damnoen Saduak me encontr¨¦ con un aut¨¦ntico mercado flotante. A la vista canales repletos de barcas de madera con vendedores que voceaban sus mercanc¨ªas. Paseamos por sus muelles y embarcaderos cargados de encanto, me acerqu¨¦ a una barca pr¨®xima y con la ayuda de gestos compr¨¦ cuatro mangos, tan deliciosos como baratos, en un intento por entender como comerciaban desde sus barcas. Imposible describir la animaci¨®n de la zona.
Hab¨ªa que regresar a Bangkok y lo hicimos por v¨ªa fluvial en un barco para turistas donde se ofrec¨ªa un buf¨¦ intranscendente. Acababan de dar las cuatro de la tarde cuando atracamos en un muelle de la gran urbe. Por mi cabeza todav¨ªa desfilan muchas im¨¢genes de aquella acelerada ruta. Coincido con quien insinu¨® que la inspiraci¨®n est¨¢ en la calle. No me extra?a que profesionales de la cocina de todo el mundo visiten estos lugares.S¨ªgueme en Twitter en@JCCapel
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