Mirar el presente
Hay que hablar del pasado para evitar repetir sus horrores, pero me pregunto si no ser¨¢ m¨¢s urgente hablar de lo que sucede hoy
Hace cien a?os comenz¨® en Turqu¨ªa el genocidio armenio. M¨¢s de un mill¨®n de armenios fueron exterminados, fundamentalmente por ser cristianos. En La m¨¢scara de Dimitrios, la excelente novela policiaca de Eric Ambler, se cuenta algo sobre la masacre de Esmirna en 1922, en la que murieron miles de griegos, jud¨ªos y armenios que se hab¨ªan salvado del horror anterior.
Estos d¨ªas se conmemora ese genocidio. Art¨ªculos, conferencias, fotograf¨ªas lo recuerdan. El Parlamento Europeo ha instado a Erdogan, primer ministro turco, a que reconozca el hecho. Al primer ministro turco, seg¨²n propia expresi¨®n, lo que diga Europa le entra por un o¨ªdo y le sale por el otro. Igual que una de esas balas con las que los turcos mataron a los armenios.
Leo noticias sobre ese genocidio pasado junto a otras, actuales. ¡°147 universitarios cristianos asesinados por terroristas de Al Shabab¡±. ¡°El Estado Isl¨¢mico difunde un v¨ªdeo con el asesinato de 28 cristianos et¨ªopes en Libia¡±. ¡°El yihadismo acelera el ¨¦xodo de cristianos en Oriente Pr¨®ximo¡±. En Siria, en 2011, hab¨ªa 800.000 cristianos; hoy quedan la mitad. En 2003 en Irak hab¨ªa 1.500.000, y hoy apenas son 200.000. Se les persigue y acosa, se les silencia, se les discrimina, se les roba y expulsa, se les mata, se les obliga a renegar de sus creencias. Tambi¨¦n en Pakist¨¢n, en Nigeria, en Somalia, en Kenia.
Hay brazos armados que ejecutan las sentencias, y hay miles de predicadores, en cualquier pa¨ªs isl¨¢mico, que incitan al exterminio de los cristianos y de los jud¨ªos. Tambi¨¦n los hay en Europa. No hay que buscar ninguna l¨®gica en su discurso. Falsean la historia, y su ¨²nico argumento es el fanatismo y el odio, que imposibilitan el di¨¢logo.
Para batallar contra el infiel, en esta guerra en la que muchos musulmanes est¨¢n inmersos, y en la que muchos otros son v¨ªctimas, cualquier lugar es bueno. Una universidad, un colegio, una iglesia, una calle, la redacci¨®n de una revista. Tambi¨¦n una patera, claro, como esa en la que, camino de Italia, 12 cristianos fueron asesinados, arrojados al mar por los musulmanes con quienes la compart¨ªan. Eran igual de pobres. No odian, pues, la riqueza de Occidente. Los asesinos eran de Mal¨ª, Senegal, Guinea-Bis¨¢u y Costa de Marfil. Pero ten¨ªan algo en com¨²n.
Leo, sobre el genocidio armenio: ¡°Es hora de que Turqu¨ªa reconozca lo que sucedi¨®¡±. De acuerdo: hay que hablar del pasado para evitar repetir sus horrores. Pero me pregunto si no ser¨¢ m¨¢s urgente hablar del presente, y reconocer lo que est¨¢ sucediendo. Es mucho m¨¢s dif¨ªcil, claro. Exige mirar al monstruo de frente y oponerse a ¨¦l, ?con lo f¨¢cil que es negarlo o relativizarlo! Pas¨® por Turqu¨ªa, hace cien a?os, por Alemania, hace ochenta, por Ruanda, hace veinte, por otros muchos lugares, muchas otras veces, y ahora est¨¢ aqu¨ª. Una parte de los musulmanes odia Occidente, odia a los cristianos y a los jud¨ªos, los deshumaniza. Es un odio religioso y cultural. El agn¨®stico, el ateo, quien defienda la libertad, los derechos de la mujer, de los homosexuales, est¨¢ tan se?alado como el cat¨®lico. Odian a los que creen en otra religi¨®n, y odian a los que creemos en una sociedad laica en las que se respeten las libertades. Somos igual de infieles.
S¨ª, preferir¨ªa que el Parlamento Europeo se preocupara m¨¢s por el presente.
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