Concierto ciudadano

El l¨ªder de Ciudadanos (C¡¯s), Albert Rivera, se ha reafirmado estos d¨ªas en su propuesta de eliminar el sistema singular de financiaci¨®n de los territorios forales: el Convenio de Navarra y los Conciertos de las provincias vascas. Ya lo hab¨ªa dicho hace algunas semanas, suscitando el rechazo de todos los partidos de esos territorios, con independencia de su orientaci¨®n ideol¨®gica o nacional. Los sondeos realizados en el Pa¨ªs Vasco, donde el domingo se eligen los respectivos Parlamentos provinciales, y en Navarra, que elige la C¨¢mara foral, han registrado ese rechazo, en perjuicio de C¡¯s; pero el tema apenas ha provocado debates sobre la financiaci¨®n auton¨®mica en su conjunto pese a ser un asunto central en el desencadenamiento de la crisis rupturista catalana, que sigue siendo el m¨¢s grave problema pol¨ªtico pendiente.

El sistema de Conciertos-Convenios consiste en esencia en que las instituciones concernidas recaudan todos los impuestos y pagan al Estado una cantidad global, el cupo, como aportaci¨®n anual a los gastos del Estado relativos a competencias no transferidas a esas comunidades. Este mecanismo de autonom¨ªa financiera forma parte de los llamados en la Constituci¨®n ¡°derechos hist¨®ricos¡± de los territorios forales. Pese a su car¨¢cter anacr¨®nico en varios sentidos, la Constituci¨®n los reconoci¨® por una raz¨®n de oportunidad pol¨ªtica: Franco los hab¨ªa suprimido en Bizkaia y Gipuzkoa pero mantenido en ?lava y Navarra: la democracia, se dijo, no puede conceder menos de lo que en este terreno admiti¨® la dictadura.

El resultado de la aplicaci¨®n del mecanismo Concierto-cupo ha resultado muy favorable para los territorios forales, que han dispuesto de una capacidad de gasto superior, seg¨²n c¨¢lculos, en hasta un 60% a la media de las comunidades de r¨¦gimen com¨²n. Pero ello no se ha debido esencialmente a una mayor recaudaci¨®n tributaria sino al c¨¢lculo muy ventajoso del cupo. Para fijarlo se estableci¨® en 1981 un porcentaje que ven¨ªa a ser el de la participaci¨®n del PIB vasco (o navarro) en el del conjunto de Espa?a y que no se ha modificado desde entonces: el 6,24% en el caso del Pa¨ªs Vasco.

El cupo vasco supone por tanto el 6,24% de las partidas del presupuesto estatal destinadas a Ej¨¦rcito, Servicio Exterior y dem¨¢s competencias del Estado no transferibles. Con la particularidad de que entre esas competencias no se considera la relativa a garantizar la igualdad b¨¢sica de servicios en todo el territorio nacional. Lo que de menos se paga al Estado por esta v¨ªa es un excedente a disposici¨®n de las Administraciones forales. Es por tanto un privilegio que seg¨²n algunos expertos supone el equivalente al 4% del PIB del Pa¨ªs Vasco. Es ese cupo el que est¨¢ infravalorado y habr¨ªa que revisar. No el concierto en s¨ª mismo, un sistema de financiaci¨®n que es en principio neutral a esos efectos, sino el de fijaci¨®n del cupo.

Albert Rivera, que ha sabido ver que el principal problema pol¨ªtico de Espa?a requiere una pol¨ªtica de Estado, y en todo el Estado, ha tenido el valor de plantear la necesidad de esa revisi¨®n, pero tal vez no ha sabido formular el objetivo preciso de la misma. Cuando el nacionalismo catal¨¢n amenazaba con reclamar la independencia si no se le reconoc¨ªa una financiaci¨®n </CF>no condicionada por su aportaci¨®n a la solidaridad territorial, estaba demandando un Concierto como el vasco. Pero la igualaci¨®n fiscal entre catalanes y vascos no pasa por extender el privilegio insolidario, y tampoco por eliminar los Conciertos, sino por hacer compatible su mantenimiento con la aportaci¨®n responsable a las pol¨ªticas redistributivas de las que depende la cohesi¨®n territorial y social sin la que no puede haber autonom¨ªa pol¨ªtica.