Janusz Prusinowski y el renacer de la mazurca
En Polonia se fortalecen contextos en los que nuevos artistas se encuentran con los maestros de su m¨²sica tradicional
En las ¨²ltimas d¨¦cadas del siglo XX era habitual que los reg¨ªmenes totalitarios se apropiaran de las manifestaciones culturales del pueblo para generar espect¨¢culos de loor a la naci¨®n suplantando su m¨²sica popular. Con la ca¨ªda de esos reg¨ªmenes lleg¨® tambi¨¦n el desprecio por los aut¨¦nticos portadores de ese legado art¨ªstico. Los m¨²sicos rurales no ten¨ªan voz en el r¨¦gimen anterior y, tras su ca¨ªda, eran ignorados al percibirse la m¨²sica tradicional como asociada a un modelo pol¨ªtico caduco y antidemocr¨¢tico. Este menosprecio vino a sumarse a la delicada situaci¨®n de la cadena de transmisi¨®n intergeneracional directa del arte popular que, en la mayor¨ªa de pa¨ªses industrializados, empez¨® a romperse en el momento en el que se generaliz¨® el uso de la maquinaria agraria para quedar hecha trizas con el posterior ¨¦xodo rural.
Sin embargo, en Polonia, durante los ¨²ltimos a?os se han ido generando y fortaleciendo contextos en los que nuevos artistas se encuentran con esos viejos maestros. Son j¨®venes de ciudad que aprenden desde un profundo respeto y con el ansia de atrapar lo que saben que va a ser ef¨ªmero para hacerlo perdurar: una m¨²sica que induce al encuentro, al baile y a la comuni¨®n, que llama a la esencia m¨¢s ancestral y tribal del ser humano, al tiempo que su calidad est¨¦tica ha sido b¨¢sica para creaciones musicales que son iconos del arte m¨¢s exquisito, como la obra de Chopin.
Ten¨ªamos delante un fen¨®meno precioso y nos empobrece much¨ªsimo que no lo conozcamos de verdad
En aquel marco de menosprecio por la tradici¨®n musical rural, Janusz Prusinowski, ya activo multiinstrumentista y compositor prometedor, entra en contacto a comienzos de los a?os noventa con una pel¨ªcula documental que cambiar¨¢ su vida, la de muchos de esos viejos m¨²sicos rurales y propiciar¨¢ el nacimiento de una nueva generaci¨®n de artistas.
La mencionada pel¨ªcula era parte del trabajo de Andrzej Bie¨½kowski en su editorial Muzyka Odnaleziona (m¨²sica perdida-encontrada). Andrzej, reconocido pintor, sacrific¨® su futuro, su prestigio y el respeto de sus colegas de la Academia de Bellas Artes de Varsovia para transmitir a sus compatriotas ese tesoro que ten¨ªan en la m¨²sica rural de la Polonia central. ¡°Ten¨ªamos delante un fen¨®meno precioso, important¨ªsimo, que era art¨ªsticamente del nivel m¨¢s alto y nos empobrece much¨ªsimo el hecho de que no lo conozcamos de verdad¡±, manifiesta Andrzej. En los a?os setenta Andrzej compr¨® una casa de campo en Ulaski Grzmi?ckie para poner su taller de pintura. Cuando paseaba por los alrededores se encontraba con gente, con historias, le invitaban a su casa y, as¨ª, encontr¨® a los primeros violinistas rurales. No habr¨ªa sido posible llegar a ese mundo de otra manera: a estas personas no las pod¨ªas o¨ªr en la radio. ¡°Era una cultura que no exist¨ªa: Vivimos juntos pero separados¡±.
Seg¨²n Andrzej, la reacci¨®n de la gente del pueblo ante su inter¨¦s era sorprendente. Se trataba de una generaci¨®n nacida hacia el final de la Primera Guerra Mundial, gente mayor que ya dej¨® de ser necesaria.Estaban llenos de fuerzas creativas y nadie les quer¨ªa escuchar. Gente como Jan Gaca, uno de los m¨¢s reconocidos y a?orados m¨²sicos rurales. Cuando Andrzej llegaba all¨ª con equipos de grabaci¨®n y el pueblo ve¨ªa que estos artistas eran valorados, sub¨ªa su prestigio. ¡°Sin embargo, la reacci¨®n de la sociedad art¨ªstica y de los ambientes intelectuales universitarios era horrible. Todo lo que les contaba lo trataban como si fuera cosas de un tipo un poco trastornado".
