Reparto de cargas

La Comisi¨®n Europea ha elaborado por fin un programa para una gesti¨®n com¨²n de la inmigraci¨®n. De acuerdo con lo pactado por los jefes de Estado en la cumbre de abril, Europa dispone ya de una agenda clara y un plan de acci¨®n basado tanto en la solidaridad como en la corresponsabilidad. Es, sin duda, un gran paso adelante; pero ahora tiene que acertar en la concreci¨®n de las medidas, que deben ser aprobadas la semana pr¨®xima por los ministros de Exteriores de la UE, y en junio por los jefes de Estado y de Gobierno. Aunque la emergencia que se vive en el Mediterr¨¢neo apremia, hay margen para un debate sereno sobre la mejor forma de aplicar el programa, de manera que la gesti¨®n de la emigraci¨®n no se convierta en combustible electoral para los partidos xen¨®fobos.

El programa tiene tres pilares: el control de fronteras y la acogida de inmigrantes, el reparto de refugiados y la lucha contra las mafias. En el primer frente hay que celebrar la decisi¨®n de coordinar los dos programas que ahora se ocupan del control de fronteras, Frontex y Poseid¨®n, y de triplicar sus recursos. Aunque, como concesi¨®n a Gran Breta?a, no se haya cambiado la naturaleza de su misi¨®n, se entiende que asumir¨¢ tambi¨¦n el rescate de n¨¢ufragos. Europa no puede seguir mirando a otro lado mientras miles de personas se ahogan intentando llegar a ella.

En el segundo pilar, la Comisi¨®n ha sido valiente al proponer un reparto equitativo de los refugiados seg¨²n cuotas preestablecidas. Este enfoque es el m¨¢s id¨®neo: permite mancomunar el esfuerzo y dar seguridad al proceso, y tambi¨¦n contribuye a la cohesi¨®n del propio proyecto europeo. Pero habr¨¢ que ver si los criterios de reparto son suficientemete equitativos. En 2014 se recibieron en la UE 626.000 peticiones de asilo, de las que solo 184.000 fueron aceptadas. Esta cifra puede mantenerse e incluso aumentar. Hay que tener en cuenta que el 37% de los solicitantes eran fugitivos de Siria, y otro 17% eran personas que hu¨ªan de Afganist¨¢n, Iran e Irak.

La Comisi¨®n propone un reparto ponderado que tiene en cuenta el PIB, la poblaci¨®n, la tasa de paro y el n¨²mero de solicitudes recibidas y atendidas en los ¨²ltimos a?os. De acuerdo con ese baremo, Espa?a pasar¨ªa a ser el cuarto pa¨ªs de la UE con mayor cuota: de la actual del 0,9% al 9%. Eso significa que, en el hipot¨¦tico caso de que se aceptaran todas las solicitudes, Espa?a tendr¨ªa que asumir hasta 60.000 refugiados al a?o, una cifra muy elevada para las posibilidades reales. Parece justo que la cuota de Alemania, que ahora asume en solitario un tercio de todos los refugiados, se reduzca hasta el 18%, igual que la de Suecia, que pasar¨ªa del 14% al 2,9%. Pero tambi¨¦n deber¨ªan colaborar pa¨ªses como Gran Breta?a, Irlanda o Dinamarca, que se oponen al reparto y est¨¢n dispuestos a acogerse a la cl¨¢usula de exclusi¨®n prevista en el Tratado de Lisboa.

Con las correcciones que sean pertinentes, un reparto de refugiados por cuotas es justo, siempre que, en contrapartida, tambi¨¦n se repartan las cargas de la inmigraci¨®n econ¨®mica, que afecta especialmente a Italia, Grecia, Espa?a y Malta. Este es el punto menos acertado del plan, porque se basa en la voluntarista idea de que todos los inmigrantes que no puedan acogerse al estatuto de refugiado sean repatriados. Eso es lo que rige ya ahora, y sin embargo, la tasa de retorno no llega al 40% de los que tienen una orden de expulsi¨®n. En todo caso, la decisi¨®n de relanzar la carta azul para contratar en origen es oportuna. Europa tiene que hacer un gran esfuerzo para canalizar la inmigraci¨®n por cauces legales y convencer a los ciudadanos de que es necesaria para cubrir las necesidades de una sociedad en franco declive demogr¨¢fico.