No son libres
La mayor¨ªa de las mujeres que se dedica a la prostituci¨®n ha sido v¨ªctima de abusos sexuales y de malos tratos durante la infancia o la juventud
El debate nunca se ha ido del todo, pero va a volver de un momento a otro con toda la fuerza. Ciudadanos lo est¨¢ removiendo, y las feministas no tardar¨¢n ni un minuto en morder el anzuelo. ?Legalizamos o no la prostituci¨®n?
Posturas las hay para todos los gustos. Incluso dentro de la izquierda, que tradicionalmente ha defendido a las se?oras afectadas por el tr¨¢fico de mujeres, hay divisiones importantes.
En todo caso hay dos formas extremas de abordar el asunto. La primera, que es la de la libertad absoluta, acaba convirti¨¦ndose en una discusi¨®n sobre salud sexual y sobre pago de IVA (todav¨ªa no he le¨ªdo ninguna opini¨®n sobre el porcentaje de valor a?adido que tiene el sexo, es imperdonable).
La segunda es la que tiene m¨¢s relevancia desde mi punto de vista nada profesionalizado. Y es la de las mujeres que se dedican a la prostituci¨®n, las putas.
Resulta que, por encima del hermoso discurso de las mujeres que pueden ofrecer su cuerpo en libertad, la mayor¨ªa de las que se dedican a eso han sido v¨ªctimas de abusos sexuales y de malos tratos durante la infancia o la juventud temprana. Y un enorme porcentaje trabaja en ese sector porque las mafias las obligan.
Luego nos queda imaginar lo que no es imaginable, que es la cantidad de virguer¨ªas que los clientes obligan a hacer a estas profesionales libres.
Espa?a est¨¢ llena de bares de carretera con neones que anuncian las maravillas que los hombres solos pueden encontrar. Mujeres rubias del este o morenas de Brasil. Todas libres, todas guarras. Todas un sue?o.
Y todos los que se aprestan a consumir semejante mercanc¨ªa, gente desprovista de la menor decencia.
No entiendo que se pueda debatir mucho sobre esto. Hay decenas de miles de putas en Espa?a que son v¨ªctimas de las redes delincuenciales. No s¨¦ si hay alguna que venda su cuerpo en libertad fuera del matrimonio, que ah¨ª s¨ª las hay. Hay que debatir c¨®mo se golpea con m¨¢s fuerza a los traficantes de personas. Y el caso de las putas es el m¨¢s llamativo.
Una cosa tiene que quedar clara: no hay putas libres.
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