Limpiando escombros
Es el momento de ejercer la pol¨ªtica de la decencia y del sentido com¨²n
Miro hacia atr¨¢s, al tiempo de la bonanza, antes de que esa dolorosa circunstancia que hemos dado en llamar la crisisse abalanzase sobre nosotros, hacia los a?os en que nos cre¨ªamos a salvo, como si la pertenencia a Europa y la consolidaci¨®n del sistema democr¨¢tico en esta Espa?a de historia tan triste tuvieran por fuerza que librarnos de ciertos males. Miro all¨ª, a nuestra ¨¦poca de nuevos ricos confiados, cuando los pol¨ªticos se permit¨ªan presumir de cosas de las que nadie con dos dedos de frente y un poco de sensibilidad presumir¨ªa ¡ªlas viviendas inagotables y car¨ªsimas, los kil¨®metros de AVE infrautilizados, los lujosos contenedores culturales sin contenido, las muchas universidades mediocres, los miles de rotondas innecesarias coronadas por horribles monumentos (?), todo lo que fuera cuantificable en grandes cantidades¡ª, y tengo la sensaci¨®n de estar contemplando un pa¨ªs que permanec¨ªa colgado en el aire, como un tejado lleno de feos adornos que careciese sin embargo de lo imprescindible: pilares y cimientos.
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Y entonces miro a los culpables de todo aquello, a los pol¨ªticos de uno y otro y otro partido, y a sus compa?eros de viaje ¡ªbanqueros, empresarios y hasta sindicalistas¡ª, y comprendo que s¨ª, que formaban parte de una casta alejada de los ciudadanos por su poder, sus relaciones, sus privilegios, sus vidas acolchadas. Y que a muchos de ellos, a much¨ªsimos, les import¨® infinitamente m¨¢s su partido ¡ªen el mejor de los casos¡ª y/o sus propios intereses ¡ªen el peor¡ª que la construcci¨®n de una sociedad justa y sana. (Adem¨¢s de la vanidad halagada por los coches oficiales, los buenos restaurantes y los subalternos abriendo las puertas.)
?Se han comportado as¨ª todos los que han participado en la pol¨ªtica espa?ola en las ¨²ltimas d¨¦cadas? Sin duda alguna, no. Pero cabe preguntarse hacia d¨®nde desviaban sus miradas los decentes mientras los de al lado, amparados por los mastod¨®nticos aparatos de sus partidos, ment¨ªan, ejerc¨ªan el nepotismo, malgastaban o robaban. ?Cu¨¢ntos cargos pol¨ªticos se habr¨¢n callado las tropel¨ªas de los compa?eros para no perjudicar a los suyos? Es triste reconocer que fue la complicidad por acci¨®n o por omisi¨®n de la inmensa mayor¨ªa de esas personas a las que un d¨ªa concedimos nuestra confianza y a las que mantuvimos con nuestro esfuerzo, pag¨¢ndoles los sueldos y los privilegios, la que dio como resultado este no-proyecto de pa¨ªs, esta masa mugrienta de intereses, salpicada por ciertas actuaciones acertadas cuyos valores hay que reconocer.
No son s¨®lo los pol¨ªticos los responsables de todo lo que nos ha ocurrido. Lo somos tambi¨¦n los ciudadanos
Claro que no son solo los pol¨ªticos los responsables de todo lo que nos ha ocurrido. Lo somos tambi¨¦n los ciudadanos, que decidimos durante aquellos a?os de supuesta bonanza desentendernos de nuestras obligaciones como miembros de una comunidad democr¨¢tica. Decidimos pensar, tal vez porque era lo m¨¢s c¨®modo, que la democracia consist¨ªa en depositar nuestro voto cada cuatro a?os y retirarnos luego a nuestro mundo privado, olvid¨¢ndonos de que a quienes tienen el poder siempre hay que vigilarlos muy de cerca, organizando para ello una aut¨¦ntica sociedad civil. Renunciamos a nuestro propio poder, y facilitamos as¨ª que los pol¨ªticos secuestraran nuestra representaci¨®n y traicionaran nuestras necesidades.
Por fortuna, ese tiempo se acab¨®. Si algo bueno ha tenido la crisis es que nos ha hecho despertar de la larga siesta de hipotecas y buen vivir ¡ªque cre¨ªamos garantizada para siempre¡ª y nos ha obligado a enfrentarnos a nuestros demonios. Hemos visto c¨®mo la construcci¨®n sin cimientos se nos ca¨ªa encima, y ahora nos toca recoger los escombros. Nos ha llegado el momento de dejar de sentirnos v¨ªctimas para pasar a la acci¨®n, arremangarnos y limpiar toda la basura que nos han dejado los pol¨ªticos c¨ªnicos, mal preparados y/o delincuentes. El momento de ejercer no la pol¨ªtica de los pol¨ªticos, sino la de los ciudadanos comunes de este siglo XXI que est¨¢ exigiendo a gritos nuevas formas de gobierno que tengan que ver con la decencia, el sentido com¨²n y una infinita, infinita empat¨ªa.
?ngeles Caso es escritora e historiadora. Es candidata a las elecciones al Ayuntamiento de Oviedo en el puesto n¨²mero 13 de la candidatura de unidad popular Somos Oviedo/Uvieu.
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