A comienzos de los noventa, Janusz Prusinowski y otros m¨²sicos como Witek Broda o Maciej ?urek, conocen el trabajo de Andrzej a trav¨¦s de una de sus pel¨ªculas. Janusz abandona su plan de estudiar composici¨®n en Cracovia para consagrar su vida a la mazurca original del centro de Polonia. Cuando se le cuestiona por qu¨¦ es importante mantener viva esta m¨²sica, Janusz indica que es la misma raz¨®n por la cu¨¢l es importante mantener la conexi¨®n y la relaci¨®n con las generaciones pasadas, con las familias y con la gente que ya muri¨®. ¡°Es una pregunta general sobre por qu¨¦ la tradici¨®n es importante. En la parte musical, es muy sencillo: porque es m¨²sica bonita y debe ser tocada y bailada.¡±
A finales de 2014, el Ministerio de Cultura polaco concedi¨® a Janusz la medalla de bronce Gloria Artis y actu¨® con su Kompania ante el presidente del Gobierno. A mediados de mayo de 2015, la misma instituci¨®n le otorg¨® el premio anual en la categor¨ªa de cultura tradicional. En abril tuvo lugar en Varsovia la sexta edici¨®n primaveral del festival ideado y dirigido por Janusz, Mazurcas del Mundo, congregando a miles de personas. Recientemente ha actuado con su grupo por primera vez en Espa?a, tras recorrer medio mundo con sus mazurcas durante la ¨²ltima d¨¦cada.
La reacci¨®n de la sociedad art¨ªstica que me rodeaba y de los ambientes intelectuales universitarios era horrible
Pero en estos 20 a?os Janusz tambi¨¦n ha tenido que hacer importantes sacrificios: ¡°Yo he sacrificado no ganar dinero y vivir en un mundo que parec¨ªa estar desapareciendo. A veces es casi como una verg¨¹enza decir que tocas folk o m¨²sica tradicional polaca: ¡®Que tocas ?qu¨¦?, ?esos aburridos y est¨²pidos obereks?¡¯, por ejemplo. La gente no se imagina lo que es, no lo aprecian. Enseguida piensan en la falsa m¨²sica tradicional producida en tiempos del comunismo, con grandes grupos y orquestas, bailarines profesionales bailando deprisa y dando saltos muy altos. Esa es una de las cuestiones por las que la gente deja de apreciar esta m¨²sica: porque era aburrida y porque estaba asociada a la propaganda comunista. Pero eso tiene muy poco que ver con la m¨²sica de los violinistas rurales.¡±
Julia Migdalska naci¨® en 2000. Conoce a Janusz a sus nueve a?os en uno de los talleres con viejos maestros que se organizan en el festival. Hasta ese momento la m¨²sica tradicional le resultaba totalmente desconocida. Al preguntarle por sus objetivos indica que quisiera convertirse en parte de esta tradici¨®n. "Quisiera que la m¨²sica fuera siempre parte de mi vida. Una vez, Jan Gaca, el mejor m¨²sico rural que he conocido, me cogi¨® las manos y dijo que quisiera que, cuando ¨¦l ya se hubiera ido, una parte de su m¨²sica se quedara en los corazones de la generaci¨®n joven. Despu¨¦s me abraz¨® y dijo que fuera a su casa de vacaciones y ¨¦l me ense?ar¨ªa m¨¢s composiciones. Creo que uno de mis objetivos es cumplir el sue?o de don Jan.¡±
Julia es optimista respecto al futuro de la m¨²sica tradicional en Polonia. ¡°Aunque la generaci¨®n mayor de los m¨²sicos rurales poco a poco se va, la m¨²sica tradicional se quedar¨¢ a¨²n muchos a?os m¨¢s. Actualmente la aprende mucha gente joven, algunos padres traen a sus ni?os a los talleres y festivales . Gracias a esto esta m¨²sica se quedar¨¢ en nuestro pa¨ªs. Janusz ha hecho much¨ªsimo por la m¨²sica tradicional".
Jan Gaca es recordado con emoci¨®n no solo por Julia. Tambi¨¦n para Janusz su memoria est¨¢ cargada de agradecimiento y cari?o. Su fallecimiento en 2013 es un paso m¨¢s hacia la desaparici¨®n de ese mundo. Sin embargo, el aislamiento y la falta de recursos materiales de peque?os pueblos, como Ga?ki Rusin¨®wskie, ha hecho posible que a¨²n podamos encontrar personas que han vivido siempre con la m¨²sica tradicional como compa?era inseparable en la cotidianidad.
Maria Siwiec nace en 1959 en esa peque?a localidad de la regi¨®n de Mazovia. A pesar de su relativa juventud, ha vivido acompa?ada de la m¨²sica tradicional en la pr¨¢ctica totalidad de sus quehaceres. Ella colabora con su voz en buena parte de los temas del ¨²ltimo disco del grupo de Janusz Prusinowski, Po kolana w niebie. ¡°Cant¨¢bamos al llevar a pastar a las vacas, al volver a casa despu¨¦s de trabajar en el campo, en casa cuando las mujeres se reun¨ªan para preparar las plumas de oca para hacer edredones o almohadas, durante las veladas de m¨²sica cuando, despu¨¦s de los trabajos de las plumas o de hilar el lino y la lana, los j¨®venes organizaban ¡®la m¨²sica': llamaban a un m¨²sico y bailaban". Maria se lamenta de que las personas de su entorno cercano no aprovechen la posibilidad de cantar juntos, de practicar. Pero percibe ¡°un fuerte inter¨¦s de un gran n¨²mero de estudiantes polacos y extranjeros que a menudo vuelven para escucharlay para cantar juntos. "Son m¨¢s la gente de ciudad los que quieren conocer los cantos tradicionales. Y precisamente es gracias a ellos que sobrevivir¨¢, espero, toda la belleza de la m¨²sica regional tradicional y sus cantos".
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